jueves, 28 de diciembre de 2017

Devociones: "Honrar a Dios".

[Jesús dijo:] el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto.....
                                         (Juan 15:5)

    La reunión en la Iglesia estaba en pleno desarrollo. Esa mañana, nos visitaban algunas personas por primera vez. El predicador iba por la mitad del sermón, cuando observé que una de las visitas salía. Sentí curiosidad y preocupación; entonces, salí detrás de ella.
   "¡Qué pronto se está yendo----le dije mientras  me acercaba---. ¿Hay algo en que pueda ayudarla? ". Fue sincera y directa: "Sí, ¡mi problema es ese sermón! No estoy de acuerdo con lo que dice el predicador". Él había dicho que, sea lo que sea que logremos en la vida, el reconocimiento y la alabanza le pertenecen a Dios. Quejándose, la mujer agregó: "Al menos, ¡merezco que se me atribuya algo de reconocimiento por mis logros! ".
    Le expliqué lo que el pastor quería decír: las personas sí merecen reconocimiento y aprecio por lo que hacen. No obstante, nuestros dones y talentos provienen de Dios; por eso, la gloria le pertenece a Él. Aun Jesús, el Hijo de Dios, declaró: "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre" (Juan 5:19). Y a sus seguidores, les dijo: "separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).
    Reconocemos que el Señor es quien nos ayuda a llevar a cabo todas las cosas.


                                 Hacer la voluntad de Dios lo glorifica. 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Devociones: "Ministerio de Reconciliación".

".....siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.....".
                                           (Romanos 5:10)

   Mientra Martín Luther King JR. predicaba un domingo por la mañana en 1957, intentaba resistir la tentación de contraatacar a una sociedad sumergida en el racismo. "¿Cómo puedes amar a tus enemigos?---le preguntó a la congregación---. Comienza por ti mismo. [...]. Cuando se presente la oportunidad de derrotarlos, ese es el momento en que no debes hacerlo".
     King citó las palabras de Jesús: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos" (Mateo 5:44-45).
   Al pensar en quienes nos dañan, es sabio recordar que nosotros también éramos enemigos de Dios (Romanos 5:10). Pero Él "nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación" (2 Corintios 5:18). Ahora tenemos una obligación santa: "nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación" (2 Corintios 5:19). Debemos llevar este mensaje al mundo.
    Las tensiones políticas y raciales no son nada nuevo, pero la tarea de la Iglesia es evitar las divisiones. No debemos atacar a quienes tienen opiniones diferentes o, incluso, buscan destruirnos. Nuestro "ministerio de la reconciliación" imita el corazón de siervo generoso de Cristo.

  "El odio destruye al que odia, al igual que al que es odiado". 

martes, 26 de diciembre de 2017

Devociones: "¡Agárrate Fuerte! ".

                "Ya pronto vengo. Lo que tienes, no lo sueltes....".
                                        (Apocalipsis 3:11)

      Un amigo mio vaquero, creció en un rancho en Texas y tiene muchos dichos interesantes. Uno de los que más me gusta es: "No se necesita mucha agua para hacer buen café. También, cuando alguien abarca más de lo que puede o tiene algún problema, exclama: "¡Agárrate fuerte! ", con lo cual quiere decir: "¡Aguanta! " ¡Ya llega la ayuda! ".
    En apocalipsis, encontramos cartas "a las siete Iglesias que están en Asia" (Apocalipsis 2:3). Esos mensajes de Dios están repletos de ánimo, reprensiones y desafíos, y nos hablan hoy a nosotros tal como lo hicieron a sus receptores en el primer siglo.
    En ellas, aparecen estas frases: "lo que tenéis, retenedlo" y "retén lo que tienes". A la Iglesia de Tiatira, el Señor le dijo que retuviera lo que tenía hasta que Él viniera (Apocalipsis 2:25), y a la Iglesia de Filadelfia, que hiciera lo mismo porque Él vendría pronto y la recompensaría (Apocalipsis 3:11). En medio de grandes pruebas y opiniones, aquellos creyentes se aferraron a las promesas de Dios y perseveraron en la fe.
    Cuando atravesamos circunstancias difíciles y las tristezas superan las alegrías, Jesús exclama: "¡Aguanta! ¡Aférrate a mis promesas! ¡Ya llega la ayuda! ". Y ante tal promesa, puedes agarrarte fuerte por medio de la fe y regocijarte.

  La promesa del retorno de Cristo nos incentiva a perseverar en la fe.  

lunes, 25 de diciembre de 2017

Devociones: "Alarmas recordatorias".

Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano.
                                       (Salmo 37:24)

   El reloj de la torre de Westminster, que contiene la famosa campana conocida como Big Ben, es un ícono de Londres, en Inglaterra. La tradición dice que la melodía se tomó de la sección "yo sé que mi Redentor vive", del Mesías de Handel. Con el tiempo, se le agregaron palabras y las colocaron junto al reloj:

                              Señor en esta hora, sé tú nuestro guía;
                           para que, por tu poder, ningún pie resbale.

  Estas palabras aluden al Salmo 37: "Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no  quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano. (Salmo 37:23-24). Observa la íntima participación de Dios en la vida de sus hijos: "el Señor se deleita en su camino" (v.23). Y agrega: "La ley de su Dios está en su corazón; no vacilan sus pasos" (v.31).
   ¡Qué maravilloso! El Creador del universo no solo nos sostiene y nos ayuda, sino que también se interesa profundamente por cada instante de nuestra vida. Con razón el apóstol Pedro podía invitarnos con confianza a "[echar] toda [nuestra] ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de [nosotros]" (1 Pedro 5:7). Cuando la certeza de su cuidado resuena en nuestro corazón, cobramos ánimo para enfrentar todo lo que se presenta en nuestro camino.

        El lugar más seguro es estar tomado de la mano de Dios. 

sábado, 23 de diciembre de 2017

Devociones: "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás".

                "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás".
                                              (Jonás 3:1)

      Aquí tenemos un mensaje que resplandece con esperanza y promesa: Dios no desecha al hombre que fracasa.
    La Biblia describe los fracasos de David con crudo realismo. Cuando los leemos, nos sentamos en el polvo junto a él y ardemos de vergüenza. Pero David sabía cómo entrar a la presencia del Señor y arrepentirse de todo corazón. Dios tenía todavía planes para David. Le perdonó, y restauró a una vida fructífera.
   Jonás fracasó cuando debió responder al llamado misionero de Dios y acabó en el vientre de un enorme pez. Dentro de aquel animado submarino aprendió a obedecer. Cuando Dios lo llamó por segunda vez, de inmediato se puso en camino a Nínive, predicó el juicio inminente, y vio a toda la ciudad sumergida en el más profundo arrepentimiento.
    Juan Marcos tuvo un brillante comienzo con Pablo y Bernabé, pero después se escabulló y volvió a su casa. Sin embargo, Dios no lo abandonó. Más tarde Marcos volvió a la batalla, recuperó la confianza de Pablo, y fue encomendado para recibir el Evangelio del Siervo Infalible.
   Pedro le falló al Señor, a pesar de que prometió ser fiel hasta la muerte. Cualquiera lo daría por perdido argumentando que un pájaro con el ala rota nunca más podría volar tan alto. Pero Dios no lo descartó y Pedro voló a alturas inesperadas. En Pentecostés abrió las puertas del reino a más de 3.000 personas. Trabajó incansablemente y sufrió una y otra vez a manos de sus perseguidores. Escribió las dos epístolas que llevan su nombre y finalmente coronó con el martirio una vida gloriosa de servicio.
   Así que cuando se trata del servicio, Dios es el Dios de la segunda oportunidad. No nos desecha cuando ve que fracasamos. Siempre que encuentra un corazón contrito y humillado, se inclina para levantar la cabeza de Su soldado caído.
     Sin embargo, esto no debe tomarse como pretexto para aprobar el pecado o el fracaso. La amargura y el remordimiento que resultan  de fallarle al Señor son un freno suficiente.
    Tampoco quiere decir que Dios da al pecador no arrepentido una segunda oportunidad después de esta vida. Con la muerte sobreviene un fin terrible y definitivo. Para el hombre que muere en sus pecados la espantosa sentencia es: "En el lugar que el árbol cayere, alli quedará" (Eclesiatés 11:3). 

viernes, 22 de diciembre de 2017

Devociones: "Corramos con paciencia la carrera......".

        "Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".
                                            (Hebreos 12:1b)

    Son muchos los que tienen una idea excesivamente idealista de la vida cristiana. Suponen que ésta debe ser una serie ininterrumpida de experiencias sublimes. Leen libros y revistas cristianas, escuchan testimonios de sucesos dramáticos y sacan en conclusión que éste es el todo en la vida. En el mundo de sus sueños, no hay problemas, angustias, pruebas y perplejidades. No hay que trabajar duro, no hay rutina ni monotonía. Se trata del "séptimo cielo". Cuando se dan cuenta de que su vida no encaja en este modelo, se sienten desanimados, desilusionados y en desventaja.
    Sin embargo, estos son los factores verdaderos. La mayor parte de la vida cristiana es lo que G. Campbell Morgan llama: "el camino de la perseverancia laboriosa haciendo cosas aparentemente pequeñas". Así es como lo veo: Después de entregarse a muchas tareas insignificantes, a largas horas de estudio disciplinado y al servicio diligente sin resultados aparentes, nos preguntamos desconcertados, "¿Realmente se está logrando algo? " Es entonces cuando el Señor nos hace llegar alguna señal de estímulo, alguna respuesta maravillosa a la oración, alguna palabra clara que nos indica el camino. Nos sentimos fortalecidos y reanudamos la marcha para llegar un poco más allá.
     La vida cristiana es una carrera de larga distancia, no de 100 metros lisos, y necesitamos resistencia para correrla. Es importante comenzar bien, pero lo que realmente cuenta es la resistencia que nos capacita para terminarla cubiertos de gloria.
     Enoc siempre tendrá un lugar de honor en los anales de la paciencia. Caminó con Dios----pensemos en esto----por 300 años (Génesis 5:22). Pero no pensemos que aquellos fueron años de puro brillo o de emoción ininterrumpida. En un mundo como el nuestro, resultó inevitable tener su porción de padecimientos, perplejidades y hasta persecuciones. Pero Enoc no se cansó de hacer el bien. Resistió hasta el fin.
     Si alguna vez te sientes tentado a retroceder, recuerda las palabras de (Hebreos 10:36) que dice: "porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa".
                                   Una vida noble no es un resplandor 
                                      De gloria repentina ya ganada
                                       Sino el sumar de dia en dia
                              En los que la voluntad de Dios es efectuada.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Devociones: "No con ejército, ni con fuerza, sinoi ocn mi Espíritu".

