martes, 30 de septiembre de 2014

Devociones: "Perseverancia".

El cumplimiento de las promesas de Dios es un hecho. El saberlo se traduce en una actitud de firmeza: Hebreos 10:35-36.

      El autor llama a sus lectores a una actitud de osada valentía, de confianza inamovible en la persona de Dios. A modo de estímulo, les recuerda que esta actitud tiene gran recompensa.
     La recompensa se construye sobre  la convicción de que Dios no es hombre, para echarse atrás en lo que se ha propuesto lograr. A lo lartgo d ela historia siempre cumpió con sus planes. Prometió darle un hijo a Abraham y Sara, y el hijo llegó. Prometió que ese hijo sería el primero de una multitud, más numerosa que la arena del mar, y el pueblo de Israel llegó a ser una nación grande y poderosa. Anunció a José que un día llegaría a tener autoridad sobre sus hermanos y sus padres. En el momento más bajo de la existencia. Dios lo arrebató del olvido y lo puso como primer ministro de la nación más poderosa de la Tierra.
     Del mismo modo, el Señor prometió a David que su descendencia surgiría. Uno cuyo reino no tendría fin. En la figura de Jesús se cumple esa promesa. Un ángel anunció a Zacarías que tendrían  el hijo por el que tanto tiempo habían orado. Un año más tarde, el padre escribía sobre una tabla el nombre de ese hijo, Juan. Cristo prometió a sus discípulos que en el momento de presentarse ante reyes, el Espíritu les decía las palabras para hablar. En el ministerio de Pablo observamos que, una y otra vez, fue llevado ante los más altos funcionarios de la Tierra, y en cada situación le fueron concedidas sabiduría y lucidez para exponer las verdades del Reino.
     El apóstol Pablo subraya la naturaleza confiable de las promesas de Dios, en 2 Corintios, señalando que esa confiabilidad se tradujo en la osadia a la que nos exhorta el autor de Hebreos. "Pero como Dios es fiel, nuestra palabra a ustedes no es sí y no. Porque el Hijo de Dios. Cristo Jesús, que fue predicado entre ustedes por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no fue sí y no, sino que ha sido sí en Él. Pues tantas como sean las promesas de Dios, en él todas son sí. Por eso también por medio de Él, es nuestro Amén para la gloría de Dios por medio de nosotros"(2 Corintios 1:18-20).
     Lo único en que debemos tener absoluta certeza es que las promesas de Dios se cumplen en el tiempo de él. Para nosotros, ese tiempo puede resultar muy largo, pero en los planes del Altisimo constituyen un abrir y cerrar de ojos.
     El factor es el que más nos invita a desistir de seguir avanzando. Nos sentimos tentados a desechar nuestra confianza. La actitud de permanecer firmes se llama perseverancia. Es una postura la que nos lleva a seguir insistiendo cuando otros han quedado por el camino. Insistimos porque sabemos que él va a hacer lo que se ha propuesto hacer. No dudamos que sea así, aunque transcurran dos meses, cinco años o una década. Él es fácil.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Devociones: "Peligro de intoxicación".

Al igual que las más severas pruebas, la alabanza tiende a sacar a la luz las motivaciones y actitudes escondidas: Proverbios 27:21.

     El proceso de purificar metales preciosos no es muy complejo y ya era conocido en tiempos bíblicos. El metal, que en su estado natural está mezclado con toda clase de impurezas minerales, es sometido a un intenso proceso de calentamiento. El calor producido por el fuego hace que los elementos, que poseen diferentes puntos de fundición, se separen para que quede aíslada la plata o el oro puro.
    La ilustración, del cual echa mano el autor de Proverbios, nos ayuda a entender cómo un proceso similar de purificación ocurre en el hombre. Es muy fácil para cada uno de nosotros confiamos de nuestra propia capacidad para efectuar una evaluación acertada del verdadero estado de nuestro corazón. El mismo autor realiza una pregunta para la cual todos conocemos la respuesta: "¿Quién puede decir: "Yo he limpiado mi corazón, limpio esyoy d emi pecado"·· 
( Proverbios 20:9). Es imposible que el hombre purifique su propio corazón, especialmente en lo que se refiere al tema del orgullo y la humanidad.
     El texto de hoy nos da una solución más confiable. Una buena manera de saber la clase de persona que somos o son aquellos con que estamos trabajando en la de medir su reacción frente a la alabanza. Al igual que las más severas pruebas, la alabanza tiende a sacar a la luz las motivaciones y actitudes escondidas en lo más profundo del ser humano.
     Existen dos posibles respuestas, frente a la alabanza, que deben preocuparnos. La primera es la persona que se hincha de importancia y cree que sus logros son producto de su propia fuerza e inteligencia. Esta persona está transitando por un camino peligroso porque se ha olvidado que todo lo que tenemos y somos es el resultado de la generosa bondad de Dios hacia nosotros. Lo nuestro no tiene mérito porque todo lo que es bueno y justo procede de lo Alto. "Un hombre no puede recibir absolutamente nada si no le es dado del cielo" (Juan 3:27). Jesús nos recordó claramente esta verdad cuando contó la parábola del siervo que había servido fielmente a su amo, no solamente en el campo sino también en la casa. ¿Acaso debía el uno darle las gracias por lo que había hecho? La respuesta del Maestro fue clara: "Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: "Siervos inútiles somos, pues o que debiamos hacer, hicimos" (Lucas 17:10).
    La otra reacción que debemos cuidar es la de la persona que es excesivamente "humilde" Y rehúsa reconocer que ha tenido parte en el éxito de algún proyecto. Sospecho que esta actitud revela una extraña manifestación del orgullo, pues la falta de disposición a recibir los regalos que otros nos quieren dar también se debe  ala activez. la verdadera humildad sabe dar, pero también sabe recibir.
      Corresponde, entonces, que agradecemos el cumplido a quien nos lo haya ofrecido y luego se lo entreguemos a nuestro Padre, no sea que lo atesoremos en nuestro corazón. La mejor manera de manejar la albanza es no dándole mucha importancia.

Devociones: "Palabras serías".

Nuestras palabras también impactan a aquellos que  están a nuestro alrededor:
Mateo 12:22-37.

