lunes, 30 de octubre de 2017

Devociones: "El "Ve" de la Reconciliación".

              "Si recuerdas que tu hermano tiene algo contra ti....."
                                                  (Mateo 5:23)

    El versículo dice: "Si estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti....." No dice: "Si rebuscas en tu mente y encuentras algo producido por tu sensibilidad desequilibrada", sino: "si.....te acuerdas....". En otras palabras, si el Espíritu de Dios te hace patente algo concreto en tu conciencia, "reconcíliate primero con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda". (Mateo 5:24). Nunca objetes a la sensibilidad intensa del Espíritu de Dios en ti cuando te está instruyendo hasta el más mínimo detalle.
     "Reconciliate primero con tu hermano...." La instrucción de nuestro Señor es sencilla: "Reconcíliate primero.....", Viene a decir: "Vuelve por el camino que viniste, el camino que te indica la convicción que te ha sido dada delante del altar: adopta para con la persona que tiene algo contra tí una actitud de mente y alma tal que haga de la reconciliación algo tan natural como respirar". Jesús no menciona a la otra persona: te dice a ti que vayas. No es asunto de tus derechos. La verdadera marca del santo es que es capaz de ceder sus propios derechos y obedecer al Señor Jesús.
    ".....y entonces ven y presenta tu ofrenda". El proceso de la reconciliación queda claramente establecido. Primero tenemos el espíritu heroico del propio sacrificio, luego el freno repentino por la sensibilidad del Espíritu Santo, y posteriormente quedamos detenidos en el punto de nuestra convicción. esto va seguido de obediencia a la Palabra de Dios, que edifica una actitud o estado de mente que no echa la culpa al otro con quien has estado enemistado. Y finalmente queda la gozosa, sencilla y libre ofrenda de tu don a Dios. 

sábado, 28 de octubre de 2017

Devociones: "El Mandamiento Divino de la Vida".

"Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto".
                                        (Mateo 5:48)

    La exhortación que nos hace nuestro Señor en los vv. 38-48 es a ser generosos en nuestra conducta para con todos. No vivas tu vida espiritual en base a tus afectos naturales. Hay personas que nos gustan y otras que no nos gustan, pero nunca debemos dejar que estas preferencias y desagrados rijan nuestra vida cristiana. "Si andamos en la luz, como Él está en la luz, tenemos comunión unos con otros" (1 Juan 1:7), incluso con aquellos para con los que no sentimos afecto.
    El ejemplo que nos da el Señor no se basa en una buena persona, ni aun el de un buen cristiano: es el del mismo Dios. "Sed, pues, vosotros perfectos, como vuestro Padre que está en los cielos es perfecto". O sea, compórtate con los demás, Él lo ha hecho contigo, y verás cómo Dios te dará abundancia de oportunidades para demostrar si eres o no "perfecto, como tu Padre que está en los cielos es perfecto". Ser discípulo significa identificarte de manera deliberada con los intereses de Dios en los demás. Jesús dice: "Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tenéis amor los unos por los otros" (Juan 13:34-35).
    La expresión del carácter cristiano no está en hacer el bien, sino en la semejanza con Dios. Si el Espiritu de Dios te ha transformado, exhibirás en tu vida rasgos divinos. La vida de Dios en nosotros se expresa como la vida de Dios, no como un intento de alcanzar la piedad en nuestra vida humana. El secreto de la vida cristiana está en que en ella lo sobrenatural deviene natural como resultado de la gracia de Dios, y la experiencia de esto se hace evidente si no en los detalles prácticos de la vida, en momentos de comunión íntima con Dios. Cuando nos enfrentamos con algo que provoca confusión y actividad desbordante, descubrimos que tenemos la capacidad de mantenernos equilibrados incluso dentro del ojo mismo del huracán.

viernes, 27 de octubre de 2017

Devociones: "Atravesando una Confusión Espíritual".