"No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos".
                                          (Zacarías 4:6)

    Este versículo contiene la importante verdad de que la obra del Señor no se lleva a cabo por medio de la fuerza y el ingenio humano sino por el Espíritu Santo.
     Lo vemos en la caída de Jericó. No fue el ejército de Israel el que hizo que las murallas cayeran. Fue el señor quien entregó la ciudad en sus manos cuando los sacerdotes tocaron las trompetas siete veces.
     Si hubiera despedido de un enorme ejército, Gedeón nunca habría derrotado a los madianitas, ya que su ejército había sido reducido a tan sólo 300 hombres. Y su armamento poco convencional consistía en cántaros de barro con antorchas en su interior. Sólo el Señor pudo haberles dado la victoria.
   Elías eliminó deliberadamente cualquier posibilidad de que la fuerza o el poder humano pudieran prender fuego al altar, derramando sobre él doce cántaros de agua. Cuando el fuego descendió, no hubo lugar a duda en cuanto a su origen divino.
    Abandonados a su propio ingenio, los discípulos no pudieron pescar nada durante toda la noche. Esto dio oportunidad para que el Señor les mostrara que debían buscarle si querían ser verdaderamente eficaces en el servicio.
   Es fácil que pensemos que el dinero es la necesidad más grande en el servicio cristiano. En realidad, esto no es así, y nunca lo será. Hudson Taylo tenía razón cuando decía que no debemos temer a la falta de dinero, sino a la abundancia no consagrada del mismo.
      O recurrimos a pilitiquería, a programas proporcionales muy dinámicos, a la manipulación psicológica de la gente o a una astuta oratoria. Nos entregamos a vastos programas de construcción y a edificar un imperio de organización, pensando vanamente que éstas son las claves del éxito.
    Pero la obra de Dios no avanza con el poder, ni con la fuerza, ni con cualquiera de estas cosas. Es con el Espíritu del Señor.
    Mucha de las llamada "obra cristiana" en nuestros días podría continuar sin el Espiritu Santo. Pero la verdadera obra cristiana es la que hace que Él sea lo indíspensable cuando se libra la batalla espiritual, no con armas carnales sino con oración, fe y la Palabra de Dios.    

sábado, 16 de diciembre de 2017

Devociones: "Conversión Continua".

".....si no os volvéis y os hacéis como niños, de ningún modo entraréis en el reino de los cielos".
                                          (Mateo 18:3)

     Estas palabras de nuestro Señor se refieren a nuestra conversión inicial, pero deberíamos seguir acudiendo a Dios como niños, convirtiéndonos continuamente cada día de nuestras vidas. Si confiamos en nuestras propias capacidades, en lugar de en las de Dios, produciremos consecuencias por las cuales Dios nos tendrá como responsables. Cuando Dios por Su soberanía, nos introduce en situaciones nuevas, deberíamos de inmediato cerciorarnos de que nuestra vida natural se somete a la espiritual, obedeciendo las órdenes del Espíritu de Dios. Sólo porque hayamos respondido positivamente en el pasado no hay garantía de que volvamos a actuar así. La respuesta de lo natural a lo espiritual debería ser una conversión continua, pero ahí es precisamente donde tantas veces rehusamos obedecer. No importa cuál sea nuestra situación, el Espíritu de Dios permanece inmutable y Su salvación, inalterada. Pero debemos "vestirnos del hombre nuevo....." (Véase Efesios 4:24). Dios nos considera responsables cada vez que rehusamos convertimos a nosotros mismos, y ve nuestro rechazo como una desobediencia voluntariosa. Nuestra vida natural no debe controlarnos: Dios ha de regir en nosotros.
    Rehusar convertirse continuamente pone una piedra de tropiezo en el crecimiento de nuestra vida espiritual. Hay áreas de voluntariosidad en nuestras vidas  en las que  nuestro orgullo derrama menosprecio sobre el trono de Dios y dice: "No pienso someterme". Deificamos nuestra independencia y voluntad y llamamos a ambas cosas por nombres equívocos. Lo que Dios califica como una terca debilidad nosotros lo llamamos fortaleza. Hay áreas enteras de nuestras vidas que no han sido llevadas aún al sometimiento, y esto sólo puede conseguirse a través de esta conversión continua. Con ella, de forma lenta pero segura, podemos reclamar todo el territorio para el Espíritu de Dios.  

sábado, 25 de noviembre de 2017

Devociones: "La ayuda adecuada".

      "Y yo, si soy levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo".
                                                    (Juan 12:32)

    Pocos comprendemos las razones de la muerte de Jesucristo. Si todo lo que necesitan los seres humanos es simpatía, entonces la Cruz de Cristo es un absurdo, y no hay en absoluto necesidad de la misma. Lo que el mundo necesita no es "un poco de amor" sino una cirujía radical.
     Cuando te encuentras cara a cara con una persona que está espiritualmente perdida, recuerda a Jesucristo en la Cruz. Si tal persona puede acceder a Dios de alguna otra manera, entonces la Cruz de Cristo es innecesaria. Si crees estar ayudando a los perdidos con tu simpatía y comprensión, eres un traidor a Jesucristo. Has de mantener tú mismo una relación correcta y adecuada con Él, y derramar tu vida para ayudar a otros a Su manera, y no de una manera humana que deje a Dios de lado. El lema de la religión modernista y mundanal de nuestros días es servir de una manera agradable y sin confrontaciones.
    Nuestra única prioridad ha de ser presentar a Jesucristo crucificado, levantarlo todo el tiempo (1 Corintios 2:2). Toda creencia que no esté arraigada en la Cruz de Cristo conducirá al extravío. Pero si el obrero mismo cree en Jesucristo y está confiando en la realidad de la redención, sus palabras convencerán a los oyentes. Lo sumamente importante es que la relación sencilla del obrero con Jesucristo sea intensa y en aumento. Su utilidad para con Dios depende de esto, y sólo de esto.
    El llamamiento del obrero neotestamentario es denunciar el pecado y revelar a Jesucristo como salvador. No puede ser siempre atrayente y amistoso, sino que debe estar dispuesto a ser firme para llevar a cabo una cirujía radical. Somos enviados por Dios para exaltar a Jesucristo, no para pronunciar discursos elocuentes y agradables. hemos de estar dispuestos a examinar a otros tan profundamente como Dios nos ha examinado a nosotros. Hemos de agudizar nuestros sentidos, prestando atención  a los pasajes de la Escritura que presenta la verdad descarnada y luego aplicarlos sin temor. 

viernes, 24 de noviembre de 2017

Devociones: "La vida más excelente".

"La paz os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe vuestro corazón.....".
                                           (Juan 14:27)

     Cada vez que experimentamos una situación difícil tendemos a dar las culpas a Dios. Pero somos nosotros los que erramos, no Dios. Culpar a Dios es evidencia de que estamos rehusando abandonar alguna desobediencia en alguna parte de nuestras vidas. Pero tan pronto como dejamos el lastre, todo se nos hace tan claro como la luz del día. Siempre que tratamos de servir a dos señores, a nosotros mismos y a Dios, tendremos serías dificultades combinadas con duda y confusión. Nuestra actitud ha de ser la de apoyarnos totalmente en Dios. Cuando lleguemos a este punto, el vivir la vida cristiana se hace cosa fácil. Encontramos dificultades cuando intentamos usurpar la autoridad del Espiritu Santo para nuestros propios propósitos.
    La señal de aprobación de Dios, cuando le obedeces, es la paz. Él nos concede una paz indescriptible, profunda; no una paz natural "como el mundo la da", sino la paz de Jesús. Si la paza no llega, espera hasta que venga, o trata de descubrir por qué no viene. Si estás actuando bajo tu propio impulso, o para ser visto por otros, la paz de Jesús no se hará patente en ti, pues no muestras unidad con Dios, ni confianza en Él. El espíritu de sencillez, claridad y unidad nace por el Espiritu Santo, no por tus decisiones. Dios contrarresta nuestras decisiones voluntariosas con un llamamiento a la sencillez y a la unidad.
    Mis dubitaciones aparecen cuando dejo de obedecer. Pero si obedezco a Dios, aunque surgen problemas, no surgen entre Dios y yo, sino como medio de que mi mente siga examinando asombrada la verdad revelada por Él. Cualquier problema que se interponga entre Dios y yo es el resultado de la desobediencia. Cualquier dificultad que me sobrevenga mientras obedezco a Dios (y habrá muchas) aumenta mi deleite lleno de gozo, porque sé que mi Padre conoce y cuida de mí. De tal forma que puedo observar y anticipar cómo resolverá Él mis problemas. 

jueves, 23 de noviembre de 2017

Devociones: "La ofrenda de lo natural".

"Porque está escrito que Abraham tuvo dos hijos; uno de la esclava, y otro de la libre".
                                           (Gálatas 4:22).

     En este capítulo de Gálatas. Pablo no trata sobre el pecado, sino de la relación de lo natural con lo espiritual. Lo natural sólo puede ser espiritual por la vida del sacrificio. Sin éste, la persona tendrá una vida dividida. ¿Por qué exigió Dios que se sacrificase lo natural? Dios no lo exigió. No es la perfecta voluntad de Dios, sino Su voluntad permisiva. La perfecta voluntad de Dios era que lo natural fuese transformado en espiritual mediante la obediencia. El pecado fue lo que hizo necesario que lo natural fuese sacrificado.
     Abraham tuvo que ofrecer a Ismael ante de ofrecer a Isaac (véase Génesis 21:8-14). Algunos de nosotros estamos intentando ofrecer sacrificios espirituales a Dios antes de haber sacrificado lo natural. La única manera en que podemos ofrecer un sacrificio espiritual a Dios es "presentar [nuestros] cuerpos como sacrificio vivo....(Romanos 12:1). La santificación significa más que ser liberados del pecado: es la entrega deliberada de mí mismo al Dios de mi salvación, y estar dispuesto a pagar el precio que sea necesario.
    Si no sacrificamos lo natural a lo espiritual, la vida natural resistirá y desafiará la vida del Hijo de Dios en nosotros produciendo perturbación. Éste es siempre el resultado de una naturaleza espiritual indisciplinada. Nos equivocamos porque rehusamos tercamente disciplinarnos física, moral o mentalmente. Nos excusamos diciendo: "Cuando era niño no me enseñaron disciplina". ¡Pues disciplínate ahora! Si no lo haces, arruinarás toda tu vida personal para con Dios.
    Dios no está involucrado activamente con nuestra vida natural si continuamos  mimándola y gratificándola. Pero cuando estemos dispuestos a sacarla al desierto y determinados a ponerla bajo control, Dios estará con ella. Entonces proveerá pozos y oasis y cumplirá todas sus promesas para lo natural (véase Génesis 21:15-19).   

lunes, 20 de noviembre de 2017

Devociones: "Santuario del Espiritu Santo".