       Cristo respondió a los fariseos con la siguiente daclaración: "Pero yo os digo que de toda palabra aciosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio, pues por sus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado" (Mateo 12:36-37).
    Si usted es como yo, su primera reacción a esta declaración es incredulidad. No es que le reste importancia o autoridad a las palabras de Jesús. Simplemente nos cuesta entender que seremos juzgados por cada uno palabra ociosa que salga de nuestra boca. Seguramente esta dificultad se debe, en parte, a que no percibimos cuanto impacto tienen nuestras palabras en los que están a nuestro alrededor. Las palabras son mucho más que un medio de comunicación. Por medio de las palabras las personas logran organizar y controlar el mundo en lo que viven.
     Cuando Dios le dio a Adán la tarea de darle nombre a cada animal, le estaba dando la posibilidad de empezar a organizar el mundo en el que vivía, para poder ejercer sobre él su vocación de dominarlo y sojuzgarlo. Con las palabras creó definiciones y categorías, y así logró el orden necesario para poder moverse con confianza. Es el mismo proceso por el cual atraviesa un misionero en un país nuevo. Al principio se mueve con inseguridad y temor, porque  no conoce siquiera los términos más básicos para organizar su existencia. Con el pasar del tiempo, sin embargo, comienza a sentirse más seguro, porque va adquiriendo el lenguaje del lugar, lo que es indispensable para sobrevivir.
    El problema es que, como resultado del pecado, el uso original de las palabras se ha desvirtuado. Ahora las usamos también para influenciar, controlar y manipular  alas personas a nuestro alrededor. Con simples palabras los diez espías llevaron todo un pueblo a rebelarse contra Dios. Por medio de sus palabras persuasivas. Absalón consiguió robar el corazón de los israelitas, poniéndolos en contra de su padre David. Con sus palabras de pasión Pedro prometió a Cristo lo que no podía dar.
       Es precisamente por esta razón que el Señor declaró que servimos. Nuestras palabras no solamente delatan que existe aspectos de nuestra vida que deben ser tratados, sino que también tienen un impacto sobre aquellos que están a nuestro alrededor. Con nuestras palabras arrastramos a otros hacia comportamientos y actitudes que son incorrectas, o lastimamos y herimos a las personas con las que tenemos contacto, a veces en forma permanente.
    En el libro de Eclesiastés Salomón aconseja: "No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; por Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras" (Eclesiastés 5:21). La inferencia es clava: cultivar el silencio es más prudente que hablar de más. Las muchas palabras invariablemente dan lugar al pecado. la persona sabía, por tanto, aprende a sujetar su lengua a la más estricta disaciplina.
    Qué Dios, en su misericordia, conceda que nuestras palabras sean siempre para sanidad, restauración y bendición.
 

sábado, 27 de septiembre de 2014

Devociones: ¿Pecados privados?.

El dolor de uno afecta a todo el cuerpo de Cristo, aunque decidamos ignorarlo.
Josué 7:1.

       La manera particular  en la que se dio la toma de Jericó dejó un poderoso testimonio acerca del futuro que esperaba al pueblo si caminaba de la mano del Señor. En el próximo capitulo. vemos a Israel derrotada y humillada por un adversario insignificante.
      El pasaje de hoy, tomado del capítulo que relata la totalidad del lamentable episodio, nos ofrece la explicación por esta derrota: había pecado en el pueblo, y esto cortó en forma absoluta el dolor de Dios.
    Lo increible de esta situación es que era solamente un hombre el que había pecado. Acán, de la tribu de Benjamín, vio entre los despojos de Jericó un manto babilónico muy bueno, y doscientos siclos de plata, y un lingote de oro de peso de cincuenta siclos, lo cual codició y tomó (Josué 7:21). Dios, sin embargo, había dado especificas instrucciones acerca de la ciudad. Y será la ciudad anatema a Jehová, con todas las cosas que están en ellas pero vosotros guardaos del anatema; ni toquéis, ni toméis alguna cosa del anatema, no sea que hagáis anatema el campamento de Israel, y lo turbéis (Josué 6:17-18).
     Cuando alguno de nosotros pecamos, no pecamos solamente contra Dios, sino que también dañamos la relación con nuestros hermanos.
     Lo que nos llama la atención es que todo el pueblo sufriera las consecuencias de la falta de un solo hombre. Nuestro asombro revela cuan convencidos estamos de que el pecado es un asunto muy personal, algo entre nosotros y Dios. Esta historia nos presenta la más dramática y contundente evidencia de que no existe tal cosa como el "pecado privado". Todo pecado es una ofensa contra Dios y su pueblo, y tiene consecuencias más allá de nuestra vida.
     El ser parte del pueblo de Dios implica la existencia de vínculos espirituales que no dependen de nosotros. No existimos en forma aislada, tengamos a no una relación fluída con los demás. Cuando alguno de nosotros pecamos, no pecamos solamente contra Dios, sino que también dañamos la relación con nuestros hermanos, pues se interrumpe el accionar de Dios en nuestro medio, no solamente en mi vida. El pecado secreto es un asunto serio, porque afecta la vida de todas las personas que están relacionados con esa persona, de la misma manera que el alcohólico trae miseria a todos los que conviven con él o ella. Aunque no veamos las consecuencias, los resultados de nuestras acciones no pueden ser detenidos.
Para pensar:
Seguramente a esta realidad se refería Pablo, cuando decía que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él (1 Corintios 12:26). El concepto no es que debemos dolernos con el otro, sino que el dolor de uno afecta a todo el cuerpo, aunque escogemos ignorarlo. De la misma manera, el pecado tiene consecuencias comunitarias. Saber esto le da un peso adicional al llamado a vivir en Santidad.  

Devociones: "Préstamo para Dios".

Señor, enséñame que si quiero preservar mi capital debo dártelo TODO
Mateo 13:23.

      Es preciso aprender la contabilidad celestial. Dios, siendo dueño de todo, no recibe regalos de nadie. Tampoco se endeuda. Ana no le regaló a su hijo, sino que lo dedicó a Dios durante "todos los días de su vida " (1 samuel 1:28). El Señor premió este préstamo pagándole intereses a 500% "Y visitó el Señor a Ana, y ella concibió y dio a luz tres hijos y dos hijas" (1 Samuel 2:21) ¿habrá alguna corporación financiera en el mundo que pague mejor tasa de interés?.
      Señor, enséñame que si quiero preservar mi capital (y ¿quién no?) debo prestárselo TODO. Sé que de otra manera me arriesgo a perder no sólo los intereses, sino también el capital de mis inversiones. El sabio comerciante D.L. Moody tomó en serío su versículo lema: "El mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre" (1 Juan 2:17) Moody  abandonó la venta de calzado para promover a Jesucristo, y , ahora que está en los cielos, los intereses de aquella inversión todavía siguen llegando a torrentes.
     Si soy sabío, tendré a Ana y Moody como mentores. Haré un balance de mi "Haber" y lo invertiré todo en un solo Banco, la Corporación de Ahorro y Vivienda Celestial. Ya conozco al Gerente, y prometió no abandonarme nunca ni fallarme.
    "Permiteme tu barco", dijo Cristo a Simón, quien llegó sin un pescado, manejando el timón. Fatigado, él entrega al Señor toda su posesión. Para ver sus redes llenas, por tan sabia decisión. Hoy nos llama Jesucristo a eterna inversión; no nos dejará sin fruto cuando guia la misión. Utilizamos Señor , según tu santa voluntad, a sembrar el Evangelio, la Palabra de verdad.

Devociones: "Participando de su triunfo".

Nosotros despedimos perfume de cosas cuando escogemos vivir la vida que Dios manda: 2 Corintios 2:14-16.