         "Entonces Jesús, respondiendo, dijo: No sabéis lo que pedís".
                                           (Mateo 20:22)

    En ocasiones tu vida espiritual se ve sumida en la confusión, y la salida para ello no es decir simplemente que no deberia haberla. No es cuestión de correcto o incorrecto, sino de que Dios te está llevando por un camino que temporalmente no comprendes. Y es únicamente pasando a través de esta confusión espiritual que llegarás a la comprensión de lo que Dios quiere para ti.
     El velamiento de Su amistad (véase Lucas 11:5-8). Jesús lo ilustra con la historia de un hombre que, al parecer, se comporta muy rudamente con su amigo. Viene a decir que así como el Padre Celestial te parecerá en ocasiones. Te dará la sensación de que es un Amigo insociable, pero recuerda: es todo amor, y llegará el momento en que todo quedará aclarado. A veces parece incluso el mismo amor ha de esperar con dolor y lágrimas por la bendición de una comunión y unidad más plena. Cuando Dios parezca estar totalmente velado, ¿serás capaz de aferrarte aún más, confiando en Él?.
     La sombra de Su Paternidad (Lucas 11:11-13). Jesús dijo que hay ocasiones en las que tu Padre parecerá un padre indiferente, como endurecido ante tus  demandas. Pero recuerda, no lo es. "Todo el que pide, recibe...." (véase Lucas 11:10). Si todo lo que ves ahora mismo es una sombra en el rostro del Padre, aférrate al hecho de que Él te dará en último término un entendimiento claro y que se justificará de una manera plena en todo lo que ha permitido en tu vida.
    La extrañeza de Su fidelidad (véase Lucas 11:1-8). "Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? " (Lucas 18:8). ¿Encontrará la clase de fe que espera en Él a pesar de la confusión? Manténte firme  en la fe, creyendo que lo que Jesús dijo es cierto, aunque entre tanto no comprendas lo que Dios está haciendo. Sus proyectos están muy por encima de las cosas insignificantes que ahora mismo le estás pidiendo.  

lunes, 23 de octubre de 2017

Devociones: "Manantiales de Bendición".

"El agua que yo le daré se convertirá dentro de él en una fuente de agua que salte para vida eterna".
                                            (Juan 4:14)

    La imagen que el Señor describe aquí no es la de un canal, sino de una fuente que brota. Prosigue "siendo llenado" (Efesios 5:18), y la dulzura de tu relación vital con Jesús manará tan generosamente fuera de ti como te ha sido dada. Si Su vida no está brotando en ti como debiera, tú tienes la culpa; algo ha interrumpido la corriente. ¿Trata Jesús de decir con estas palabras que debes conectarte a la Fuente para conseguir alguna bendición personal? No: debes centrarte en la Fuente para que de ti "corran ríos de agua viva", una vida irreprimible.
     Debemos ser manantiales a través de los que Jesús pueda manar como ríos de agua viva en bendición para todos. Sin embargo, algunos somos como el Mar Muerto, siempre recibiendo pero nunca dando, y ello es porque nuestra relación con Jesús no es la correcta. Con la misma certidumbre con que recibimos de Él, Él se derramará a través de nosotros, y en la medida en que Él no esté derramándose, es prueba de que hay algún defecto en nuestra relación. ¿Se interpone algo entre tú y Jesucristo? ¿Hay algo que estorbe tu fe en Él? Si no, entonces Jesús dice que de ti: "correrán ríos de agua viva". No se trata de una bendición que tú pasas a otros, ni de una experiencia que compartes con otros, sino de un río que continuamente fluye a través de ti. Manténte junto a la Fuente, guardando estrechamente tu fe en Jesucristo y tu relación con Él, y habrá en ti un flujo constante hacía las vidas de otros sin sequedad ni mortandad alguna.
      ¿No es excesivo decir que manarán ríos de un creyente individual? ¿Te miras acaso a ti mismo, y dices: "pero no veo los ríos" ? A lo largo de la historia dela obra de Dios descubrirás generalmente que Él ha obrado siempre a través de los más oscuros, los desconocidos y los ignorados, pero firmemente fieles a Jesucristo. 

sábado, 21 de octubre de 2017

Devociones: "¿Utilidad o relación? ".

"No os regocijéis de que los espíritus se os sujetan, sino regocijaos de que vuestros nombres están escritos en los cielos".
                                      (Lucas 10:20)