                  ".....solamente en el trono seré yo mayor que tú".
                                                      (Génesis 41:40)

       Soy responsable delante de Dios por la manera en que controlo mi cuerpo bajo Su autoridad. Pablo dijo: "No desecho la gracia de Dios", es decir, hacerla nula o ineficaz (Gálatas 2:21). La gracia de Dios es absoluta y sin límites, y la obra de la salvación por medio de Jesús es completa y consumada para siempre. No estoy en el proceso de ser salvo: soy salvo. La salvación es tan eterna como el trono de Dios, pero he de poner en funcionamiento o utilizar lo que Dios ha puesto dentro de mí. "Llevad a cabo la obra de vuestra misma salvación"(Filipenses 2:12) significa que soy responsable de utilizar lo que Él me ha dado. Significa también que debo mostrar en mi propio cuerpo la vida del Señor Jesús, no de manera misteriosa o secreta, sino con valentia, abierta y espontáneamente. "Trato severamente a mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre....." ( 1Corintios 9:27). Cada cristiano tiene la oportunidad de colocar su cuerpo bajo un control absoluto para Dios. Dios nos ha dado la responsabilidad de gobernar sobre todo "el santuario del Espíritu Santo", incluyendo nuestros pensam¡entos y deseos (1 Corintios 6:19). Somos responsables  de los mismos, y nunca debemos dejar paso a los extraños. Pero la mayoría de nosotros somos muchos más severos en nuestros juicios acerca de los demás que respecto a nosotros mismos. Disculpamos aquello que nos atañe, mientras condenamos cosas en las vidas de los demás sencillamente porque no sentimos inclinación hacia ellas.
      Pablo dijo: "Os exhorto.....a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo...." (Romanos 12:1). Lo que hemos de decidir es si estamos de acuerdo  o no con nuestro Señor y Maestro en que nuestro cuerpo ha de ser ciertamente Su santuario. Una vez estoy de acuerdo con esto, todas las normas, reglas y demandas de la ley acerca del cuerpo se recapitulan para mí en esta verdad revelada: mi cuerpo es "templo del Espiritu Santo".     

sábado, 18 de noviembre de 2017

Devociones: "La Supremacia de Jesucristo".

                                    "Él me glorificará......".
                                                   (Juan 16:14)

      Los movimientos de santidad de hoy en día no tienen en sí nada de la realidad tangible del Nuevo Testamento. Nada hay de ellos que precise de la muerte de Jesucristo. Todo lo que en ellos se requiere es una atmósfera piadosa, oración y devoción. Esta clase de experiencia no es ni sobrenatural ni milagrosa. No costó los sufrimientos de Dios ni está teñida de "la sangre del Cordero" (Apocalipsis 12:11). No está marcada ni sellada por el Espíritu Santo como algo genuino, ni tiene signos visuales que lleven a la gente a exclamar con admiración: "¡Es la obra de Dios Todopoderoso! ". El Nuevo Testamento trata de la obra de Dios y nada más.
     El ejemplo del Nuevo Testamento sobre la experiencia cristiana es de una devoción personal y apasionada a la Persona de Jesucristo. Todo otro tipo de pretendida experiencia cristiana está separada de la Persona de Jesús. No hay en ella regeneración. Nacer de nuevo en el reino donde el Cristo Supremo vive y reina. Únicamente la idea de que Él es nuestro modelo. En el Nuevo Testamento, Jesucristo es el Salvador mucho antes que pueda ser el modelo. Hoy  en día se le presenta como la Cabeza simbólica de una religión: un mero ejemplo. Y lo es, pero es infinitamente más que esto: Él es la salvación misma; ¡Él es el evangelio de Dios!
    Jesús dijo: ".....cuando venga el Espíritu de verdad, él.....me glorificará....." (Juan 16:13-14). Cuando me consagro a la verdad revelada del Nuevo Testamento, recibo de Dios el don del Espíritu Santo, que a partir de su recepción comienza a interpretarme lo que hizo Jesús. El Espíritu de Dios hace en mí internamente todo lo que Jesucristo hizo por mí externamente.  

jueves, 16 de noviembre de 2017

Devociones: "Dirección o enfoque".

"He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores....así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios....".
                                        (Salmo 123:2)

     Este versículo describe una confianza total en Dios. Así como los ojos de un siervo están clavados en su amo, nuestros ojos deberían estar dirigidos a Dios, centrados en Él. Así es como se logra el conocimiento de Su faz y de como Dios se nos revela (véase Isaías 53:1). Cuando dejamos de alzar nuestra mirada a Él, nuestro vigor espiritual comienza a sacarse. Nuestra fuerza se desvanece, no tanto por los problemas externos que nos rodean, sino debido a pensamientos de la mente. Pensamos equivocadamente: "Quizás he intentado superarme demasiado, elevándome excesivamente y tratando de parecerme a Dios, en lugar de ser una persona humilde y ordinaria". Hemos de darnos cuenta de que ningún esfuerzo puede ser excesivo.
     Veamos un ejemplo. Se produjo una crisis en tu vida y ante ella adoptarse una postura en favor de Dios, recibiendo incluso testimonio del Espiritu aprobando tu decisión. Pero ahora, transcurridas semanas o tal vez años, te cuestionas: "¿Quizá lo que hice fue por exceso de orgullo, o fue superficial? ¿No será que adopté una postura por encima de lo que era conveniente? " Tus amigos "razonadores" vienen y te dicen: "No seas tonto. Desde el primer momento que hablaste de este despertar espiritual sabíamos que era un impulso pasajero, que no podrías resistir tanta tensión. De todas formas, Dios no espera que persistas". Y tú respondes: "Bueno, imagino que me había fijado cotas excesivamente altas". Suena a humilde, pero implica que tu confianza en Dios ha  desaparecido y que te estás apoyando en opiniones terrenales. El peligro surge cuando, abandonando tu confianza en Dios, apartas tus ojos de Él. Y únicamente si te provoca un paro repentino te das cuenta de lo que has salido perdiendo. Si hay una "fuga" espiritual en tu vida, corrígela inmediatamente. Date cuenta de que algo se interpone entre tú y Dios, y cámbialo, o elimínalo en el acto.

martes, 14 de noviembre de 2017

Devociones: "Cuando Él venga".

            "Y cuando él venga, redargüirá al mundo de pecado.....".
                                              (Juan 16:8)

    Muy pocos hay que sepamos algo acerca de la convicción de pecado. Conocemos la experiencia de sentirnos perturbados por haber hecho lo malo. Pero la convicción de pecado por el Espíritu Santo va más allá, oscurece todas nuestras concepciones humanas y somos conscientes sólo de una: "Contra ti, contra ti sólo he pecado....." (Salmo 51:4). Cuando alguien se siente convicto de pecado en esta forma, es a la vez consciente del hecho incuestionable de que Dios no podía perdonarle. Si Dios le hubiese perdonado, implicaria que su sentido de la justicia sería mayor que el del mismo Dios. Efectivamente, Dios sí nos perdona, pero este perdón costó que Su corazón fuese partido por el dolor en la muerte de Cristo. El gran milagro de la gracia divina es que Dios perdona el pecado a través de la muerte de Cristo, lo que capacita a la naturaleza divina para perdonar y a la vez permanecer fiel a Su propia justicia. Es una superficialidad y un contrasentido decir que Dios nos perdona porque es Amor. Cuando tengamos verdadera convicción de pecado, nunca volveremos a decir tal cosa. El amor de Dios implica el Calvario---nada menos que el Calvario---y queda demostrado en la Cruz, en ninguna otra parte. La única razón por la que Dios puede perdonarme es por la Cruz de Cristo. Ahí es donde su conciencia y su justicia quedan satisfechas.
   El perdón no significa simplemente que soy salvo del infierno y hecho apto para el cielo (nadie aceptaría el perdón sólo a este nivel). El perdón implica que por ese perdón he venido a ser hecho una nueva creación que me transporta y me identifica con Cristo Jesús. El milagro de la redención es que Dios me transforma y me transporta a mí, un impío, al nivel de vida de Él Mismo, que es Santo. Y lo hace colocando en mí una nueva naturaleza, la de Cristo Jesús.
     

lunes, 13 de noviembre de 2017

Devociones: "¿Qué te va a ti? ".

"Pedro.....dijo a Jesús: Señor, y éste ¿qué? Jesús le dijo: Si quiero que él quede hasta que yo venga, ¿qué te va a ti? Tú, sigueme".
                                         (Juan 21:21-22)

     Una de las lecciones que más nos cuesta aprender proviene de nuestra obstinación a no querer dejar de interferir en las vidas de los demás. Nos toma largo tiempo darnos cuenta del peligro de querer en plan de aficionado a ser nosotros la Providencia e interferir en los planes de Dios para con otros. Ves a alguien sufriendo y pones tu mano frente a la voluntad permisiva de Dios, para defenderla diciendo: "No te preocupes, yo intervendré para que no sufras". Entonces Dios te dice: "¿Qué te va a ti? " ¿Hay estancamiento en tu vida espiritual? No permitas que continúe, sino preséntate delante de la presencia de Dios y averigua la razón. Quizá descubras que se debe a que has estado interfiriendo en la vida de otras persona, proponiendo cosas que no tenías derecho a proponer, o aconsejando cuando no tenías derecho a aconsejar. Cuando Dios desee que aconsejes a otro, Él iluminará con el entendimiento de Su Espíritu. Tu parte está en mantener una relación correcta con Él para que Su discernimiento pueda fluir a través de ti continuamente con el propósito de ser de bendición a otros.
    La mayoría de nosotros sólo sabemos vivir dentro del nivel de lo consciente---consagrados a Dios y sirviéndole conscientemente. Esto demuestra inmadurez e implica que no estamos viviendo aún la verdadera vida cristiana. La madurez en un hijo de Dios se produce a nivel inconsciente, en tanto que nuestra entrega ha de ser tan absoluta que ni siquiera tengamos conciencia de que estamos siendo usados por Él. Si somos conscientes de ser utilizados como pan partido y vino derramado quiere decir que hemos de llevar aún a otro nivel, una esfera en la que desaparezca toda consciencia de nosotros mismos y de lo que Dios está haciendo por medio de nosotros. Un santo nunca es consciente de serlo---o no es consciente de su dependencia de Dios.   

domingo, 12 de noviembre de 2017

Devociones: "Servicio Sagrado".