       El apóstol Pablo, al igual que el Maestro de Galilea, frecuentemente utilizaba imágenes de la vida real para ilustrar las grandes verdades del evangelio. Si no estamos enterados de la análogía que está usando podremos perder gran parte de la riqueza del texto, como puede ser el caso del pasaje en que se basa nuestra reflexión de hoy.
     La ilustración fue tomada de una práctica de las interminables campañas militares del invencible ejército Romano. Cualquiera de los habitantes de la capital del imperio habrían reunido oportunidad de presensiar uno de estos acontecimientos. Otros, habrían escuchado los relatos de tan memorable espectáculo. Se trataba del desfile triunfal que realizaban los generales que concluían con éxito una campaña contra algunos de los pueblos enemigos del  vasto territorio que controlaban.
     Cuando lograban sofocar una rebelión, como en el censo del final intento de independencia de los judíos en el año 70 a.d, o ponían fin a alguna incursión para conquistar nuevos pueblos, el ejército victorioso, en su retorno a Roma, hacía una entrada triunfal a la gran ciudad. El desfile era presenciado por multitudes de la población, quienes veían con sus propios ojos los frutos de la campaña realizada. La gran procesión iba acompañada de toda la pompa típica de la vida en Roma. Encabezaban la marca los sacerdotes que servían a los diferentes dioses del imperio, portando recipientes con incienso, los cuales desparramaban un fragante perfume a lo largo de toda la ruta del desfile. Atrás de ellos desfilaban las tropas del ejército victorioso, vitoreados por el pueblo. Los soldados eran seguidos por el ejército derrotado,el cual a Roma en cadenas para ser vendido como esclavos o convertidos en gladiadores. La procesión terminaba con la carroza que llevaba al general que había dirigido a las tropas victoriosas.
  Cada uno de los que participaba de la marcha podía sentir el perfume que iban dejando los sacerdotes, pero tenía distinto significado para quienes lo odian. Para las tropas del ejército Romano, el aroma endulzaba la victoria obtenida. Pero para el ejército vencido, el mismo olor anunciaba la inminente muerte de muchos de ellos.
    Del mismo modo despliega Cristo el perfume d esu victoria en la sociedad en que vivimos.
   Nosotros, su Iglesia, somos los que despedimos el aroma de su triunfo. Algunos, que perciben este dulce olor, encuentran al Cristo victorioso detrás de la vida de sus hijos. Para otros, sin embargo, la necesidad de la cruz no significará otra cosa que el anuncio de su propia muerte espiritual. Sea cual sea la realidad, recae sobre nosotros ser testigos del triunfo de nuestro Señor. Despedimos perfume de cosas santas cuando escogemos vivir la clase de vida a la que hemos sido llamados. Es decir, logramos que otros vean al Mesías en nuestras palabras, nuestros gestos y actitudes, nuestro comportamiento y nuestras obras.
Para pensar:
La marcha triunfal de Cristo no es algo que está reservado para el futuro, sino una realidad visible en todos los lugares donde su Iglesia avanza victoriosa sobre las tinieblas. 

viernes, 26 de septiembre de 2014

Devociones: "Ovejas sin pastor".

Las multitudes nunca fueron para el Señor una medida d esu identidad y valor de su ministerio: Marcos 6:30-44.

     Cuando hubieron regresado los discípulos. Jesús pretendió apartarlos a un lugar solitario para proveerles la oportunidad de descanso. "Pero muchos los vieron ir y lo reconocieron; entonces muchos fueron allá pié desde las ciudades, y llegaron antes que ellos, y se juntaron a él. Salió Jesús y vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor, y comenzó a enseñarles muchas cosas" (Marcos 6:33-34).
   Resulta muy interesante observar la reacción de Jesús. Vio la enorme muchedumbre y percibió, en el espiritu, el verdadero estado de estas personas: ovejas sin pastor. En esta sencilla analogía se resume toda realidad que acompañaba al pueblo. No tenía quien los guiara a lugares donde pudieran nutrirse del alimento necesario para una vida sana. No tenían quienes las protegieran de los depredadores que se alimentaban d elas ovejas indefensas. No tenían a quienes acudír para ser atendidas ni escuchadas en sus luchas y dificultades cotidianas. Frente a esto, Jesús fue movido a compasión. No los juzgó, ni se molestó con ellos porque no lo dejaban tranquilo. Más bien los miró con misericordia porque el mero hecho de que lo siguieran revelaba la magnitud de su necesidad.
     Cuán diferente es esta perspectiva comparada con nuestra óptica contemporánea. Entre los que pastorearon en la casa de Dios, las multitudes constituyen la marca de nuestra grandeza. Las vemos más como una señal de la eficacia de nuestro propio ministerio que por los que verdaderamente son. La presencia de las muchedumbres en el ministerio de un líder en el concepto de muchos habla con elocuencia de haber arribado a un nivel de "compromiso" con Dios que pocos alcanzan. ¿No son, acaso, todas estas personas la clara evidencia de que el Señor está bendiciendo de manera especial la obra de nuestras manos? Cristo no veía a las multitudes como un reflejo de lo que él era, ni tampoco estaba pendiente del nivel de popularidad que había alcanzado. Las multitudes lo exponían a uno de los grandes desafíos en el ministerio, el mismo que también acompañará a toda persona comprometida con cambiar vidas.
     La multitud, que no tiene rostro ni identidad propia, ofrece el medio más ineficaz para hacer el ministerio, porque el impacto que lograremos será momentáneo. Los cambios que perduran son producto de una inversión intensa y personal.
    No obstante, Jesús dedicó parte de su tiempo a entender las necesidades de las multitudes sin dejar, en ningún momento, que ellas impusieran su agenda sobre la marcha de su propio ministerio. Estar con ellos le proveía una valiosa oportunidad para percibir la realidad del pueblo, entender sus luchas y necesidades. Para que nosotros cultivemos este mismo espiritu de compasión, tenemos que desechar la costumbre de estar pendientes de los números, por el contrario debemos enfocarnos en la gente que está a nuestro alrededor. ¿Qué importa si son tres o tres mil? Si son las mismas necesidades, el pastor con un corazón compasivo estará tan interesado en un grupo como el otro.
COMENTE: Lea los versículos 35 y 36. ¿Cuál fue la sugerencia de los discípulos? ¿Cómo se lo comunicamos a Jesús? ¿Cuál cree que fue su motivación?. 

Devociones: "Pacientes hasta el fin".

Impóngale a su vida ministerial un ritmo seguro, cuidando sus recursos: Hebreos 12:1.

       La analogía que está usando el autor de Hebreos para ayudarnos as entender las dinámicas  de la vida cristiana, es la de una maratón, una  carrera larga que tiene una distancia de unos 42 Kms. Entre otras exhortaciones, nos anima a correr con paciencia la carrera  que tenemos por delante.
      Es el apóstol Santiago el que nos anima a tener gozo en medio de las dificultades, sabiendo que uno de los resultados más importantes de este trato especial de Dios es que lleguemos a tener paciencia. Y qué cualidad tan importante es esta virtud. Por falta de paciencia Abraham engendró un hijo con Hagar. Por falta de paciencia José intentó salir de las cárcel, procurando la ayuda del copero. Por falta de paciencia. Moisés mató al egipcio y debió huir al desierto. Por falta de paciencia. Pablo descartó al joven Marcos.
    La maratón es una de las pocas disciplinas donde no ser joven tiene sus ventajas. Los grandes corredores a nivel mundial, no son los atletas de dieciocho o veinte años, como lo podían ser en otros deportes. La edad promedio está más cerca de los treinta y cinco años. ¿Porqué? Porque el joven carece de ese elemento que es indispensable para correr una carrera de larga distancia: el saber medirse y llevar el ritmo necesario para llegar a la meta. He participado de varias maratones donde jóvenes entusiastas largan la carrera corriendo como si fueran hasta la esquina. la carrera, sin embargo, dura varias horas, y nadie podrá completarla si no lleva el ritmo adecuado.
    Hay una lección importante en este aspecto de la analogía. En la vida hay muchas personas que comienzan su experiencia espiritual con gran fuego y pasión. En poco tiempo se ejevan a alturas poco frecuentes en otros de más experiencia. Deslumbran con lo atrevido de su recorrido. Pocos, sin embargo, pueden mantener este ritmo por largo tiempo. La mayoria, cae de la misma manera que subieron estrepilosamente.
El líder maduro sabe que la carrera es larga. No se siente intimidado por otros que un poco tiempo parecen avanzar mucho más en la vida cristiana. Porque el premio no es  para los que salen con grandes despliegues de energía, sino para aquellos que, con un ritmo pausado pero constante, llegan a cruzar la meta final.
   Impóngales a su vida ministerial un ritmo seguro, cuidando sus recursos porque en el momento de mayor cansancio va  a necesitar de las reservas que no gastó cuando se sentía con toda la energía y la pasión de los que recién inician la carrera. este es el secreto de los grandes corredores. Cuando el cuerpo les dice que pueden ir más rápido, lo frenan. saben que más adelante lo que ahorraron en esfuerzo será crucial para terminar la prueba.
Para pensar
San Agustín, alguna vez observó: "La paciencia es la compañera de la sabiduría" Los apurados rara vez tienen tiempo para aprender las lecciones necesarias para el éxito. ¿Qué cosas producen en usted impaciencia? ¿Qué reacciones afloran en situaciones donde le falta paciencia? ¿Cómo puede hacer para crecer en ella?  