    Jesucristo nos está diciendo, aquí: "No os regocijéis en la eficacia de vuestro trabajo para Mí, sino regocijaos porque vuestra relación conmigo es la buena". La trampa en la que puedes caer en la obra cristiana es la de regocijarte en el servicio eficaz, regocijarte en que Dios te ha empleado. Nunca podrás medir plenamente lo que Dios hará por medio de ti a menos de que mantengas la relación adecuada con Él. Si mantienes estable tu relación con Él, entonces, con independencia de tus circunstancias o de cualquier cosa que encuentres cada día, Él seguirá derramando "rios de agua viva" a través de ti (Juan 7:38). Y el que no te lo deje saber es tan sólo parte de su misericordia. Cuando tengas la relación correcta con Dios por medio de la salvación y la santificación, recuerda que, sean cuales sean las circunstancias, es Dios quien te ha puesto en ellas. Y Dios emplea tus reacciones ante tus circunstancias de la vida para cumplir Su propósito, siempre que tú sigas "andando en la luz, como él está en la luz" 
(1 Juan 1:7).
     Nuestra tendencia, hoy, es poner énfasis en el servicio. Guárdate de las personas que formulan sus peticiones de ayuda sobre la base de hacerse ellos de utilidad para otro. Si haces de la utilidad el criterio, entonces Jesucristo fue el mayor fracasado que jamás haya vivido. Para el creyente, la dirección y guía provienen del mismo Dios, no de alguna medida de la utilidad. Lo que cuenta es la obra que Dios a través nuestro, no lo que nosotros hacemos para Él. Todo aquello a lo que el Señor presta atención en nuestra vida es nuestra relación con Él, algo de gran valor para Su Padre. Jesús obró "para ir llevando muchos hijos  ala gloria....." (Hebreos 2:10).

jueves, 19 de octubre de 2017

Devociones: "La búsqueda espiritual".

"¿Qué hombre hay entre vosotros, que si su hijo le pide pan, le dará una piedra? ".
                                             (Mateo 7:9)

     Para ilustrar la oración, el Señor usa aquí el ejemplo de un buen hijo que está pidiendo algo bueno. Hablamos de la oración como si Dios nos oyese con independencia de cual sea nuestra relación con Él (Mateo 5:45). Nunca digas que no es la voluntad de Dios darte lo  que le pides. No te desalientes y abandones, sino encuentra la razón de por qué no lo has recibido. Aumenta la intensidad de tu búsqueda y examina la evidencia. ¿Es buena tu relación con tu esposa, tus hijos y tus compañeros de trabajo o estudio? ¿Puedes considerarte un "niño bueno" en estas relaciones? ¿O has de reconocerle al Señor: "He sido irritable y huraño, pero quiero bendiciones espirituales? "No las puedes recibir y tendrás que pasarte sin ellas hasta que tengas la actitud de un "niño bueno".
     Confundimos el desafío con la devoción, argumentando y discutiendo con Dios en lugar de rendirnos a Él. Rehusamos examinar la evidencia que indica claramente que estamos en mal estado. ¿Le he estado pidiendo al Señor dinero para comprar algo mientras rehuso pagar a alguien lo que le debo? ¿He estado pidiendo a Dios libertad mientras se la estoy negando a alguien que me pertenece? ¿He rehusado perdonar a alguien y he sido poco amable con aquella persona? ¿He estado comportándome como hijo de Dios entre mis parientes y amigos? (Mateo 7:12).
     Soy hijo de Dios por el hecho de haber nacido de nuevo y, como "hijo" Suyo, soy bueno sólo si "ando en la luz" (1 Juan 1:7). Para la mayoría de nosotros, la oración viene a ser tan sólo una expresión religiosa trivial, una cuestión de comunión mística y emocional con Dios. Nos hacemos y aparentamos buenos produciendo un aniebla espiritual que nos ciega. Pero si rebuscamos y examinamos las evidencias, veremos con claridad lo que está mal: una amistad, una deuda impagada, o una actitud impropia. De nada sirve orar, excepto si vivimos como hijos de Dios. Entonces Jesús dice, acerca de Sus hijos: "Todo el que pide, recibe....." (Mateo 7:8).  

martes, 17 de octubre de 2017

Devociones: "El Santo padecer del Santo".

"Los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al Creador, haciendo el bien......".
                                        (1 Pedro 4:19)