"Ahora me gozo en mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo....".
                                        (Colosenses 1:24)

   El obrero cristiano ha de ser un "mediador" sagrado. Ha de estar tan estrechamente identificado con su Señor y con la realidad de Su redención que Cristo pueda llevar a cabo continuamente Su vida creadora a través de él. No me estoy refiriendo a dos personalidades impuestas por la fuerza o superpuestas una sobre otra, sino a la presencia real de Cristo actuando a través de cada aspecto de la vida del siervo. Cuando predicamos los hechos históricos de la vida y muerte de nuestro Señor tal como se revelan en el Nuevo Testamento, nuestras palabras se convierten en sagradas. Dios las utiliza sobre la base de Su redención, para crear, en aquellos que escuchan, algo que de otro modo jamás habría sido creado. Si nos limitamos a predicar los efectos de la redención en la vida humana, en lugar de la verdad revelada y divina acerca de Jesús mismo, el resultado no es el nuevo nacimiento en los que oyen, sino una religiosidad refinada y superficial y el Espíritu de Dios no puede testificar de ello, porque semejante predicación está en un reino distinto al Suyo. Hemos de asegurarnos que estamos viviendo en tal armonía con Dios que, al proclamar Su verdad, Él pueda crear en otros aquellas cosas que sólo Él puede hacer.
     Cuando decimos: "¡Qué personalidad tan maravillosa, qué persona más fascinante, y qué conocimientos tan extraordinarios! " ¿qué oportunidad le queda al evangelio de Dios a través de todo ello? No puede fluir por este canal, porque la atracción es al mensajero y no al mensaje. Si una persona cautiva por su personalidad, el foco de atracción está en sí misma. Sin embargo, si se identifica con la personalidad de su Señor el foco de atracción viene a ser la obra de Cristo. El peligro es gloriarse en los hombres, cuando Jesús dice que debemos exaltarle sólo a Él (véase Juan 12:32). 

sábado, 11 de noviembre de 2017

Devociones: "La Autoridad de la Verdad".

                   "Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros".
                                            (Santiago 4:8)

    Es esencial que des a las personas la oportunidad de que puedan actuar individualmente en base a la verdad divina. La responsabilidad ha de recaer personalmente en cada uno---no puedes tú actuar en su lugar. La decisión corresponde a cada uno en particular; no obstante, el mensaje evangélico, ha de servir para incitar a la acción. El inmovilismo deja a la persona paralizada, petrificada en su situación anterior. Pero cuando se pone en movimiento, deja de ser la misma. Es la aparente sencillez e irracionalidad de la verdad del evangelio lo que  se interpone en el camino a la acción de cientos de hombres y mujeres que han sido convictos de pecado por el Espíritu de Dios. La acción inicia el proceso  de vivencia. Todo lo que sea menos que esto es meramente existir. Los momentos que verdaderamente vivo son aquellos en los que actúo en base a mi propia voluntad.
     Cuando alguna verdad de Dios penetra de forma convincente en tu alma, no dejes que se desvanezca sin producir una acción interna de tu voluntad, aunque no a tu envoltura física o externa. Registrala con tinta y sangre--ponla por obra en tu vida. El más débil de los creyentes pero que mantiene una relación con Jesucristo, queda liberado en el instante que entra en acción y el poder del Dios omnipotente queda a su disposición y en su favor. Acudimos a la verdad de Dios, confesamos que hemos errado, pero poco después repetimos el circulo de nuevo, topamos con la misma verdad y de nuevo la evadimos, hasta que aprendemos la necedad de repetir el proceso. Cuando nuestro Señor y Redentor nos confronta con palabra de verdad, hemos de ponernos en acción y aclarar las cosas con Él. "Venid a Mí"....." (Mateo 11:28). "Venid" significa actuar. Por ello, lo último que hacemos es ir. Pero todo el que acude sabe que en aquel instante le invade el poder sobrenatural de la vida de Dios. El poder dominante del mundo, la carne y el diablo, quedan paralizados; no por la acción tuya, sino porque el actuar te ha unido a Dios y te ha conectado con Su poder redentor.   

viernes, 10 de noviembre de 2017

Devociones: "Sustitución".

"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él".
                                      (2 Corintios 5:21)

    La perspectiva modernista de la muerte de Jesús es que murió por nuestros pecados por Su simpatía hacia nosotros. Pero la perspectiva del Nuevo Testamento es que tomó nuestro pecado sobre Sí mismo no por simpatía sino por Su identificación por nosotros. "Por nosotros lo hizo pecado.....". Nuestros pecados son borrados a través de la muerte de Jesús, y la única explicación de Su muerte es Su obediencia a Su Padre, no Su simpatía por nosotros. Somos hechos aceptables delante de Dios no porque hayamos obedecido, no porque hayamos prometido abandonar esto o lo otro, sino debido a la muerte de Cristo, y a ninguna otra razón. Decimos que Jesucristo vino a revelar la paternidad y el amor de Dios, pero el Nuevo Testamento afirma que vino para "quitar el pecado del mundo" (Juan 1:29). Y la revelación de la paternidad de Dios es sólo para aquellos a quienes Jesús ha venido a ser su Salvador. Al hablar al mundo, Jesús jamás se refirió a Sí mismo como Aquel que revelaba al Padre; más bien habló de que era piedra de tropiezo (véase Juan 15:22-24); (Juan 14:9), donde Jesús dijo: "El que me ha visto a mí ha visto al Padre, fue una revelación a Sus discípulos.
     Que Cristo murió por mí y que, por lo tanto, soy totalmente libre de la pena, es algo que no se enseña en el Nuevo Testamento. Lo que sí se enseña en el Nuevo Testamento es que "Él murió por todos" (2 Corintios 5:15), no que "Él murió mi muerte", y que por medio de Su muerte puedo ser liberado del pecado de modo que Su misma justicia me es impartida como un don. La sustitución que se enseña en el Nuevo Testamento es doble: "Al que  no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él". La enseñanza es que no podía ser Cristo por mí a menos que esté decidido que Cristo sea formado en mi (véase Gálatas 4:19).     

lunes, 6 de noviembre de 2017

Devociones: "¡Nada de la Vida Antigua! ".

"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí, todas son hechas nuevas".
                                   (2 Corintios 5:17)

    El Señor no fomenta ni tolera nuestros prejuicios; al contrario, se opone frontalmente a ellos y los extermina. Caemos en el error de pensar que Dios tiene que dar un trato distinto a nuestros perjuicios particulares. Decimos: "Es evidente que Dios tiene que actuar con mucho rigor en el caso de otras personas, pero en mi caso, la cosa es diferente. Sabe de sobra que mis prejuicios son fundamentados". ¡Hemos de aprender que Dios no acepta nada, ni una sombra de nuestra vida anterior!. En lugar de aceptar y comprender nuestros prejuicios, deliberadamente los elimina. El que nuestros prejuicios sean eliminados por Su providencia y contemplar cómo sucede esto es parte de nuestra educación. Dios tolera nada de lo que nosotros aportemos. Hay tan sólo una cosa que nos pide, y ésta es la entrega incondicional.
     Al nacer de nuevo, el Espíritu Santo empieza a trabajar en nosotros hasta conseguir que no quede en nosotros nada de nuestra vida anterior. Desaparece nuestra perspectiva nebulosa, lo mismo que nuestra vieja actitud, y "todas las cosas son de Dios" (2 Corintios 5:18). ¿Cómo conseguir una vida sin concupiscencia, sin intereses propios, insensibles a la ridiculización por parte de otros? ¿Cómo tener la clase de amor que "es paciente....no se irrita, no toma en cuenta el mal? " (1 Corintios 13:4-5). No permitiendo que permanezca en nosotros nada de la vida antigua, sino tan sólo una confianza sencilla y perfecta en Dios, una confianza tal que ya no anhelamos más las bendiciones de Dios, sino sólo a Él mismo. ¿Hemos llegado al punto en que Dios puede retirar Sus bendiciones de nosotros sin que disminuya nuestra confianza en Él? Cuando verdaderamente veamos a Dios obrando, no nos preocuparán más las cosas que suceden, porque confiaremos plenamente en nuestro Padre Celestial, a quien el mundo no puede ver.

sábado, 4 de noviembre de 2017

Devociones: "Sólo finjo".

".....su hermana la rebelde Judá, no se volvió a mí de todo corazón, sino fingidamente, dice Jehová".
                                          (Jeremías 3:10)

    ¿Has escuchado la historia del conductor que puso una nota en el limpiaparabrisas de su auto estacionado? La nota decía: "Acabo de chocar su auto. Las personas que vieron el accidente me están mirando. Creen que estoy escribiendo mi nombre y dirección, pero no es así".
     Esta historia me recuerda otro fingimiento. En Jeremías 3, el pueblo de Judá se describe como dispuesto a llamar Padre y amigo a Dios al tiempo que hacía todo el mal que le era posible (Jeremías 3:4-5). Sólo fingía volver al Señor; sus corazones estaban lejos de Él.
     El fingimiento es una práctica muy antigua, pero no ha pasado de moda. Creo que el problema que más me preocupa de mí mismo es el no responder de corazón al Señor, quien se ha hecho tan real y se ha dado a conocer grandemente a través de Cristo. Es fácil decir: "Sí, sí, Dios es nuestro Señor y Salvador.Murió por nuestros pecados y merece nuestra adoración y servicio". Pero, ¿recordamos el compromiso que tenemos con Él cuando no hay nadie a nuestro alrededor que observe cómo vivimos?.
     Puede que digamos las cosas correctas acerca de Dios cuando nos interesa hacerlo. Pero, ¿qué hay de nuestra relación de corazón con el Señor? ¿Podemos acercarnos a Él sin avergonzarnos? Las buenas apariencias ante los demás no son suficientes.

  Mientras más te esfuerces por ser como debes ser, menos tratarás de esconder lo que eres.

viernes, 3 de noviembre de 2017

Devociones: "La clave de la obra misionera".

"Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y sobre la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones.....".
                                     (Mateo 28:18-19)

      La clave para la obra del misionero es la autoridad de Jesucristo, no las necesidades de los perdidos. Comentemos el error, de considerar a Jesús como un mero "asistente" en el desempeño de nuestras actividades. Olvidamos que nuestro Señor se sitúa así mismo y exige ser el soberano absoluto  y Señor Supremo sobre Sus discípulos. No dice que los perdidos nunca serán salvos si no vamos nosotros a salvarlos; nos dice: "Por tanto, id, y haced discípulos en todas las naciones.....", "Id sobre la base de la verdad revelada de mi soberanía, enseñando y predicando en base a vuestra experiencia viva en mí".
     "Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado" (Mateo 28:16). Si quiero conocer la soberania de Cristo, he de conocerle a Él personalmente y tomarme el tiempo necesario para adorar a Aquel cuyo nombre llevo, Jesús dice: "Venid a mí....."---al lugar donde encontrarse con Jesús---"todos los que estáis fatigados y cargados...."
 (Mateo 11:28). ¡Cuántos misioneros no están fatigados! Pasamos por alto estas maravillosas palabras del Soberano del mundo, sin darnos cuenta de que estas palabras de Jesús a Sus discípulos se dirigen también a nosotros, aquí y ahora.
     "Por tanto, id...." "Ir" simplemente significa vivir. (Hechos 1:8) ee la descripción de cómo ir. Jesús no dijo: "Id a Jerusalén, a Judea y a Samaria", sino: "......me seréis testigos en [todos estos lugares]". Él toma sobre Sí mismo la tarea de enviarnos. "Si vosotros permanecéis en mi, y mis palabras permanecen en vosotros....." (Juan 15:7). Ésta es la fórmula para permanecer en un constante yendo. Luego, donde seamos puestos es asunto que no nos compete.
     "Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal de que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús...." (Hechos 20:24). Así es como debemos seguir en marcha, hasta que hayamos partido de esta vida.  

jueves, 2 de noviembre de 2017

Devociones: "Acudiendo a Jesús".