jueves, 25 de septiembre de 2014

Devociones: "Orando por los nuestros".

Con oración podemos tocar vidas de maneras que no son posibles con otras actividades: Colosenses 4:12.

      Los datos acerca de este Epafras son escasos. Muchos comentaristas creen que fue una de las personas claves en el establecimiento. La verdad es quedará entre los millares de héroes anónimos que fueron parte de la expansión de la Iglesia durante el primer siglo. Nuestro versículo de hoy, sin embargo, nos da un pequeño vistazo d ela clase de hombre que era Epafras. Era un hombre de oración, que entendía que aun lejos de su gente podía seguir afectando sus vidas por medio de ruegos y súplicas a favor de ellos. Según el testimonio de Pablo, esta intercesión se llevaba adelante con una intensidad y un fervor que delatan una pasión poco común entre los que sirven.
     No solamente esato, sino que este varón también mostraba gran discernimiento en lo que a la Iglesia respecta. Sus oraciones no estaban limitadas a peticiones  que tenían que ves con los detalles temporales de esta vida que tantas veces nos ocupan. Epafras pedía que se pudiera cumplir en ellos aquella condición quer garantiza resultados eternos, el estar firmes, perfectos y completamente seguros en toda la voluntad de Dios.
    Sin lugar a dudas Epafras no hacía más que imitar el ejemplo que había visto en el apóstol Pablo. Casi todas las epístolas dan testimonio de que el apóstol oraba frecuentemente por las Iglesias que había fundado o visitado. En Romanos testifica de que "sin cesar hago mención de vosotros en mis oraciones (Romanos 1:9). En primera Corintios Pablo declara: "siempre doy gracias a Dios por vosotros" (1 Corintios 1:4). En Efesios 1:6 comparte que "no ceso de dar gracias por vosotros, haciendo mención de vosotros en mis oraciones". En Filipenses comienza su carta diciendo: Doy gracias a smi Dios siempre que me acuerdo de vosotros, orando siempre con gozo en cada una de mis oraciones por todos vosotros" (Filipenses 1:3-4). A los Colosenses les dice que "no hemos cesado de orar por vosotros" (Colosenses 1:9). A los de Tesalónica les recuerda que siempre damos gracias a Dios por todos vosotros, haciendo mención de vosotros en nuestras oraciones (1 Tesalonicenses 1:2).
    Estos siervos entendian que la oración es una de las armas más efectivas que tiene el pastor a su disposición. Con oración podemos tocar vidas de maneras que no son posible con otras actividades. Sospecho, sin embargo, que muchos de nosotros creemos que el verdadero trabajo del ministerio parece estar en reuniones, visitación y consejería. Richard Foster, en su libro Oración, nos recuerda que si realmente amamos a las personas, desearemos para ellos mucho más de lo que tenemos a nuestro alcance darles, y esto nos llevará a orar. El interceder es una forma de amar a otros.
Para pensar:
¿Se podría decir de usted que es una persona que "esfuerza intensamente" a favor de los suyos en sus oraciones? ¿Qué cosas impiden que usted pase más tiempo orando por su gente? ¿Cómo puede crecer en este aspecto del ministerio?.   

miércoles, 24 de septiembre de 2014

Devociones: "Orar por costumbre".

Toda actividad tiende a convertirse en rutina después de un tiempo, y la rutina adormece el espíritu: Lucas 1.5-25.

       El mensaje que el ángel le trae a Zacarías le fue enviado porque "su petición ha sido oída". No dudo de que Zacarías y Elizabeth hubieran derramado su corazón delante de Dios durante largos años. Pocas condiciones parecen movilizar tanto nuestra alma como el no poder concebir un hijo. Imagino, también, que con el pasar de los años llegaba a ser difícil mantener viva la llama de la esperanza de que algún día serían padres. Ciertamente, desde una perspectiva humana, ya había pasado el tiempo en el que fuera posible que llegara el anhelado vástago.
     ¿Será por esto que Zacarías respondió de la forma que lo hizo? "¿Cómo podré saber esto? Porque yo soy anciano y mi mujer es de edad avanzada" La respuesta es inocente, pero delata un descreimiento de que tal cosa pudiera, en realidad, ocurrir. Por experiencia propia sé lo fácil que es caer en la costumbre de repetir algunas peticiones delante del trono de gracia, aunque desde hace tiempo ya hemos dejado de creer en que realmente pueda ocurrir algo al respecto. Seguimos pronunciando las palabras, pero la pasión que alguna vez las movilizó ya la hemos perdido.
     La situación presenta uno de los grandes peligros que erosiona la vida espíritual vivir nuestra relación con Cristo en "piloto automático" Toda actividad tiende a convertirse en rutina después d eun tiempo, y la rutina adormece el espíritu. Seguimos con las mismas actividades, pero el corazón ha dejado de participar en ellas. Cuando entramos en este plano, nuestra vida espíritual indefectiblemente comenzará a apagarse. De hecho, el reproche del Señor contra Israel fue precisamente por esta clase de comportamiento: "este pueblo se me acerca con sus palabras y me honra con sus labios, pero aleja de mí su corazón, y su veneración hacía mí es sólo una tradición aprendida de memoria" (Isaías 29:13).
  Si alguna vez ha cantado en una reunión mientras pensaba en otras cosas, o se ha sorprendido de que pasó cinco minutos orando sin saber qué dijo entenderá cuán fácil es caer en una rutina religiosa. Aun la lectura de este libro puede ser simplemente parte de una rutina diaria, sin que usted realmente experimente todo lo que el Señor quiere que viva cada día. Es por esto que necesitamos cambiar periódicamente nuestras rutinas, para no quedar presos del aburrimiento.
     "Señor, pensar en lo fácil que resulta desconectar mi espíritu mientras realizo mis actividades cotidianas me da temor. Quizás no he entendido que el secreto de la vida espíritual no está en las atividades que yo desarrollo, Señor, sino en seguirte a Tí. Lo que Tú estás haciendo es lo que debe marcar la diferencia en mi vida, porque mi llamado siempre será a seguirte, dondequiera que vayas. Dame ojos para verte, Señor, aún en medio de las actividades del quehacer cotidiano. Deseo que me sorprendas, me inquieres, me desafíes y ,aún más que me confundas. Lo que no quiero, Señor, es quedarme dormido mientras transcurre la vida alrededor de mí".   
    