    Elegir el sufrimiento significa que hay algo en ti que no funciona perfectamente, pero escoger la voluntad de Dios---aunque ésta implique sufrimiento---es muy diferente. Ningún creyente normal y sano escoge jamás sufrir. Escoge la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús, tanto si sufre como si no. Y ningún santo debería interferir con la lección del sufrimiento aprendida en la vida de otros.
    El creyente que satisface al corazón de Jesús hará a otros fuertes y maduros para Dios. Pero lamentablemente las personas a quienes usa para fortalecernos, nunca nos resultan simpáticas.No obstante, aquellos que nos resultan simpáticos no hacen más que obstaculizarnos, porque la simpatía sólo sirve para debilitarnos. Nadie puede comprender mejor a un santo que otro santo que esté cerca y estrechamente relacionado con Jesús. Si aceptamos la simpatía y comprensión de parte de otro creyente caemos en la tentación de razonar: "Dios está siendo excesivamente duro conmigo, y haciéndome la vida demasiado difícil". Por eso Jesús dijo que la autocompasión era cosa del diablo (véase Mateo 16:21-23). Hemos de ser misericordiosos con la reputación de Dios. Para nosotros es fácil manchar el carácter de Dios, porque Él nunca discute, no trata de defenderse ni de vindicar Su nombre. Cuidado con pensar que Jesús necesitaba comprensión durante Su vida en la tierra. Él rehusó la simpatía de la gente porque en Su gran sabiduría sabía que nadie en la tierra comprendía Su propósito (véase Mateo 16:23). Aceptó sólo la simpatía de Su Padre y de los ángeles (véase Lucas 15:10).
    Contempla el desperdicio increíble que aparentemente hace Dios de Sus santos, según el criterio del mundo. Dios parece colocarlos en los lugares más inútiles. Y nos decimos: "Dios me ha puesto en este lugar porque le resulto muy útil". Pero Jesús nunca midió Su vida por cómo o dónde era de mayor utilidad. Dios pone a Sus santos donde van  a servir para mayor gloria suya, y nosotros somos incapaces de comprender ni decidir dónde esto puede ser.    

lunes, 16 de octubre de 2017

Devociones: "Haciéndonos totalmente de Él".

"Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna".
                                         (Santiago 1:4)

    Muchos de nosotros aparentamos una conducta correcta, pero sigue habiendo áreas en nuestra vida en las que somos negligentes y perezosos. No se trata de una cuestión de pecado, sino de los resquicios que quedan en nosotros de la vida carnal, que tiende a hacernos negligentes. La negligencia es un insulto contra  el Espíritu Santo. Deberíamos no ser negligentes y menos en la forma de adorar a Dios, como tampoco en la manera en que comemos y bebemos.
    Ni un solo detalle en nuestras vidas escapa de su observación. Todo permanece bajo Su control. Y si intentamos zafarnos, nos sitúa de nuevo en el punto de partida, hasta que aprendamos la lección, puesto que su propósito es conseguir un producto acabado y perfecto. Puede que el problema surja de nuestra naturaleza impulsiva, que provenga de nuestros pensamientos ociosos y divagantes o que tenga su origen en nuestro sentido de la independencia y egoísmo. Da igual. Dios nos regresa al carril, para que, mediante este proceso, nos hagamos conscientes de aquello que no es correcto en nuestra vida.
     Nuestros estudios sobre la verdad revelada de la redención de Dios han sido maravillosos y nuestros corazones se hallan en plena comunión con Él. Su obra en nosotros nos hace saber que en conjunto estamos en paz con Él. "Tenga la paciencia su obra completa....." El Espiritu Santo, hablando a través del apóstol Santiago, nos dice: "Que vuestra paciencia se convierta en un producto acabado". Cuidémonos pues, de no caer en la negligencia en los pequeños detalles de la vida, diciendo: "Señor, esto no tiene importancia y por ahora voy a dejarlo como está". Sea lo que sea lo que haya que cambiar, Dios nos lo señalará con persistencia hasta que lleguemos a ser totalmente de Él. 

domingo, 15 de octubre de 2017

Devociones: "Santificación [Parte I] ".

       "Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación......".
                                         (1 Tesalonicenses 4:3)

