lunes, 2 de octubre de 2017

Devociones: "¡Si también tú conocieses! ".

"¡Si también tú conocieses, y de cierto en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está oculto a tus ojos".
                                         (Lucas 19:42)

    Jesús entró triunfante en Jerusalén y la ciudad se agitó hasta los cimientos, pero allí había un dios ajeno: la soberbia de los fariseos. Era un dios que aparentaba ser religioso y recto, pero Jesús lo comparó con "sepulcros blanqueados que por fuera, a la verdad, parecen hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia" (Mateo 23:27).
     ¿Qué es lo que te ciega, "en este tu día", a la paz de Dios? ¿Tienes tú un dios ajeno---no un mostruo abominable, sino quizá una naturaleza no santa que controla tu vida? Más de una vez Dios me ha traído cara a cara frente a algún dios ajeno en mi vida; yo sabía que debía haberlo abandonado, y no lo hice. Pasé a través de la crisis "por un pelo", sólo para volverme a encontrar de nuevo bajo el control de aquel dios ajeno. Soy ciego a las cosas que son para mi paz. Resulta chocante ver con qué facilidad ocupamos nosotros el lugar donde el Espiritu de Dios debería estar situado, abriéndose paso, sin obstáculos en nuestras vidas, con lo que sólo conseguimos empeorar las cosas y aumentar nuestra responsabilidad delante de Dios.
      "Si también tú conocieses....." Las palabras de Jesús cortan aquí directamente al corazón, con Sus lágrimas tras ellas. Son palabras que implican responsabilidad por nuestras propias culpas. Dios nos hace responsables de lo que rehusamos ver o somos incapaces de ver en cuanto a nuestros pecados. Y "ahora está oculto a tus ojos", pues nunca has rendido de una manera total tu naturaleza a Él. ¡Ah, la profunda y eterna tristeza por lo  que hubiese podido ser! Dios nunca vuelve a abrir las puertas que han sido cerradas. Abre puertas, pero nos recuerda que hay puertas que nosotros hemos cerrado, que no tenían por qué estar cerradas. No temas si Dios suscita tu pasado. Deja que tu memoria haga su obra en ti. Al hacerlo actúa como un ministro de Dios trayéndote su reprensión y dolor. Pero Dios lo tornará en una maravillosa lección de crecimiento para el futuro.  

No hay comentarios:

Publicar un comentario