Devociones: "Nuestra fortaleza".

En la crisis tenemos la oportunidad de vernos tal como somos: Proverbios 24:10.

        La situación de crisis, que tanto busca evitar nuestra cultura hedonista, tienen un enorme valor para la persona que busca crecer en su vida espiritual. Nos permiten evaluar el verdadero estado de nuestra reservas espirituales. Todos nos sentimos fuertes y espirituales cuando la vida nos trata bien. En estos momentos, proclamamos nuestra lealtad al Señor y afirmamos nuestro compromiso de vivir conforme a su Palabra. Cuando la tormenta azota, sin embargo, la devoción y el compromiso se esfuman. En su lugar queda la pregunta tan frecuentemente escuchada en boca de cristianos en momentos de dificultad. ¿Porqué a mí?.
      Para la persona que está interesada en ver de transformación en su vida, una condición indispensable para este proceso es la de tomar conciencia de las áreas que necesitan ser tratadas por el Señor.
   Mientras no vivamos situaciones que ponen a prueba nuestra vida, probablemente nos hagamos de una idea errada de nuestra verdadera condición espiritual. No solamente nos convenceremos de la existencia de realidades que no son, sino que tampoco seremos conscientes de la verdadera naturaleza de nuestras debilidades. La crisis le pone fin al engaño de nuestras percepciones. En la crisis tenemos la oportunidad de vernos tal cual somos. Nuestras imperfecciones, nuestra poca madurez, nuestra falta de santidad, todo esto quedará admirablemente revelado.
    Para entender este principio. piense un momento en el apóstol Pedro. En la última cena, afectado profundamente por las fuentes emociones del momento, proclamó confiadamente que daría su vida por Cristo. No dudaba de su devoción, ni de su compromiso. Sin embargo, cuando llegó la prueba, no alcanzó siquiera a confesar con su boca su lealtad al Mesías. ¿Cuál de los dos pedros tenía más potencial para la obra? ¿El primero, o el segundo? El Pedro derrotado había aprendido una valiosísima lección. No podía confiar en su propio entendimiento, ni en su propia evaluación de su pasión espiritual.
    Cómo líderes, esta verdad nos deja dos lecciones importantes. En primer lugar, debamos ser cuidadosos en lo que proclamamos en tiempos de abundancia y bendición. Es fácil sentirse invencible cuando todo está a nuestro favor. En segundo lugar, debemos apreciar más el valor de las situaciones de crisis en nuestras vidas. Nadie disfruta de experimentarlas, pero qué buen fruto pueden dejar en nuestras vidas cuando no intentamos escondernos de ellas.
Para pensar:
Medite en la siguiente observación del conocido consejo cristiano. Larry Crabb: Nuestra teología cobra valor solamente cuando sobrevive a los embates del dolor. Y la teología que es sana nos lleva a través del dolor a una experiencia más plena de Cristo y , por lo tanto, de la esperanza, el amor y el gozo. 

Devociones: "Oración erficaz".

No erremos creyendo que la extensión de tiempo es el secreto de una profunda vida de triunfos. 1 Reyes 18:26.

     La confrontación entre el profeta Elías y los cuatrocientos profetas de Baal constituye una de las más osadas aventuras registradas en las Escrituras. Seguramente que a usted, como a mí, lo entusiasma sobremanera el gran final que tiene esta puja entre la luz y las tinieblas. Soñamos con que se produzcan historias similares en nuestros propios ministerios, aunque a veces es más fácil soñar cuando ya conocemos el desenlace del encuentro.
      Quisiera, en la reflexión de hoy , que nos concentremos en la diferencia entre las oraciones de los profetas de Baal y la de Elías. No hace falta señalar que la oración de los falsos profetas estaban destinados al fracaso, porque estaban invocando a un dios inexistente. Aunque oraran diez años no iban a recibir una respuesta, pues no había quien atendiera sus peticiones. Mi interés, sin embargo, no es detenerse en este punto, que resulta obvio para la mayoría de nosotros. Precisamente por lo obvio del problema corremos peligro de pasar por alto a los profetas de Baal, seguros d eque nosotros no corremos con esta misma desgracia.
    Los profetas de Baal, sin embargo, representan los conceptos religiosos del mundo, el mismo mundo que nos presiona e intenta moldear nuestras vidas. Observe que ellos comenzaron a orar en la mañana y continuaron, sin interrupción, hasta el mediodía. En esto, demuestran mayor entrega y convicción que la mayoría de nosotros. Aun sin recibir respuesta continuaron clamando con el mismo fervor con que iniciaron hasta bien entrada la tarde. ¿Cuál es el sentír que acompaña tan  enfervorizado clamor? La convicción de que a los dioses se les mueve por el peso mismo de la oración. Al usar la palabra "peso" no me estoy refiriendo a la profundidad espiritual de nuestros ruegos, sino al peso que resulta de la abundancia de palabras combinadas con la extensión de tiempo.
   Aunque Cristo claramente enseñó que debíamos descartar el modelo de los gentiles (Mateo 6:7), nosotros no podemos escapar de la convicción de que cuanto más tiempo oramos más eficaces seremos. Nuestros héroes son aquellos que por horas enteras oran cada día, como si hubiera algún mérito en la extensión en sí. No me malinterprete. Muchos de estas personas poseen un grado de entrega que es envidiable. Pero los que les observamos fácilmente caermos en la tentación de creer que la extensión de una profunda vida de oración.
¿Cómo oró Elías, cuando llegó el momento de invocar a Jehová?  Su oración contiene apenas cincuenta y nueve palabras. No obstante, cuando terminó, cayó fuego del cielo y consumió el altar. Su oración no fue eficaz simplemente porque oró al Dios correcto, sino porque ya sabía que el proyecto en que estaba era del Señor. No perdió tiempo valioso informando, ni tratando de impresionar con su espiritualidad. Simplemente pidió, con sencillez, y Dios actuó, ¿Le gusta el modelo? Elías es un buen maestro en lo que a la oración respecta.
       Para pensar:
   De cierto os digo que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. (Mateo 18:3).
     

martes, 23 de septiembre de 2014

Devociones: "Librándose del peso".

El obrero sabio sabe distinguir entre las cosas que son realmente necesarias para su ministerio: Hebreos 12:1.