                                           "Venid a mí......".
                                                      (Mateo 11:28)

    ¡Cuán humillante nos resulta el que se nos diga que hemos de acudir a Cristo! Pensemos por un momento en aquellas cosas en las que no tenemos interés en acudir a Él. Si quieres averiguar hasta dónde eres sincero y genuino, ponte a prueba con estas palabras: "Venid a mí....", y verás cómo en cada área, en cada dimensión de tu vida en la que no seas sincero, argumentarás, tratarás de evadirte, pasarás por la aflicción; en una palabra, harás todo lo imaginable antes de acceder a cubrir la última etapa de una carrera aparentemente insensata y exclamar: "Vengo tal como soy". Mientras quede en ti la más insignificante dosis de irreverencia espiritual, ésta se hará siempre manifiesta en el hecho de que estás siempre esperando que Dios te pida que hagas algo grande cuando en realidad, todo lo que te pide es simplemente esto: "Ven.....".
     "Venid a mí". Cuando oígas estas palabras, a la vez tendrás conciencia de que algo tiene que suceder en ti antes de que puedas acudir. El Espiritu santo deberá mostrarte lo que debes hacer, lo cual sin duda implicará e involucrará desarraigar de ti todo aquello que te está siendo de obstáculo para acudir a Jesús. Y nunca irás más allá de hasta donde estés dispuesto. El Espiritu Santo escudriñará hasta lo más íntimo de esta fortaleza inexpugnable que hay en ti, pero no podrá ocuparla hasta que tú se lo permitas bajándole los puentes.
     ¡Cuántas veces no has acudido a Dios con tus peticiones y has salido convencido, diciéndote a ti mismo: "Ciertamente, esta vez he conseguido lo que pedía". Y no obstante, la realidad es que te has ido sin nada, con las manos vacías, mientras Dios ha permanecido ante ti con las suyas extendidas, no sólo para tomarte a ti sino para que tú lo tomases a Él. Medita en la invencible e inagotable paciencia de Jesús, que una y otra vez te dice con amor: "Ven a mí...."

   

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Devociones: "El lugar de la Humillación".

"Si tú puedes hacer algo, muévete a compasión sobre nosotros y ayúdanos".
                                          (Marcos 9:22)

    Después de cada experiencia de exaltación somos lanzado de manera repentina hacia abajo a la realidad de las cosas donde no hay hermosura, ni poesía, ni entusiasmo. La altura de la cumbre se mide por el deprimente tráfago del valle, pero es en el valle donde hemos de vivir para la gloria de Dios. Vemos Su gloria en el monte, pero nunca vivimos allí para Su gloria.
     Es en el lugar de la humillación donde encontramos nuestro verdadero valor para Dios, es ahí donde se hace patente nuestra fidelidad. La mayoría de nosotros somos capaces de hacer cosas si nos mantenemos en algún nivel heroico de intensidad, simplemente debido al egoísmo natural de nuestros propios corazones. Pero Dios quiere que nos ejercitemos en el nivel rutinario de la vida diaria en la que vivimos en el valle según nuestra relación personal con Él. Pedro pensó que sería maravilloso permanecer en la cumbre, pero Jesucristo llevó a los discípulos montaña abajo, al valle, donde les explicó el verdadero significado de la visión (véase (Marcos 9:5-6; 14:23).
    "Si tú puedes hacer algo....". Se precisa del valle de la humillación para que sea erradicado de nosotros el escepticismo. Mira atrás a tu propia experiencia y encontrarás que hasta que aprendiste quién era realmente Jesús, eras un hábil escéptico en lo que se refiere a Su poder. Cuando estabas en la cumbre podías creer cualquier cosa, pero, ¿qué cuando hacías frente a las realidades del valle? Puede que seas capaz de dar un testimonio acerca de tu santificación, pero ¿puedes predicar sobre aquello que es para ti causa de humillación ahora mismo? La última vez que estuviste en el monte con Dios, viste que todo poder en los cielos y en la tierra pertenecía a Jesús; ¿te mostrarás escéptico ahora, simplemente por que te encuentras en el valle de la humillación?.  

lunes, 30 de octubre de 2017

Devociones: "El "Ve" de la Reconciliación".

              "Si recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti....."
                                                  (Mateo 5:23)

    El versículo dice: "Si estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti....." No dice: "Si rebuscas en tu mente y encuentras algo producido por tu sensibilidad desequilibrada", sino: "si.....te acuerdas....". En otras palabras, si el Espíritu de Dios te hace patente algo concreto en tu conciencia, "reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda". (Mateo 5:24). Nunca objetes a la sensibilidad intensa del Espíritu de Dios en ti cuando te está instruyendo hasta el más mínimo detalle.
     "Reconciliate primero con tu hermano...." La instrucción de nuestro Señor es sencilla: "Reconcíliate primero.....", Viene a decir: "Vuelve por el camino que viniste, el camino que te indica la convicción que te ha sido dada delante del altar: adopta para con la persona que tiene algo contra tí una actitud de mente y alma tal que haga de la reconciliación algo tan natural como respirar". Jesús no menciona a la otra persona: te dice a ti que vayas. No es asunto de tus derechos. La verdadera marca del santo es que es capaz de ceder sus propios derechos y obedecer al Señor Jesús.
    ".....y entonces ven y presenta tu ofrenda". El proceso de la reconciliación queda claramente establecido. Primero tenemos el espíritu heroico del propio sacrificio, luego el freno repentino por la sensibilidad del Espíritu Santo, y posteriormente quedamos detenidos en el punto de nuestra convicción. esto va seguido de obediencia a la Palabra de Dios, que edifica una actitud o estado de mente que no echa la culpa al otro con quien has estado enemistado. Y finalmente queda la gozosa, sencilla y libre ofrenda de tu don a Dios. 

sábado, 28 de octubre de 2017

Devociones: "El Mandamiento Divino de la Vida".

"Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".
                                        (Mateo 5:48)

    La exhortación que nos hace nuestro Señor en los vv. 38-48 es a ser generosos en nuestra conducta para con todos. No vivas tu vida espiritual en base a tus afectos naturales. Hay personas que nos gustan y otras que no nos gustan, pero nunca debemos dejar que estas preferencias y desagrados rijan nuestra vida cristiana. "Si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión unos con otros" (1 Juan 1:7), incluso con aquellos para con los que no sentimos afecto.
    El ejemplo que nos da el Señor no se basa en una buena persona, ni aun el de un buen cristiano: es el del mismo Dios. "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto". O sea, compórtate con los demás, Él lo ha hecho contigo, y verás cómo Dios te dará abundancia de oportunidades para demostrar si eres o no "perfecto, como tu Padre que está en los cielos es perfecto". Ser discípulo significa identificarte de manera deliberada con los intereses de Dios en los demás. Jesús dice: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros" (Juan 13:34-35).
    La expresión del carácter cristiano no está en hacer el bien, sino en la semejanza con Dios. Si el Espiritu de Dios te ha transformado, exhibirás en tu vida rasgos divinos. La vida de Dios en nosotros se expresa como la vida de Dios, no como un intento de alcanzar la piedad en nuestra vida humana. El secreto de la vida cristiana está en que en ella lo sobrenatural deviene natural como resultado de la gracia de Dios, y la experiencia de esto se hace evidente si no en los detalles prácticos de la vida, en momentos de comunión íntima con Dios. Cuando nos enfrentamos con algo que provoca confusión y actividad desbordante, descubrimos que tenemos la capacidad de mantenernos equilibrados incluso dentro del ojo mismo del huracán.

viernes, 27 de octubre de 2017

Devociones: "Atravesando una Confusión Espíritual".

         "Entonces Jesús, respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís".
                                           (Mateo 20:22)

    En ocasiones tu vida espiritual se ve sumida en la confusión, y la salida para ello no es decir simplemente que no deberia haberla. No es cuestión de correcto o incorrecto, sino de que Dios te está llevando por un camino que temporalmente no comprendes. Y es únicamente pasando a través de esta confusión espiritual que llegarás a la comprensión de lo que Dios quiere para ti.
     El velamiento de Su amistad (véase Lucas 11:5-8). Jesús lo ilustra con la historia de un hombre que, al parecer, se comporta muy rudamente con su amigo. Viene a decir que así como el Padre Celestial te parecerá en ocasiones. Te dará la sensación de que es un Amigo insociable, pero recuerda: es todo amor, y llegará el momento en que todo quedará aclarado. A veces parece incluso el mismo amor ha de esperar con dolor y lágrimas por la bendición de una comunión y unidad más plena. Cuando Dios parezca estar totalmente velado, ¿serás capaz de aferrarte aún más, confiando en Él?.
     La sombra de Su Paternidad (Lucas 11:11-13). Jesús dijo que hay ocasiones en las que tu Padre parecerá un padre indiferente, como endurecido ante tus  demandas. Pero recuerda, no lo es. "Todo el que pide, recibe...." (véase Lucas 11:10). Si todo lo que ves ahora mismo es una sombra en el rostro del Padre, aférrate al hecho de que Él te dará en último término un entendimiento claro y que se justificará de una manera plena en todo lo que ha permitido en tu vida.
    La extrañeza de Su fidelidad (véase Lucas 11:1-8). "Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? " (Lucas 18:8). ¿Encontrará la clase de fe que espera en Él a pesar de la confusión? Manténte firme  en la fe, creyendo que lo que Jesús dijo es cierto, aunque entre tanto no comprendas lo que Dios está haciendo. Sus proyectos están muy por encima de las cosas insignificantes que ahora mismo le estás pidiendo.  

lunes, 23 de octubre de 2017

Devociones: "Manantiales de Bendición".

"El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en una fuente de agua que salte para vida eterna".
                                            (Juan 4:14)

    La imagen que el Señor describe aquí no es la de un canal, sino de una fuente que brota. Prosigue "siendo llenado" (Efesios 5:18), y la dulzura de tu relación vital con Jesús manará tan generosamente fuera de ti como te ha sido dada. Si Su vida no está brotando en ti como debiera, tú tienes la culpa; algo ha interrumpido la corriente. ¿Trata Jesús de decir con estas palabras que debes conectarte a la Fuente para conseguir alguna bendición personal? No: debes centrarte en la Fuente para que de ti "corran ríos de agua viva", una vida irreprimible.
     Debemos ser manantiales a través de los que Jesús pueda manar como ríos de agua viva en bendición para todos. Sin embargo, algunos somos como el Mar Muerto, siempre recibiendo pero nunca dando, y ello es porque nuestra relación con Jesús no es la correcta. Con la misma certidumbre con que recibimos de Él, Él se derramará a través de nosotros, y en la medida en que Él no esté derramándose, es prueba de que hay algún defecto en nuestra relación. ¿Se interpone algo entre tú y Jesucristo? ¿Hay algo que estorbe tu fe en Él? Si no, entonces Jesús dice que de ti: "correrán ríos de agua viva". No se trata de una bendición que tú pasas a otros, ni de una experiencia que compartes con otros, sino de un río que continuamente fluye a través de ti. Manténte junto a la Fuente, guardando estrechamente tu fe en Jesucristo y tu relación con Él, y habrá en ti un flujo constante hacía las vidas de otros sin sequedad ni mortandad alguna.
      ¿No es excesivo decir que manarán ríos de un creyente individual? ¿Te miras acaso a ti mismo, y dices: "pero no veo los ríos" ? A lo largo de la historia dela obra de Dios descubrirás generalmente que Él ha obrado siempre a través de los más oscuros, los desconocidos y los ignorados, pero firmemente fieles a Jesucristo. 

sábado, 21 de octubre de 2017

Devociones: "¿Utilidad o relación? ".

