martes, 17 de octubre de 2017

Devociones: "El Santo padecer del Santo".

"Los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al Creador, haciendo el bien......".
                                        (1 Pedro 4:19)

    Elegir el sufrimiento significa que hay algo en ti que no funciona perfectamente, pero escoger la voluntad de Dios---aunque ésta implique sufrimiento---es muy diferente. Ningún creyente normal y sano escoge jamás sufrir. Escoge la voluntad de Dios, como lo hizo Jesús, tanto si sufre como si no. Y ningún santo debería interferir con la lección del sufrimiento aprendida en la vida de otros.
    El creyente que satisface al corazón de Jesús hará a otros fuertes y maduros para Dios. Pero lamentablemente las personas a quienes usa para fortalecernos, nunca nos resultan simpáticas.No obstante, aquellos que nos resultan simpáticos no hacen más que obstaculizarnos, porque la simpatía sólo sirve para debilitarnos. Nadie puede comprender mejor a un santo que otro santo que esté cerca y estrechamente relacionado con Jesús. Si aceptamos la simpatía y comprensión de parte de otro creyente caemos en la tentación de razonar: "Dios está siendo excesivamente duro conmigo, y haciéndome la vida demasiado difícil". Por eso Jesús dijo que la autocompasión era cosa del diablo (véase Mateo 16:21-23). Hemos de ser misericordiosos con la reputación de Dios. Para nosotros es fácil manchar el carácter de Dios, porque Él nunca discute, no trata de defenderse ni de vindicar Su nombre. Cuidado con pensar que Jesús necesitaba comprensión durante Su vida en la tierra. Él rehusó la simpatía de la gente porque en Su gran sabiduría sabía que nadie en la tierra comprendía Su propósito (véase Mateo 16:23). Aceptó sólo la simpatía de Su Padre y de los ángeles (véase Lucas 15:10).
    Contempla el desperdicio increíble que aparentemente hace Dios de Sus santos, según el criterio del mundo. Dios parece colocarlos en los lugares más inútiles. Y nos decimos: "Dios me ha puesto en este lugar porque le resulto muy útil". Pero Jesús nunca midió Su vida por cómo o dónde era de mayor utilidad. Dios pone a Sus santos donde van  a servir para mayor gloria suya, y nosotros somos incapaces de comprender ni decidir dónde esto puede ser.    

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