     La analogía que está usando el autor de Hebreos para ayudarnos a entender las  dinámicas de la vida cristiana, es la de una maratón, una carrera larga que tiene una distancia de unos 42 Kms. Deja varias recomendaciones acerca de cuál es la forma en que mejor se puede correr esta carrera. En el devocional de hoy queremos concentrarnos en la exhortación a despojarnos de todo peso.
      Si usted tuviera la oportunidad de correr en una maratón, o de ver la filmación de una carrera, podría comprobar que los corredores profesionales corren con un mínimo de peso. Su ropa es de material ultraliviano. Su calzado ha sido especialmente diseñado para esta prueba, y pesa apenas 250 gramos. Algunos corredores hasta corren descalzos, para evitar el peso del calzado. Pocos atletas profesionales cargan con algún elemento adicional durante la carrera. La razón para una actitud tan radical en cuanto al equipamiento es clara: si usted va a correr una distancia tan larga, usted no va a querer cargar con más que lo absolutamente esencial para llegar a la meta. Todo adicional se volverá como piedra a medida que avanzan los Kilómetros. En la antigua Grecia, los corredores corrían desnudos.
    Cuando Cristo le dio intrucciones a los discípulos, antes de enviarles a predicar de dos en dos, también los exhortó a que viajaran: "No os proveáis de oro, ni de plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento" 
(Mateo 10:9-10). Les desanimó de cultivar la evidencia natural del hombre de asegurarse, con la acumulación de cosas, un bienestar personal. En su lugar, les dio instrucciones que debían llevar poco para el viaje y confiar en que el buen Padre celestial proveería en el camino todo lo necesario para sustentarlos.
    En nuestro versículo de hoy , el autor usa la misma palabra para peso que se utilizaba para la mujer embarazada. La mujer cuando ya se encuentra en una etapa avanzada de su embarazoso se mueve con lentitud e incomodidad. El tamaño de su vientre impide que sea ágil o rápìda. La ilustración es excelente para entender a qué se refiere cuando nos exhorta a despojarnos de todo peso. Nos está animando a despojarnos de todo peso adicional, todas aquellas cosas que estorban y entorpecen nuestro andar en Cristo. Hay muchas cosas que nos son lícitas, pero que también agregan complicaciones a nuestra vida.
  El obrero sabio sabe distinguir entre las cosas que son realmente necesarias para su ministerio, y las cosas que son interesantes pero que eventualmente serán un estorbo parta la tarea por delante. Tendré que usar disciplina para escoger lo bueno, y darle la espalda a cosas que otros consideran indispensables. Con el ojo puesto siempre en la meta, será disciplinado en mantenerse libre de todo lo que lo atrape innecesariamente. 

Devociones: "Influencia peligrosa".

La popularidad no siempre constituye una bendición de lo alto y las acciones de Jesús lo corroboran. Mateo 16:13-28.

        Al examinar la evidencia que losa primeros capitulos de Hechos proveen, resulta difícil el peso de Pedro en los eventos que siguieron a la ascensión de Cristo y la autoridad que ejerció  en las decisiones que se tomaron en los primeros años de la Iglesia. No cabe duda de que fue una de las figuras clave en la Iglesia de los primeros tiempos. Así como Pablo fue uno de los protagonistas más visibles en el grupo de los Doce, también ocupó un lugar de mayor influencia entre los que asumieron responsabilidad para la dirección  de la Iglesia. Fue Pedro el que propuso que se nombrara a alguien que reemplazara a Judas (Hechos 1:15 ss), el que explicó lo que significaba la visitación del Espíritu Santo (Hechos 2:14ss), el que confrontó a Ananías y Safira y el que predicó el sermón a la multitud que había presenciado la sanidad del hombre cojo
 (Hechos 3).
     Loa del Sanedrín consideraban que era de tal peso la influencia que poseía, junto a Juan, que decidieron arrestarlo (Hechos 4:1). El Espíritu actuó primeramente en Pedro para derribar las barreras que impedían el trabajo de la Iglesia entre los gentiles (Hechos 10) y , luego, el testimonio del apóstol fue uno de los elementos clave para resolver el conflicto entre la Iglesia y Pablo, en el primer concilio de Jerusalén (Hechos 15).
    La declaración de Cristo ofrece evidencia adicional acerca del hecho de que sus  palabras estaban dirigidas a Pedro. "Y a tí te daré las llaves del reino de los cielos: todo lo que ates en la tierra será atado en los cielos, y todo lo que desates en la tierra será desatado en los cielos". La frase habla de una autoridad que  no asociamos muy a menudo con la Iglesia. No obstante, la fuerza de ellas no pueden ser negadas ni ignoradas. jesús claramente poseía una de la Iglesia que dista mucho de la instrucción ineficaz e insignificante que representan muchas congregaciones hoy en día. Sin duda la ausencia de hombres de peso entre nosotros dificulta también que aceptemos que Pedro fuera constituido como pilar en la propagación del evangelio luego de la partida de Cristo.
 

domingo, 14 de septiembre de 2014

Devociones: "No hay claridad".

Solamente el ejercicio de la vida espíritual agudiza nuestros sentidos para percibir a Dios: Mateo 15:1-20.

           El hecho de que la multitud tampoco entendiera lo que Cristo decía revela cuánto había penetrado en la mente del pueblo la influencia de los fariseos. La gente sin ser practicantes, tornaba por sentado que las enseñanzas de los fariseos, aunque estrictas, se fundamentaban en alguna verdad incuestionable.
      Al igual que en otras ocasiones. Pedro asumió el papel de vocero y dijo: "Explícanos esta parábola" (v.15). Jesús inmediatamente respondió: "¿También vosotros estáis faltos de entendimiento?" (v.16). Quizás le sorprendió que algo tan sencillo no le resultara claro a los discípulos o le impactó cuán arraigadas estaban las enseñanzas de los fariseos en la mente del pueblo. El hecho es que hasta las verdades más simples son misterios ocultos para quienes practican un servilismo ciego a las manifestaciones externas de la vida espíritual. Notamos en la pregunta de Cristo la misma frustración que expresaría años más tarde, el autor de Hebreos: "Acerca de esto tenemos mucho que decir, pero es dificil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios, y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido 
(Hebreos 5:11-12).
     Existe una progresión natural en la vida espiritual por la que las verdades más profundas del reino comienzan a ser comprensibles. Esta condición se logra cuando hemos incorporado a nuestra forma de vivir las verdades elementales de la fe. Si estas han quedado en el plano de la teoría, almacenadas en la mente en lugar de arraigadas en el corazón, se apodera de nosotros una especie de sopor espiritual que no nos permite avanzar hacia las profundidades de Dios. Esta es la razón por la cual encontramos en nuestras congregaciones muchas personas que llevan años en el "camino" pero permanecen en el mismo estado que cuando se convirtieron. Solamente el ejercicio de la vida espíritual agudiza  nuestros sentidos para percibir el mover de Dios y entender los principios que sostienen el reino de los cielos.
     No hace falta una inteligencia privilegiada para atender lo que Jesús señalaba a las multitudes: "¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre y es echado en la letrina?" (v.17). La comida pertenece al mundo de la materia inanimada, con las mismas características que puede tener la arena, la roca o el agua. Por no poseer espíritu no participa del conflicto precipitado por la rebeldía de Satanás y sus huestes de maldad. La comida no es ni buena ni mala, por lo que ninguna persona puede afirmar que es posible contaminarse espiritualmente por el contacto con algo inanimado. La afirmación es absoluta y revela un profundo grado de ignorancia en cuanto a la realidad del mundo espiritual.
      Es por esto que el trato severo al cuerpo que Pablo denunciaba en Colosenses 2 "no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (v.23). La verdadera espiritualidad se cultiva en otra esfera enteramente diferente. Jesús amplió su enseñanza hablando del corazón. ¿Qué características le atribuyó? ¿Cuál es el camino para lograr la transformación del corazón?.    

Devociones: "Novedad de vida".

Los líderes somos responsables de dar evidencia de una  transformación ética en nuestra vida: Efesíos 4:22-24.