"No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos".
                                      (Lucas 10:20)

    Jesucristo nos está diciendo, aquí: "No os regocijéis en la eficacia de vuestro trabajo para Mí, sino regocijaos porque vuestra relación conmigo es la buena". La trampa en la que puedes caer en la obra cristiana es la de regocijarte en el servicio eficaz, regocijarte en que Dios te ha empleado. Nunca podrás medir plenamente lo que Dios hará por medio de ti a menos de que mantengas la relación adecuada con Él. Si mantienes estable tu relación con Él, entonces, con independencia de tus circunstancias o de cualquier cosa que encuentres cada día, Él seguirá derramando "rios de agua viva" a través de ti (Juan 7:38). Y el que no te lo deje saber es tan sólo parte de su misericordia. Cuando tengas la relación correcta con Dios por medio de la salvación y la santificación, recuerda que, sean cuales sean las circunstancias, es Dios quien te ha puesto en ellas. Y Dios emplea tus reacciones ante tus circunstancias de la vida para cumplir Su propósito, siempre que tú sigas "andando en la luz, como él está en la luz" 
(1 Juan 1:7).
     Nuestra tendencia, hoy, es poner énfasis en el servicio. Guárdate de las personas que formulan sus peticiones de ayuda sobre la base de hacerse ellos de utilidad para otro. Si haces de la utilidad el criterio, entonces Jesucristo fue el mayor fracasado que jamás haya vivido. Para el creyente, la dirección y guía provienen del mismo Dios, no de alguna medida de la utilidad. Lo que cuenta es la obra que Dios a través nuestro, no lo que nosotros hacemos para Él. Todo aquello a lo que el Señor presta atención en nuestra vida es nuestra relación con Él, algo de gran valor para Su Padre. Jesús obró "para ir llevando muchos hijos  ala gloria....." (Hebreos 2:10).

jueves, 19 de octubre de 2017

Devociones: "La búsqueda espiritual".

"¿Qué hombre hay entre vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ".
                                             (Mateo 7:9)

     Para ilustrar la oración, el Señor usa aquí el ejemplo de un buen hijo que está pidiendo algo bueno. Hablamos de la oración como si Dios nos oyese con independencia de cual sea nuestra relación con Él (Mateo 5:45). Nunca digas que no es la voluntad de Dios darte lo  que le pides. No te desalientes y abandones, sino encuentra la razón de por qué no lo has recibido. Aumenta la intensidad de tu búsqueda y examina la evidencia. ¿Es buena tu relación con tu esposa, tus hijos y tus compañeros de trabajo o estudio? ¿Puedes considerarte un "niño bueno" en estas relaciones? ¿O has de reconocerle al Señor: "He sido irritable y huraño, pero quiero bendiciones espirituales? "No las puedes recibir y tendrás que pasarte sin ellas hasta que tengas la actitud de un "niño bueno".
     Confundimos el desafío con la devoción, argumentando y discutiendo con Dios en lugar de rendirnos a Él. Rehusamos examinar la evidencia que indica claramente que estamos en mal estado. ¿Le he estado pidiendo al Señor dinero para comprar algo mientras rehuso pagar a alguien lo que le debo? ¿He estado pidiendo a Dios libertad mientras se la estoy negando a alguien que me pertenece? ¿He rehusado perdonar a alguien y he sido poco amable con aquella persona? ¿He estado comportándome como hijo de Dios entre mis parientes y amigos? (Mateo 7:12).
     Soy hijo de Dios por el hecho de haber nacido de nuevo y, como "hijo" Suyo, soy bueno sólo si "ando en la luz" (1 Juan 1:7). Para la mayoría de nosotros, la oración viene a ser tan sólo una expresión religiosa trivial, una cuestión de comunión mística y emocional con Dios. Nos hacemos y aparentamos buenos produciendo un aniebla espiritual que nos ciega. Pero si rebuscamos y examinamos las evidencias, veremos con claridad lo que está mal: una amistad, una deuda impagada, o una actitud impropia. De nada sirve orar, excepto si vivimos como hijos de Dios. Entonces Jesús dice, acerca de Sus hijos: "Todo el que pide, recibe....." (Mateo 7:8).  

martes, 17 de octubre de 2017

Devociones: "El Santo padecer del Santo".

"Los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al Creador, haciendo el bien......".
                                        (1 Pedro 4:19)

    Elegir el sufrimiento significa que hay algo en ti que no funciona perfectamente, pero escoger la voluntad de Dios---aunque ésta implique sufrimiento---es muy diferente. Ningún creyente normal y sano escoge jamás sufrir. Escoge la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús, tanto si sufre como si no. Y ningún santo debería interferir con la lección del sufrimiento aprendida en la vida de otros.
    El creyente que satisface al corazón de Jesús hará a otros fuertes y maduros para Dios. Pero lamentablemente las personas a quienes usa para fortalecernos, nunca nos resultan simpáticas.No obstante, aquellos que nos resultan simpáticos no hacen más que obstaculizarnos, porque la simpatía sólo sirve para debilitarnos. Nadie puede comprender mejor a un santo que otro santo que esté cerca y estrechamente relacionado con Jesús. Si aceptamos la simpatía y comprensión de parte de otro creyente caemos en la tentación de razonar: "Dios está siendo excesivamente duro conmigo, y haciéndome la vida demasiado difícil". Por eso Jesús dijo que la autocompasión era cosa del diablo (véase Mateo 16:21-23). Hemos de ser misericordiosos con la reputación de Dios. Para nosotros es fácil manchar el carácter de Dios, porque Él nunca discute, no trata de defenderse ni de vindicar Su nombre. Cuidado con pensar que Jesús necesitaba comprensión durante Su vida en la tierra. Él rehusó la simpatía de la gente porque en Su gran sabiduría sabía que nadie en la tierra comprendía Su propósito (véase Mateo 16:23). Aceptó sólo la simpatía de Su Padre y de los ángeles (véase Lucas 15:10).
    Contempla el desperdicio increíble que aparentemente hace Dios de Sus santos, según el criterio del mundo. Dios parece colocarlos en los lugares más inútiles. Y nos decimos: "Dios me ha puesto en este lugar porque le resulto muy útil". Pero Jesús nunca midió Su vida por cómo o dónde era de mayor utilidad. Dios pone a Sus santos donde van  a servir para mayor gloria suya, y nosotros somos incapaces de comprender ni decidir dónde esto puede ser.    

lunes, 16 de octubre de 2017

Devociones: "Haciéndonos totalmente de Él".

"Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna".
                                         (Santiago 1:4)

    Muchos de nosotros aparentamos una conducta correcta, pero sigue habiendo áreas en nuestra vida en las que somos negligentes y perezosos. No se trata de una cuestión de pecado, sino de los resquicios que quedan en nosotros de la vida carnal, que tiende a hacernos negligentes. La negligencia es un insulto contra  el Espíritu Santo. Deberíamos no ser negligentes y menos en la forma de adorar a Dios, como tampoco en la manera en que comemos y bebemos.
    Ni un solo detalle en nuestras vidas escapa de su observación. Todo permanece bajo Su control. Y si intentamos zafarnos, nos sitúa de nuevo en el punto de partida, hasta que aprendamos la lección, puesto que su propósito es conseguir un producto acabado y perfecto. Puede que el problema surja de nuestra naturaleza impulsiva, que provenga de nuestros pensamientos ociosos y divagantes o que tenga su origen en nuestro sentido de la independencia y egoísmo. Da igual. Dios nos regresa al carril, para que, mediante este proceso, nos hagamos conscientes de aquello que no es correcto en nuestra vida.
     Nuestros estudios sobre la verdad revelada de la redención de Dios han sido maravillosos y nuestros corazones se hallan en plena comunión con Él. Su obra en nosotros nos hace saber que en conjunto estamos en paz con Él. "Tenga la paciencia su obra completa....." El Espiritu Santo, hablando a través del apóstol Santiago, nos dice: "Que vuestra paciencia se convierta en un producto acabado". Cuidémonos pues, de no caer en la negligencia en los pequeños detalles de la vida, diciendo: "Señor, esto no tiene importancia y por ahora voy a dejarlo como está". Sea lo que sea lo que haya que cambiar, Dios nos lo señalará con persistencia hasta que lleguemos a ser totalmente de Él. 

domingo, 15 de octubre de 2017

Devociones: "Santificación [Parte I] ".

       "Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación......".
                                         (1 Tesalonicenses 4:3)

    La vertiente de la muerte. En la santificación, Dios ha de tratar con nosotros tanto desde la vertiente de la muerte como desde la vertiente de la vida. La santificación demanda que acudamos al lugar de la muerte, pero muchos de nosotros pasamos tanto tiempo allí que nos volvemos morbosos. Se produce siempre una batalla interior, resistimos con resentimiento las demandas de Cristo. Cuando el Espiritu Santo comienza a mostrarnos lo que significa la santificación, la lucha empieza de inmediato. Jesús dijo: "Si alguno viene a mí, y no aborrece.....aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo"
 (Lucas 14:26).
     En el proceso de santificación, el Espíirtu de Dios me desnudará hasta que no quede nada más que yo mismo, y éste es el lugar de la muerte. ¿Estoy dispuesto a ser yo solo y nada más, a no tener amigos, ni padre, ni hermano, ni intereses propios; simplemente, estoy dispuesto a morir? Ésta es la condición precisa para la santificación. No es sorprendente que Jesús dijese: "No he venido para traer paz, sino espada" (Mateo 10:34). Ahí es donde se entabla la batalla, y donde tantos de nosotros vacilamos. Rehusamos identificarnos con la muerte de Jesucristo en este punto. Decimos: "¡Pero esto no puede ser tan estricto! ¡No puede exigirme esto! ". Nos equivocamos. Nuestro Señor es estricto, y si nos demanda esto. ¿Estoy dispuesto a reducirme a mi mismo a simplemente "yo" ? ¿Estoy  decidido  suficientemente a desnudarme de todo lo que mis amigos piensan de mí, y de todo lo que yo pienso de mi mismo? ¿estoy dispuesto a entregar mi simple y desnudo ser a Dios? Una vez lo esté, Él me santificará, y mi vida se verá libre de cualquier otra cosa que no sea Dios. 
(1 Tesalonicenses 5:23-24).
      Cuando oro "Señor, muestrame qué significa la santificación para mí", Él me lo mostrará. Significa ser identificado con Jesús. La santificación no es algo que Jesús pone en mi---es Él mismo en mí (1 Corintios 1:30).

sábado, 14 de octubre de 2017

Devociones: "El honor y deber espirituales en mi vida".