    La vertiente de la muerte. En la santificación, Dios ha de tratar con nosotros tanto desde la vertiente de la muerte como desde la vertiente de la vida. La santificación demanda que acudamos al lugar de la muerte, pero muchos de nosotros pasamos tanto tiempo allí que nos volvemos morbosos. Se produce siempre una batalla interior, resistimos con resentimiento las demandas de Cristo. Cuando el Espiritu Santo comienza a mostrarnos lo que significa la santificación, la lucha empieza de inmediato. Jesús dijo: "Si alguno viene a mí, y no aborrece.....aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo"
 (Lucas 14:26).
     En el proceso de santificación, el Espíirtu de Dios me desnudará hasta que no quede nada más que yo mismo, y éste es el lugar de la muerte. ¿Estoy dispuesto a ser yo solo y nada más, a no tener amigos, ni padre, ni hermano, ni intereses propios; simplemente, estoy dispuesto a morir? Ésta es la condición precisa para la santificación. No es sorprendente que Jesús dijese: "No he venido para traer paz, sino espada" (Mateo 10:34). Ahí es donde se entabla la batalla, y donde tantos de nosotros vacilamos. Rehusamos identificarnos con la muerte de Jesucristo en este punto. Decimos: "¡Pero esto no puede ser tan estricto! ¡No puede exigirme esto! ". Nos equivocamos. Nuestro Señor es estricto, y si nos demanda esto. ¿Estoy dispuesto a reducirme a mi mismo a simplemente "yo" ? ¿Estoy  decidido  suficientemente a desnudarme de todo lo que mis amigos piensan de mí, y de todo lo que yo pienso de mi mismo? ¿estoy dispuesto a entregar mi simple y desnudo ser a Dios? Una vez lo esté, Él me santificará, y mi vida se verá libre de cualquier otra cosa que no sea Dios. 
(1 Tesalonicenses 5:23-24).
      Cuando oro "Señor, muestrame qué significa la santificación para mí", Él me lo mostrará. Significa ser identificado con Jesús. La santificación no es algo que Jesús pone en mi---es Él mismo en mí (1 Corintios 1:30).

sábado, 14 de octubre de 2017

Devociones: "El honor y deber espirituales en mi vida".

"Me debo a griegos y a no griegos, a sabíos y a no sabíos.....".
                                     (Romanos 1:14)

     Pablo se sentía abrumado a causa de su sensación de deuda con Jesucristo, y dedicó su vida a expresar este sentimiento. La mayor inspiración en la vida de Pablo era su visión de Jesucristo como su acreedor espiritual. ¿Siento yo la misma sensación de ser deudor a Cristo tocante a cada alma perdida? Como creyente, el honor espiritual de mi vida y mi deber es pagar mi deuda para con Cristo tocante a las almas perdidas. Cada fragmento de mi existencia que tenga valor lo debo a la redención de Jesucristo. ¿Estoy haciendo algo que le posibilite a Él, a través de mí, hacer de Su redención una realidad evidente en las vidas de otros? Es algo que sólo puede conseguirse según el Espiritu de Dios produzca en mí este sentimiento de deuda.
    No soy un ser superior en medio de los demás---soy esclavo del Señor Jesús. El propio Pablo dijo: "no sois vosotros.....habéis sido comprados por precio...." 
(1 Corintios 6:19-20). Pablo se vendió a sí mismo a Jesucristo y viene a decirnos: "Soy deudor a todos sobre la faz de la tierra a causa del evangelio de Jesús; sólo soy libre para poder ser un absoluto esclavo Suyo". Ésta es la principal característica en la vida del cristiano cuando este nivel de honor y deber espirituales se hacen realidad en Él.
    Deja de orar acerca de ti mismo y entrega tu vida por amor a los otros como siervo de Jesús. Éste es el verdadero sentido real de ser pan partido y vino derramado en la vida.

viernes, 13 de octubre de 2017

Devociones: "El Santo Espiritualmente Perezoso".

"Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos.....".
                                      (Hebreos 10:24-25)

    Todos tenemos tendencia a la pereza espiritual. Queremos mantenernos alejados de los caminos escabrosos de la vida, y nuestro objetivo principal es asegurarnos un lugar pacifico apartado del mundo. Las ideas expresadas en estos versículos de (Hebreos 10) son las de estimularse el uno al otro y permanecer unidos. Ambas cosas exigen iniciativa común---nuestra buena disposición a dar el primer paso hacia una realización de Cristo, no hacia nuestra propia realización. Vivir una vida distante y retirada es lo diametralmente opuesto a la espiritualidad tal como Jesucristo la enseñó.
     La verdadera demostración de nuestra espiritualidad tiene lugar cuando nos enfrentamos a la injusticia, la degradación, la ingratitud y el alboroto, lo cual tiende a volvernos espiritualmente perezosos. Mientras nos encontramos sometidos a prueba, queremos utilizar la oración y la lectura de la Biblia como excusa para hallar un retiro tranquilo. Empleamos a Dios sólo para conseguir paz y gozo. Buscamos sólo nuestro disfrute de Jesucristo, no una verdadera realización de Él. Éste es el primer paso en una dirección equivocada. Todas estas cosas que buscamos son simplemente efectos, y sin embargo tratamos de convertirlos en causas.
    "Pues tengo por justo, en tanto que estoy en el cuerpo, el estimularos con este recuerdo", dijo Pedro (2 Pedro 1:13). Resulta desagradable sentirnos golpeados directamente en el estómago por alguien a quien Dios utiliza para estimularnos----alguien que está lleno de actividad espiritual. Un trabajo activo y actividad espiritual no son la misma cosa. El trabajo activo puede llegar a ser la falsificación de la actividad espiritual. El verdadero peligro en la pereza espiritual es que no queremos ser estimulados---nos satisface más la idea de retirarnos del mundo: "Id, dad las nuevas a mis hermanos". (Mateo 28:10).
   

miércoles, 11 de octubre de 2017

Devociones: "Experimentando en Quebranto".