      Hay algo que es un permanente motivo de preocupación en nuestra experiencia con la iglesia en estas amadas tierras latinas. Me refiero a la falta de evidencia de una conversión moral en los que son pueblos de Dios. A pesar de que hay personas en la Iglesia que llevan años en el "camino", siguen con los mismos comportamientos cuestionables que tenían cuando estaban en el mundo. Somos testigos de que la mentira, la falsedad, la deshonestidad y la falta de transparencia están instaladas en la vida de muchas congregaciones. Si bien esto no es más que una manifestación de la moneda corriente en las culturas de nuestros diferentes países, es triste que entre los hijos de Dios estas conductas se continúen practicando en forma natural.
     Pablo, en un extenso pasaje dedicado a este tema, exhorta claramente a los cristianos: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre. La palabra "despojaos" nos indica que la anterior manera de vivir debe ser descartada, enterrada, repudiada, es decir, no hay esperanza para ella. Queda claro que la vieja naturaleza no puede ser redimida. No se trata aquí de buscar la forma de mejorar lo que hacíamos mal en otro tiempo. El que anda en Cristo debe andar en novedad de vida, esto indica algo enteramente nuevo.
      La exhortación es tan amplía que bien podríamos creer que la interpretación de la misma queda librada al criterio de cada creyente. Para evitar tales interpretaciones el apóstol provee claros ejemplos de lo que significa andar en novedad de vida. La nueva vida incluye dejar la mentira (v.4:25), la ira (v.26), el robo(v.28), las malas palabras (v.29) y los gritos (v. 31). En su lugar, el discípulo debe andar en la verdad, la ternura, la generosidad y las palabras de edificación y cariño. En el siguiente capítulo Pablo exhorta también a que dejemos de lado las inmundicias, las palabras deshonestas y la truhaneria (v.5:4)
      La alternativa para los que pertenecen al reino es la de vestirnos del nuevo hombre. Notamos, una vez más, que no se trata de una reforma del viejo hombre sino de "vestirse" con ropa nueva. La clave para esto es el proceso de transformación de nuestra mente, producida por el Espíritu de Dios. Es por esta razón que el apóstol menciona que el nuevo hombre ha sido creado según Dios en la justicia y santidad de la verdad. Es justamente por sus orígenes que sus características son enteramente diferentes a la del viejo hombre.
Pasra pensar:
   Si bien es verdad que todo el pueblo debe vestirse del nuevo hombre, la influencia de los líderes es clave en este proceso. Aquellos que tienen mayor responsabilidad deben ser los que dan el ejemplo de una vida éticamente transformada. La honestidad, la sencillez, la verdad y la transparencia deben ser cualidades visibles en la vida de todo ministro de Dios.        

viernes, 12 de septiembre de 2014

Devociones: "Cuando predica la carne".

Dios siempre avanza sus planes a pesar de las personas que Él usa para llevarlos a cabo: Efesios 1:15-18.

      Pablo estaba en Roma cuando escribió la carta  ala Iglesia de Filipos. Entre las muchas cosas que había sufrido por causa del evangelio, se le agregó aquí una afrenta, la de soportar los ataques de personas que buscaban añadir desprestigiar la obra del anciano apóstol. No faltan nunca esta clase de personas entre los de la casa de Dios. Probablemente veían las prisiones de Pablo como el castigo del Señor sobre su vida y aprovechaban, en sus prédicas, de mostrar lo errado de sus caminos. El texto no nos proporciona los detalles particulares de sus actividades, pero sí sabemos que el apóstol se dolía por sus actividades. A pesar de este sufrimiento, el apóstol no podía esconder su gozo en estas circunstancias, pues aun cuando las motivaciones eran erradas, el evangelio de Cristo igualmente recibía provecho de estos ministerios adulterados. Queriendo hacerle un daño a Pablo, la palabra de Cristo se proclamaba y el inexorable avance del reino continuaba.
    El texto de hoy nos revela cuán profunda era la comprensión de este siervo de Cristo de las cosas espirituales. Revela un importante principio en cuanto al ministerio. El Señor, en su soberanía, esa aun las situaciones más adversas para avanzar en los proyectos que tiene. Lo que es aun más notorio que esto es que él siempre ah llamado a servirle a hombres y mujeres que son una mezcla de espiritualidad y carnalidad. Jacob, uno  de los patriarcas de Israel, era un hombre propenso a la mentira y el engaño. Moisés era un hombre violento, cuya ira le llevó a asesinar a un egipcio. Rahab fue clave en la conquista de Jericó, pero se dedicaba a la prostitución. David, uno de los más notables varones en la historia del pueblo de Dios, cayó en adulterio y , para tapar su pecado, asesinó al marido de la mujer con la cual se había acostado. Pedro, el hombre llamado a ser apóstol, negó públicamente a Cristo tres veces, Pablo, el hombre que proclamaba la incomparable grandeza del amor de Dios, descartó a Marcos porque le había fallado. Vemos, de esta manera, que aun en el caso de las personas más consagradas, siempre existieron también las más notables manifestaciones de carnalidad. Dios igualmente usó a estas personas y sus planes no se descarrilaron.
    Esto, entonces, podía bien servirnos para afirmar que realmente no importa el estado del que sirve, porque Dios igualmente va a sacar provecho de su ministerio. Y, en un sentido, esto es verdad ¿Cuál es, entonces, el valor de una vida consagrada, de santidad? El valor está en que el grado de nuestra entrega permite que se multiplique la efectividad de la obra de Dios. Los resultados se van a dar igual. Pero cuando la obra de Dios está acompañada por obreros santos, la potencia del efecto del ministerio es extraordinaria. Claro que importa la santidad en el obrero.
Para pensar:
"Así que, si alguno se limita de estas cosas, será instrumento para honra, santificado, útil al Señor, y dispuesto para toda buena obra" (2 Timoteo 2:21). 

Devociones: "El peligro del orgullo".

Un reto a temblar ante la posibilidad de que  seamos presa del orgullo:
 Jeremías 49:15-16.