"Me debo a griegos y a no griegos, a sabíos y a no sabíos.....".
                                     (Romanos 1:14)

     Pablo se sentía abrumado a causa de su sensación de deuda con Jesucristo, y dedicó su vida a expresar este sentimiento. La mayor inspiración en la vida de Pablo era su visión de Jesucristo como su acreedor espiritual. ¿Siento yo la misma sensación de ser deudor a Cristo tocante a cada alma perdida? Como creyente, el honor espiritual de mi vida y mi deber es pagar mi deuda para con Cristo tocante a las almas perdidas. Cada fragmento de mi existencia que tenga valor lo debo a la redención de Jesucristo. ¿Estoy haciendo algo que le posibilite a Él, a través de mí, hacer de Su redención una realidad evidente en las vidas de otros? Es algo que sólo puede conseguirse según el Espiritu de Dios produzca en mí este sentimiento de deuda.
    No soy un ser superior en medio de los demás---soy esclavo del Señor Jesús. El propio Pablo dijo: "no sois vosotros.....habéis sido comprados por precio...." 
(1 Corintios 6:19-20). Pablo se vendió a sí mismo a Jesucristo y viene a decirnos: "Soy deudor a todos sobre la faz de la tierra a causa del evangelio de Jesús; sólo soy libre para poder ser un absoluto esclavo Suyo". Ésta es la principal característica en la vida del cristiano cuando este nivel de honor y deber espirituales se hacen realidad en Él.
    Deja de orar acerca de ti mismo y entrega tu vida por amor a los otros como siervo de Jesús. Éste es el verdadero sentido real de ser pan partido y vino derramado en la vida.

viernes, 13 de octubre de 2017

Devociones: "El Santo Espiritualmente Perezoso".

"Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos.....".
                                      (Hebreos 10:24-25)

    Todos tenemos tendencia a la pereza espiritual. Queremos mantenernos alejados de los caminos escabrosos de la vida, y nuestro objetivo principal es asegurarnos un lugar pacifico apartado del mundo. Las ideas expresadas en estos versículos de (Hebreos 10) son las de estimularse el uno al otro y permanecer unidos. Ambas cosas exigen iniciativa común---nuestra buena disposición a dar el primer paso hacia una realización de Cristo, no hacia nuestra propia realización. Vivir una vida distante y retirada es lo diametralmente opuesto a la espiritualidad tal como Jesucristo la enseñó.
     La verdadera demostración de nuestra espiritualidad tiene lugar cuando nos enfrentamos a la injusticia, la degradación, la ingratitud y el alboroto, lo cual tiende a volvernos espiritualmente perezosos. Mientras nos encontramos sometidos a prueba, queremos utilizar la oración y la lectura de la Biblia como excusa para hallar un retiro tranquilo. Empleamos a Dios sólo para conseguir paz y gozo. Buscamos sólo nuestro disfrute de Jesucristo, no una verdadera realización de Él. Éste es el primer paso en una dirección equivocada. Todas estas cosas que buscamos son simplemente efectos, y sin embargo tratamos de convertirlos en causas.
    "Pues tengo por justo, en tanto que estoy en el cuerpo, el estimularos con este recuerdo", dijo Pedro (2 Pedro 1:13). Resulta desagradable sentirnos golpeados directamente en el estómago por alguien a quien Dios utiliza para estimularnos----alguien que está lleno de actividad espiritual. Un trabajo activo y actividad espiritual no son la misma cosa. El trabajo activo puede llegar a ser la falsificación de la actividad espiritual. El verdadero peligro en la pereza espiritual es que no queremos ser estimulados---nos satisface más la idea de retirarnos del mundo: "Id, dad las nuevas a mis hermanos". (Mateo 28:10).
   

miércoles, 11 de octubre de 2017

Devociones: "Experimentando en Quebranto".

              ".....varón de dolores y experimentado en quebranto".
                                             (Isaías 53:3)

     Ninguno de nosotros puede decir que esté "experimentando en quebranto" de la misma manera que lo estuvo nuestro Señor. Lo soportamos, pasamos por él, pero no lo conocemos íntimamente. Persistimos y vivimos a través de ellos, pero no nos volvemos íntimo con ello. En principio no llegamos al punto de aceptar la realidad del pecado. Contemplamos la vida a través de los ojos de la razón, y decimos que si una persona controla sus instintos y se educa puede perfeccionar su vida que, poco a poco, se desarrollará hasta llegar a la vida conforme a Dios. Pero al ir prosiguiendo a lo largo de la existencia, encontramos la presencia de algo que no tuvimos en cuenta, es decir, el pecado, y esto perturba todo nuestro esquema y todos nuestros planes. El pecado ha hecho que el fundamento de nuestro pensamiento sea impredecible incontrolable e irracional.
     Hemos de reconocer que el pecado es una realidad de la vida, no sólo una falta. El pecado es una rebelión constante contra Dios, y o bien el pecado ha de morir en nuestra vida, o Dios no estará en ella. El Nuevo Testamento nos lleva justo a esta consideración: si el pecado domina en mí, la vida de Dios no podrá manifestarse, si Dios gobierna en mí, el pecado tiene que morir. No hay nada más fundamental que esto. La culminación del pecado fue lo que motivó la crucifisión de Jesucristo, y lo que fue cierto en la historia de Dios sobre la tierra lo es también en tu historia y en la mia, es decir, el pecado dará muerte a la vida de Dios en nosotros. Hemos de ajustar nuestra perspectiva mental a esta realidad del pecado. El pecado es la razón y la explicación de por qué Jesucristo vino a la tierra, y es también la explicación del dolor y el quebranto en la vida.

martes, 10 de octubre de 2017

Devociones: "¡Atrapado! ".

Los caminos del hombre están ante los ojos del Señor.....Prenderán al impío.... y retenido será con las cuerdas de su pecado.
                                       (Proverbios 5:21-22)
                              Él te librará del lazo del cazador.
                                            (Salmo 91:3)

    Capturar a un mono en la selva tropical parece ser un ejercicio relativamente fácil. El cazador vacía un coco y hace tres agujeros en la cáscara: dos para pasar una cuerda y otro suficientemente grande para que un mono pueda meter su mano. Luego basta con meter una fruta en el coco fijar el coco  aun árbol....y esperar. Rápidamente un mono curioso introduce la mano en el coco y toma lo que encuentre en él. ¡Pero después no puede retirar su mano aferrada al botín! Y en vez de soltar lo que tomó para poder salvarse, el mono se agota luchando, sin ningún resultado. ¡Está atrapado, a merced del cazador! Se acabó la libertad, los grandes espacios del bosque.....Si este mono no fue capturado para ser comido, ¡es probable que se quede para siempre tras las rejas de una jaula en un parque zoológico!.
     Nosotros también corremos el riesgo de dejarnos atrapar fácilmente por la curiosidad. "Solo una vez para ver", decimos antes de dar el primer paso que puede llevarnos a una adicción devastadora: juegos de dinero, alcohol, droga, pornografía, prácticas ocultas.....
    Querido lector, si está atrapado en una de estas trampas, no se agote tratando de encontrar una solución por sí mismo: ¡clame a Dios, el Dios de salvación! Él responde a toda alma sincera que está dispuesta a entregarle  su vida. Le ayudará a renunciar a lo que lo esclaviza. Lo liberará y le revelará la felicidad de vivir con él.
    "Fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir.....no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo"
 (1 Pedro 1:18-19).

    

sábado, 7 de octubre de 2017

Devociones: "La pregunta abrumadora".

         "Y me dijo: Hijo de hombre, ¿pueden revivir estos huesos? ".
                                                  (Ezequiel 37:3).

       ¿Puede un pecador ser transformado en un santo? ¿Puede una vida torcida ser enderezada? Sólo hay una respuesta apropiada: "Señor Jehová, tú lo sabes" (Ezequiel 37:3). Nunca presumas de conseguirlo afirmando con tu lenguaje religioso: "Sin duda, con un poco más de lectura bíblica, de tiempo devocional y de oración, hallaré el medio".
     Es mucho más fácil hacer algo que confiar en Dios; nos lanzamos a la acción y luego confundimos el pánico con la inspiración. Es por este motivo que vemos a tan pocos colaboradores juntamente con Dios, y a tantos trabajando para Dios. Encontramos más gratificante trabajar para Dios antes que creer en Él. ¿Estoy seguro realmente que Dios hará en mí lo que yo no puedo hacer?. El grado de desánimo que tengo en relación con lo que Dios puede hacer con otros, es consecuencia de no darme cuenta de que Dios haya hecho algo por mí. ¿Es mi experiencia una realidad tan maravillosa  del poder y la fortaleza de Dios que jamás perderé la esperanza de lo que Él puede hacer por otra persona? ¿Ha operado en mí alguna transformación espiritual? La susceptibilidad y nivel de acción del pánico en nuestra vida guarda una relación directa con el nivel de carencia y experiencia espiritual.
     "He aquí que yo voy a abrir vuestros sepulcros, pueblo mio:....(Ezequiel 37:12). Cuando Dios quiere mostrarte lo que es la naturaleza humana separada de Él, te la muestra en ti mismo. Si el Espiritu de Dios te ha dado algunavez una visión de lo que eres aparte de la gracia de Dios (y sólo lo hará cuando Su Espíritu esté obrando en ti), entonces sabrás que en realidad no hay criminal en el mundo que llegue a ser tan perverso como tú mismo podrías serlo sin Su gracia. Mi "sepulcro" ha sido abierto por Dios, y "yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (Romanos 7:18). El Espíritu de Dios revela continuamente a Sus hijos lo que es la naturaleza humana aparte de Su gracia.

jueves, 5 de octubre de 2017

Devociones: "Tomando posesión de tu propia alma".