              ".....varón de dolores y experimentado en quebranto".
                                             (Isaías 53:3)

     Ninguno de nosotros puede decir que esté "experimentando en quebranto" de la misma manera que lo estuvo nuestro Señor. Lo soportamos, pasamos por él, pero no lo conocemos íntimamente. Persistimos y vivimos a través de ellos, pero no nos volvemos íntimo con ello. En principio no llegamos al punto de aceptar la realidad del pecado. Contemplamos la vida a través de los ojos de la razón, y decimos que si una persona controla sus instintos y se educa puede perfeccionar su vida que, poco a poco, se desarrollará hasta llegar a la vida conforme a Dios. Pero al ir prosiguiendo a lo largo de la existencia, encontramos la presencia de algo que no tuvimos en cuenta, es decir, el pecado, y esto perturba todo nuestro esquema y todos nuestros planes. El pecado ha hecho que el fundamento de nuestro pensamiento sea impredecible incontrolable e irracional.
     Hemos de reconocer que el pecado es una realidad de la vida, no sólo una falta. El pecado es una rebelión constante contra Dios, y o bien el pecado ha de morir en nuestra vida, o Dios no estará en ella. El Nuevo Testamento nos lleva justo a esta consideración: si el pecado domina en mí, la vida de Dios no podrá manifestarse, si Dios gobierna en mí, el pecado tiene que morir. No hay nada más fundamental que esto. La culminación del pecado fue lo que motivó la crucifisión de Jesucristo, y lo que fue cierto en la historia de Dios sobre la tierra lo es también en tu historia y en la mia, es decir, el pecado dará muerte a la vida de Dios en nosotros. Hemos de ajustar nuestra perspectiva mental a esta realidad del pecado. El pecado es la razón y la explicación de por qué Jesucristo vino a la tierra, y es también la explicación del dolor y el quebranto en la vida.

martes, 10 de octubre de 2017

Devociones: "¡Atrapado! ".

Los caminos del hombre están ante los ojos del Señor.....Prenderán al impío.... y retenido será con las cuerdas de su pecado.
                                       (Proverbios 5:21-22)
                              Él te librará del lazo del cazador.
                                            (Salmo 91:3)

    Capturar a un mono en la selva tropical parece ser un ejercicio relativamente fácil. El cazador vacía un coco y hace tres agujeros en la cáscara: dos para pasar una cuerda y otro suficientemente grande para que un mono pueda meter su mano. Luego basta con meter una fruta en el coco fijar el coco  aun árbol....y esperar. Rápidamente un mono curioso introduce la mano en el coco y toma lo que encuentre en él. ¡Pero después no puede retirar su mano aferrada al botín! Y en vez de soltar lo que tomó para poder salvarse, el mono se agota luchando, sin ningún resultado. ¡Está atrapado, a merced del cazador! Se acabó la libertad, los grandes espacios del bosque.....Si este mono no fue capturado para ser comido, ¡es probable que se quede para siempre tras las rejas de una jaula en un parque zoológico!.
     Nosotros también corremos el riesgo de dejarnos atrapar fácilmente por la curiosidad. "Solo una vez para ver", decimos antes de dar el primer paso que puede llevarnos a una adicción devastadora: juegos de dinero, alcohol, droga, pornografía, prácticas ocultas.....
    Querido lector, si está atrapado en una de estas trampas, no se agote tratando de encontrar una solución por sí mismo: ¡clame a Dios, el Dios de salvación! Él responde a toda alma sincera que está dispuesta a entregarle  su vida. Le ayudará a renunciar a lo que lo esclaviza. Lo liberará y le revelará la felicidad de vivir con él.
    "Fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir.....no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo"
 (1 Pedro 1:18-19).

    

sábado, 7 de octubre de 2017

Devociones: "La pregunta abrumadora".