                   "En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas".
                                                      (Lucas 21:19)

     Cuando alguien nace de nuevo, hay un periodo de tiempo en el que no disfruta de la misma agilidad para pensar o razonar que tenía antes. Necesita forjar dentro de si el cauce adecuado para que la nueva vida que ha entrado en él pueda expresarse libremente, y esto se consigue mediante la formación en nosotros de la mente de Cristo (véase Filipenses 2:15), (Lucas 21:19) significa que, poco a poco, por medio de la paciencia, vamos adquiriendo la posesión de nuestra alma. Pero muchos, en lugar de proseguir adelante en el proceso de moldear nuestra alma conforme a la nueva vida que Dios ha puesto en nosotros, prefieren quedarse en el umbral. Fracasamos porque nos obstinamos en ignorar el camino que Dios nos ha abierto delante y achacamos al diablo cosas que en realidad son fruto de nuestra propia naturaleza, carente de disciplina. ¡Piensa por un momento hasta dónde podríamos llegar una vez que hemos despertado a la verdad!.
     Hay cosas en la vida por las que no hace falta orar, por ejemplo, nuestro talante. Nunca nos libraremos del mal humor a través de la oración; la solución está en arrojarlo completamente de nuestras vidas. El mal carácter casi siempre tiene sus raíces en algún defecto físico, no en el Yo interior. Luchar contra el mal humor que surge a causa de problemas físicos requiere esfuerzo continuo, pero no debemos someternos a él ni por un instante.
    La solución es aferrarse a nosotros mismos por las solapas y darnos una buena sacudida; de esta forma reaccionaremos y nos daremos cuenta de que sí podemos hacer aquello que pensábamos que no podíamos hacer. Nuestro principal problema, del que adolecemos todos, es, simplemente, que no estamos dispuestos. La vida cristiana es una vida de constante determinación y arrojo espiritual vividos en carne. 

martes, 3 de octubre de 2017

Devociones: "Fe--no emoción".

                         "Porque por fe andamos, no por vista".
                                                   (2 Corintios 5:7)

      Durante un tiempo, al inicio de nuestra vida cristiana, detectamos el interés que Dios tiene por nosotros, y nos alegramos. Pero a medida que intenta utilizarnos en Su obra, adoptamos una actitud lastimera quejándonos de las pruebas y dificultades que ello comporta. No nos damos cuenta de que Dios quiere a veces que actuemos entre bastidores y no a la luz de las candilejas. A ninguno nos gusta permanecer ocultos espiritualmente si podemos evitarlo. ¿Podemos cumplir con nuestro deber cuando da la sensación de que Dios nos ha cerrado las puertas del cielo? Quisiéramos adoptar el papel de los santos, con halos de oro y resplandores de inspiración, adscritos siempre al coro celestial. Olvidamos que los santos de peana son de poco valor para Dios. Su comportamiento no encaja ni resulta apropiado para la vida cotidiana y su forma de ser se aparta de la de Dios. No estamos en el mundo para vivir flotando como los ángeles, sino para batallar como hombres y mujeres realizando la obra que se nos ha encomendado y resistiendo en la lucha mediante el poder que nos da el haber nacido de lo alto.
    Si intentamos retrotraernos al pasado y sumergirnos en nuestros éxtasis es señal de que no es a Dios a quien anhelamos. Añoramos los momentos excepcionales en que Dios vino y habló con nosotros y pretendemos que lo hará de nuevo. Erramos. Lo que Dios quiere es que aprendamos a "andar por la fe". ¿Nos hemos sentado en mitad del camino diciendo: "No puedo seguir hasta que Dios no se manifieste" ? Es inútil, no lo hará. Debemos ponernos en pie y andar por nuestra cuenta, prescindiendo de cualquier inspiración ni toque repentino de Dios. Entonces es cuando viene la sorpresa y exclamamos: "Él estaba ahí todo el tiempo y no me había dado cuenta". No vivas anhelando estos momentos excepcionales, vienen por sorpresa. Y Dios nunca te los concederá cuando vea que  estás  en peligro de dejarte arrastrar por ellos. Nunca debemos tomar los momentos de éxtasis e inspiración como norma de vida---nuestra norma es el deber cumplido.
    

lunes, 2 de octubre de 2017

Devociones: "¡Si también tú conocieses! ".

"¡Si también tú conocieses, y de cierto en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está oculto a tus ojos".
                                         (Lucas 19:42)

    Jesús entró triunfante en Jerusalén y la ciudad se agitó hasta los cimientos, pero allí había un dios ajeno: la soberbia de los fariseos. Era un dios que aparentaba ser religioso y recto, pero Jesús lo comparó con "sepulcros blanqueados que por fuera, a la verdad, parecen hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mateo 23:27).
     ¿Qué es lo que te ciega, "en este tu día", a la paz de Dios? ¿Tienes tú un dios ajeno---no un mostruo abominable, sino quizá una naturaleza no santa que controla tu vida? Más de una vez Dios me ha traído cara a cara frente a algún dios ajeno en mi vida; yo sabía que debía haberlo abandonado, y no lo hice. Pasé a través de la crisis "por un pelo", sólo para volverme a encontrar de nuevo bajo el control de aquel dios ajeno. Soy ciego a las cosas que son para mi paz. Resulta chocante ver con qué facilidad ocupamos nosotros el lugar donde el Espiritu de Dios debería estar situado, abriéndose paso, sin obstáculos en nuestras vidas, con lo que sólo conseguimos empeorar las cosas y aumentar nuestra responsabilidad delante de Dios.
      "Si también tú conocieses....." Las palabras de Jesús cortan aquí directamente al corazón, con Sus lágrimas tras ellas. Son palabras que implican responsabilidad por nuestras propias culpas. Dios nos hace responsables de lo que rehusamos ver o somos incapaces de ver en cuanto a nuestros pecados. Y "ahora está oculto a tus ojos", pues nunca has rendido de una manera total tu naturaleza a Él. ¡Ah, la profunda y eterna tristeza por lo  que hubiese podido ser! Dios nunca vuelve a abrir las puertas que han sido cerradas. Abre puertas, pero nos recuerda que hay puertas que nosotros hemos cerrado, que no tenían por qué estar cerradas. No temas si Dios suscita tu pasado. Deja que tu memoria haga su obra en ti. Al hacerlo actúa como un ministro de Dios trayéndote su reprensión y dolor. Pero Dios lo tornará en una maravillosa lección de crecimiento para el futuro.  

sábado, 30 de septiembre de 2017

Devociones: "¡Con todo, humano! ".

".....ya sea que....hagáis cualquier otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios".
                                      (1 Corintios 10:31)

     En las Escrituras , el gran milagro de la Encarnación se desliza en la vida ordinaria de un niño: la magnificencia de la transfiguración se desvanece en el valle del endemoniado; la gloria de la resurrección desciende a un desayuno en la playa. No se trata de un anticlímax, sino de una gran revelación de Dios.
     Tenemos una tendencia a buscar lo maravilloso en nuestra experiencia, y confundimos acciones heroicas por grandes héroes. Una cosa es esperar una crisis con todos los honores, y otra muy distinta pasar de dia en dia glorificando a Dios cuando no hay testigos, ni candilejas, ni nadie que nos preste la más mínima atención. Si bien rechazamos los halos, al menos buscamos algo que haga exclamar a los demás: "¡Qué maravilloso hombre de oración es éste", o "¡Qué mujer más devota es ella! ". Si estás verdaderamente consagrado al Señor Jesucristo, habrás llegado al nivel sublime donde nadie se dará cuenta de ti. Todo lo que se podrá ver será el poder de Dios fluyendo a través de ti en todo momento.
     Queremos el privilegio de decir: "¡Oh, he sentido un maravilloso llamamiento de Dios! " Olvidamos que para llevar a cabo incluso lasa tareas más humildes para la gloria de Dios se precisa del Dios Omnipotente. Encarnado morando en nosotros. Y que pasar inadvertido demanda el Espíritu de Dios en nosotros haciéndonos absoluta y humanamente Suyos. La verdadera prueba de la vida de santidad no es éxito, sino fidelidad a nivel humano. Tendemos a establecer el éxito en la obra cristiana como nuestro propósito, cuando éste debería ser el mostrar la gloria de Dios en vida humana, vivir una vida "escondida con Cristo en Dios" en nuestras condiciones cotidianas (Colosenses 3:3). Nuestras relaciones humanas son precisamente el entorno donde debería hacerse más patente la vida ideal de Dios. 

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Devociones: "La Biblia y el teléfono movil".

Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.
                                   (Salmo 119:105)

    ¡Qué cambio habría en nuestra vida si utilizaśemos nuestra Biblia como usamos nuestro teléfono móvil o celular! La tendríamos siempre con nosotros, a la mano, en nuestro bolso o bolsillo....No dudaríamos en ir a buscarla si la olvidásemos en la casa o en el trabajo. La consultaríamos varías veces al día parta controlar la llegada de un mensaje o para responder. La emplearíamos si tuviésemos algún problema, sería nuestra ayuda. En caso de urgencia, nuestro primer reflejo sería consultarla.
    Y, mucho mejor que nuestro teléfono, la Biblia siempre tiene una red o una linea disponible. Sus mensajes son de una actualidad sorprendente y se aplican directamente a situaciones cotidianas. También tienen palabras de verdad, de consuelo y esperanzaa:
    "No temas, cree solamente" (Marcos 5:36).
    "Ve con esta tu fuerza" (Jueces 6:14).
    "Todos pecaron" (Romanos 3:23).
    "La paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23).
    "Bástate mi gracia" (2 Corintios 12:9).
    "La dádiva de Dios es vida eterna" (Romanos 6:23).
    "Al que a mí viene, no le echo fuera" (Juan 6:37).
    "Yo vengo pronto" (Apocalipsis 3:11).
    "¿Quién nos separará del amor de Cristo? " (Romanos 8:35).
    Nada "nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro" (Romanos 8:39).
    ¿Conoce en número corto para pedir rápidamente auxilio? Es el 5015: "Invócame en el día de la angustia; te libraré, y tú me honrarás" (Salmo 50:15).

sábado, 23 de septiembre de 2017

Devociones: "Para esto, tengo a Jesús".

(Isaías 49:13) ......el Señor ha consolado a su pueblo, y de sus pobres tendrá misericordia.
     Es raro que haya época sin problemas en nuestra vida; pero, a veces, es aterrador cuando aparecen de repente.
    Una mujer vio que toda su familia, excepto sus dos hijas pequeñas, fue asesinada durante el genocidio en Ruanda en 1994. Actualmente, es una viuda entre muchas otras, con poco dinero, pero que se niega a caer derrotada. Ha adoptado a dos huérfanos, y confía en que Dios proveerá para los gastos de comida y escuela de su familia formada por cinco personas. Traduce literatura cristiana al idioma de su país y organiza una conferencia anual para las otras viudas. Mientras me contaba su historia, lloraba; pero, para cada problema de su vida, tiene un remedio sencillo: "Para esto, tengo a Jesús".
     Dios sabe perfectamente lo que estás enfrentando. Isaías nos recuerda que el Señor nos conoce tan íntimamente que es como si nuestro nombre estuviera escrito en las palmas de sus manos (Isaías 49:16). Además, nos ha dado su Espiritu para guiarnos, consolarnos y fortalecernos.
    piensa en los desafíos que enfrentas en este momento y, luego, escribe al lado de cada uno, como un recordatorio de la fidelidad y el cuidado de Dios: "Para esto, tengo a Jesús".
    Señor Jesús, gracias por tu fidelidad y por estar a mi lado en este momento.

                  La vida adquiere perspectiva bajo la luz de Cristo.