         "Y me dijo: Hijo de hombre, ¿pueden revivir estos huesos? ".
                                                  (Ezequiel 37:3).

       ¿Puede un pecador ser transformado en un santo? ¿Puede una vida torcida ser enderezada? Sólo hay una respuesta apropiada: "Señor Jehová, tú lo sabes" (Ezequiel 37:3). Nunca presumas de conseguirlo afirmando con tu lenguaje religioso: "Sin duda, con un poco más de lectura bíblica, de tiempo devocional y de oración, hallaré el medio".
     Es mucho más fácil hacer algo que confiar en Dios; nos lanzamos a la acción y luego confundimos el pánico con la inspiración. Es por este motivo que vemos a tan pocos colaboradores juntamente con Dios, y a tantos trabajando para Dios. Encontramos más gratificante trabajar para Dios antes que creer en Él. ¿Estoy seguro realmente que Dios hará en mí lo que yo no puedo hacer?. El grado de desánimo que tengo en relación con lo que Dios puede hacer con otros, es consecuencia de no darme cuenta de que Dios haya hecho algo por mí. ¿Es mi experiencia una realidad tan maravillosa  del poder y la fortaleza de Dios que jamás perderé la esperanza de lo que Él puede hacer por otra persona? ¿Ha operado en mí alguna transformación espiritual? La susceptibilidad y nivel de acción del pánico en nuestra vida guarda una relación directa con el nivel de carencia y experiencia espiritual.
     "He aquí que yo voy a abrir vuestros sepulcros, pueblo mio:....(Ezequiel 37:12). Cuando Dios quiere mostrarte lo que es la naturaleza humana separada de Él, te la muestra en ti mismo. Si el Espiritu de Dios te ha dado algunavez una visión de lo que eres aparte de la gracia de Dios (y sólo lo hará cuando Su Espíritu esté obrando en ti), entonces sabrás que en realidad no hay criminal en el mundo que llegue a ser tan perverso como tú mismo podrías serlo sin Su gracia. Mi "sepulcro" ha sido abierto por Dios, y "yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien" (Romanos 7:18). El Espíritu de Dios revela continuamente a Sus hijos lo que es la naturaleza humana aparte de Su gracia.

jueves, 5 de octubre de 2017

Devociones: "Tomando posesión de tu propia alma".

                   "En vuestra paciencia poseeréis vuestras almas".
                                                      (Lucas 21:19)

     Cuando alguien nace de nuevo, hay un periodo de tiempo en el que no disfruta de la misma agilidad para pensar o razonar que tenía antes. Necesita forjar dentro de si el cauce adecuado para que la nueva vida que ha entrado en él pueda expresarse libremente, y esto se consigue mediante la formación en nosotros de la mente de Cristo (véase Filipenses 2:15), (Lucas 21:19) significa que, poco a poco, por medio de la paciencia, vamos adquiriendo la posesión de nuestra alma. Pero muchos, en lugar de proseguir adelante en el proceso de moldear nuestra alma conforme a la nueva vida que Dios ha puesto en nosotros, prefieren quedarse en el umbral. Fracasamos porque nos obstinamos en ignorar el camino que Dios nos ha abierto delante y achacamos al diablo cosas que en realidad son fruto de nuestra propia naturaleza, carente de disciplina. ¡Piensa por un momento hasta dónde podríamos llegar una vez que hemos despertado a la verdad!.
     Hay cosas en la vida por las que no hace falta orar, por ejemplo, nuestro talante. Nunca nos libraremos del mal humor a través de la oración; la solución está en arrojarlo completamente de nuestras vidas. El mal carácter casi siempre tiene sus raíces en algún defecto físico, no en el Yo interior. Luchar contra el mal humor que surge a causa de problemas físicos requiere esfuerzo continuo, pero no debemos someternos a él ni por un instante.
    La solución es aferrarse a nosotros mismos por las solapas y darnos una buena sacudida; de esta forma reaccionaremos y nos daremos cuenta de que sí podemos hacer aquello que pensábamos que no podíamos hacer. Nuestro principal problema, del que adolecemos todos, es, simplemente, que no estamos dispuestos. La vida cristiana es una vida de constante determinación y arrojo espiritual vividos en carne. 

martes, 3 de octubre de 2017

Devociones: "Fe--no emoción".

                         "Porque por fe andamos, no por vista".
                                                   (2 Corintios 5:7)

      Durante un tiempo, al inicio de nuestra vida cristiana, detectamos el interés que Dios tiene por nosotros, y nos alegramos. Pero a medida que intenta utilizarnos en Su obra, adoptamos una actitud lastimera quejándonos de las pruebas y dificultades que ello comporta. No nos damos cuenta de que Dios quiere a veces que actuemos entre bastidores y no a la luz de las candilejas. A ninguno nos gusta permanecer ocultos espiritualmente si podemos evitarlo. ¿Podemos cumplir con nuestro deber cuando da la sensación de que Dios nos ha cerrado las puertas del cielo? Quisiéramos adoptar el papel de los santos, con halos de oro y resplandores de inspiración, adscritos siempre al coro celestial. Olvidamos que los santos de peana son de poco valor para Dios. Su comportamiento no encaja ni resulta apropiado para la vida cotidiana y su forma de ser se aparta de la de Dios. No estamos en el mundo para vivir flotando como los ángeles, sino para batallar como hombres y mujeres realizando la obra que se nos ha encomendado y resistiendo en la lucha mediante el poder que nos da el haber nacido de lo alto.
    Si intentamos retrotraernos al pasado y sumergirnos en nuestros éxtasis es señal de que no es a Dios a quien anhelamos. Añoramos los momentos excepcionales en que Dios vino y habló con nosotros y pretendemos que lo hará de nuevo. Erramos. Lo que Dios quiere es que aprendamos a "andar por la fe". ¿Nos hemos sentado en mitad del camino diciendo: "No puedo seguir hasta que Dios no se manifieste" ? Es inútil, no lo hará. Debemos ponernos en pie y andar por nuestra cuenta, prescindiendo de cualquier inspiración ni toque repentino de Dios. Entonces es cuando viene la sorpresa y exclamamos: "Él estaba ahí todo el tiempo y no me había dado cuenta". No vivas anhelando estos momentos excepcionales, vienen por sorpresa. Y Dios nunca te los concederá cuando vea que  estás  en peligro de dejarte arrastrar por ellos. Nunca debemos tomar los momentos de éxtasis e inspiración como norma de vida---nuestra norma es el deber cumplido.
    

lunes, 2 de octubre de 2017

Devociones: "¡Si también tú conocieses! ".

"¡Si también tú conocieses, y de cierto en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está oculto a tus ojos".
                                         (Lucas 19:42)

    Jesús entró triunfante en Jerusalén y la ciudad se agitó hasta los cimientos, pero allí había un dios ajeno: la soberbia de los fariseos. Era un dios que aparentaba ser religioso y recto, pero Jesús lo comparó con "sepulcros blanqueados que por fuera, a la verdad, parecen hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mateo 23:27).
     ¿Qué es lo que te ciega, "en este tu día", a la paz de Dios? ¿Tienes tú un dios ajeno---no un mostruo abominable, sino quizá una naturaleza no santa que controla tu vida? Más de una vez Dios me ha traído cara a cara frente a algún dios ajeno en mi vida; yo sabía que debía haberlo abandonado, y no lo hice. Pasé a través de la crisis "por un pelo", sólo para volverme a encontrar de nuevo bajo el control de aquel dios ajeno. Soy ciego a las cosas que son para mi paz. Resulta chocante ver con qué facilidad ocupamos nosotros el lugar donde el Espiritu de Dios debería estar situado, abriéndose paso, sin obstáculos en nuestras vidas, con lo que sólo conseguimos empeorar las cosas y aumentar nuestra responsabilidad delante de Dios.
      "Si también tú conocieses....." Las palabras de Jesús cortan aquí directamente al corazón, con Sus lágrimas tras ellas. Son palabras que implican responsabilidad por nuestras propias culpas. Dios nos hace responsables de lo que rehusamos ver o somos incapaces de ver en cuanto a nuestros pecados. Y "ahora está oculto a tus ojos", pues nunca has rendido de una manera total tu naturaleza a Él. ¡Ah, la profunda y eterna tristeza por lo  que hubiese podido ser! Dios nunca vuelve a abrir las puertas que han sido cerradas. Abre puertas, pero nos recuerda que hay puertas que nosotros hemos cerrado, que no tenían por qué estar cerradas. No temas si Dios suscita tu pasado. Deja que tu memoria haga su obra en ti. Al hacerlo actúa como un ministro de Dios trayéndote su reprensión y dolor. Pero Dios lo tornará en una maravillosa lección de crecimiento para el futuro.