      Ninguna condición neutraliza tan eficazmente al hijo de Dios como el orgullo
Con una contundencia absoluta, pone fin a la relación con el Altísimo y deja a las personas expuestas a toda clase de engaño espíritual. Cuando no se le corrige a tiempo, invita al juicio y el castigo. Nos basta  con mirar la vida del rey Saúl para ver cuán irreversibles fueron las consecuencias del pecado de soberbia para él. Considerando lo devastador que son los efectos del orgullo en nuestra vida, todos nosotros deberíamos andar con temor y temblor, no sea que se instale esta actitud en nuestro corazón. Más la lucha con el orgullo es compleja, porque no nos enfrentamos a un problema de fácil resolución. En primer lugar, el orgullo es profundamente engañoso. Al estar íntimamente ligado con la vida espíritual, fácilmente se le confunde con la verdadera pasión y devoción por los asuntos de Dios. Por su misma esencia, nos resulta más fácil identificarla en la vida de nuestro prójimo que en nuestro propio corazón, pues nos engaña a descubrirla y desecharla.
    En segundo lugar, aun cuando descubrimos su presencia en nuestras vidas (por la acción del Espíritu), el orgullo no es una actitud que cederá mansamente frente a nuestro intento de  desencadenarla. Se llena de argumentos, razonamientos y justificativos para convencernos de que en realidad no es lo que pensamos que es, Existe siempre la última palabra en todo y jamás permite que nos sintamos cómodos pidiendo disculpas, reconociendo nuestros errores o dándole preferencia  a otra persona. ¿Donde tiene su raíz el orgullo? El pasaje de hoy, que se une a una multitud de pasajes en la Palabra, nos da una importante pista: la esencia del orgullo es querer ocupar un lugar de supremacía que no nos corresponde. Solamente el Señor debe ser exaltado. Todos nosotros somos iguales, mas el orgullo, que es lo que produjo la caida de Lucifer, quiere que ocupemos un puesto por encima d elos demás, y aun de Dios mismo. Sea que no me deje corregir, o que no reconozca mis errores, o que me dedique a juzgar a los demás, o que no me relacione con los que no piensan como yo, el orgullo siempre me instala en una posición donde me considero superior al otro.
    Debemos, de veras, temblar ante la posibilidad de quedar presos del orgullo. Solamente el Señor puede librarnos, porque solamente él lo puede identificar claramente en nuestro corazón. No nos quedemos con nuestro propio análisis de nuestras vidas. Sabiendo lo evasivo que es el orgullo, pidamos al Señor que examine nuestros corazones. Luego, con actitud valiente, hagamos silencio para que él nos diga lo que él ve en nosotros. Aunque duela, su diagnóstico es certero y traerá libertad.
Para pensar:
   ¿Quién podrá entender sus propios errores? Líbrame de los que me son ocultos. Preserva también a tu siervo de las soberbias; Que no se enseñoreen de mí; Entonces seré íntegro, y estaré limpio de gran rebelión. Salmo 19:12 y 13.     

Devociones: "El privilegio de dar".

Ni el sufrimiento ni la estrechez económica debe robar nuestro espíritu de generosidad: 2 Corintios 8:1-4.

      Quizás ningún elemento delata tan fielmente el grado de nuestro compromiso con Cristo como nuestra relación con el dinero. Muchos cristianos fieles revelan un verdadero desconocimiento de cómo se administran los bienes cuando uno está integrado en el reino de los cielos. Aunque acostumbramos exhortar a la gente de nuestra congregación con el texto "Dios ama al dador alegre", sacado de este capítulo, ignoramos las dinámicas que están en juego en la ofrenda que nace de una acción del Espíritu en nuestros corazones.
    El texto de hoy da una buena orientación con respecto al tema. En primer lugar, es bueno que tomemos nota de que Pablo declara que lo que ocurrió en la Iglesia de Macedonia es por la gracia de Dios. Es importante resaltar esta verdad porque el ofrendar no es algo natural ni normal en los seres humanos. Al contrario, el hombre natural solamente piensa en sus propias necesidades. Aún después de que Cristo ha quebrantado esa  tendencia en nosotros necesitamos de abundante gracia para poder abrir el corazón y la billetera, para empezar a actuar con generosidad hacia los demás. En segundo lugar usted observará que la Iglesia de Macedonia, que es presentada como un modelo de generosidad en el Nuevo Testamento, estaba atravesando un tiempo de profundas tribulaciones. Es probable que esto fuera resultado de las persecuciones que la Iglesia naciente sufría, cada vez con mayor violencia, a lo largo y a lo ancho del imperio. De todos modos lo que vale la pena notar aquí es que las aflicciones no lograron desviar a la congregación de su cometido. Quienes hemos pasado por profundas angustias sabemos cuán fácil es tornarse, en estas circunstancias, completamente ciego a las necesidades de los demás.
     En tercer lugar vemos que ofrendamos en medio de una situación de "profunda pobreza". Es en este punto que más notamos la diferencia con nuestras propias tendencias, pues cuando estamos pasando penurias económicas una de las primeras cosas que sacrificamos en nuestra ofrenda. Los Macedonios entendían que la mejor manera de combatir la amargura y el desazón que acompañan a la pobreza era con un espíritu de absoluta liberalidad. De este modo se aseguraron que el dinero no era lo que controlaba su felicidad ni lo que les proporcionaba seguridad en la vida.
     Por último, note que le "rogaron a Pablo les conceda el privilegio de ofrendar". Qué tremenda actitud. Nadie tuvo que rogarles a ellos que ofrendaran. Más bien, ellos sentían que se iban a perder de una gran bendición si no lo hacían. Esto sí que es una convicción nacida del Espíritu, pues siempre luchamos con la idea de que dar es perder. Ellos sabían que la ofrenda era un medio de gran ganancia.
Para pensar:
"Hay quienes reparten y les es añadido más, y hay quienes retienen más de lo justo y acaban en la miseria". Proverbios 11:24.   

jueves, 11 de septiembre de 2014

Devociones: "Avergonzando al enemigo".

Nuestra obras proclaman que nos hemos comprometido con Aquel que nos llamó a su admirable luz: Tito 2:7-8.

       En el libro de Job se nos presenta una imagen vivida de un encuentro entre Dios y Satanás. En este encuentro, Satanás intenta convencer a Jehová que la aparente piedad de Job no es más que el resultado predecible de la abundancia y prosperidad en la que vive. Sugiere que, si le quita toda esa abundancia, bien pronto dejará de caminar en rectitud delante del Señor. Detrás de esta sugerencia vemos un deseo, por parte de Satanás, de encontrar algo en la vida de Job que le sirva para realizar lo que es su actividad principal: acusar a los escogidos. Según la descripción que tenemos en Apocalipsis, esta es una actividad en la que no conoce el descanso, pues afirma la Palabra que "acuse a los santos delante del trono de Dios día y noche" (Apocalipsis 12:10). Sabes esto nos puede ayudar a entender lo profundamente espiritual que es la exhortación de Pablo a Tito. Aquí no s etrate d eun mero deseo, sino de no darle pie al enemigo, ni ser participe involuntario de ninguna de sus inmundas estrategias por enturbiar la obra de Dios. La manera de lograr esto, según la exhortación del apóstol es viviendo de tal manera que el enemigo no tenga de qué asirse en la vida del hijo de Dios. En otras palabras, por más que examine nuestra vida con detenimiento, que no pueda encontrar elemento alguno que le sirva para acusarnos delante del Padre.
      Este objetivo necesariamente nos tiene que conducir al plano del comportamiento, dejando de lado la idea, tan común, de que la verdad se define por medio de elaborados ejercicios intelectuales. En la visión d ePablo, la verdad se proclama por medio de la vida. El enemigo no examina nuestra doctrina, para ver si encuentra en ella contradicciones teológicas o falta de evidencias bíblicas. El enemigo observa nuestro andar cotidiano. Nos mira  cuando estamos sentados en familia. Nos observa cuando caminamos por la calle. Nos estudia cuando estamos en el lugar de trabajo. Nos escucha cuando hablamos. Nos analiza cuando estamos reunidos y cuando estamos solos. En toda esta actividad, él tiene una sola meta: encontrar en nuestras vidas aquellas cosas que deshonran al Señor, para presentarse delante de su trono con la evidencia de nuestra condición indigna. Debe animar a nuestro corazón que, frente a las acusaciones insistentes del enemigo, tengamos también un abogado ante el Padre: Jesucristo (1 Juan 2:1). El intercede por nosotros y defiende nuestra causa, bendito sea su nombre. No obstante, vemos en el pasaje de hoy un llamado muy serío en santidad. Pablo nos exhorta a andar de tal manera que el enemigo tenga que "ponerse colorado" para acusarnos, porque no tiene otro recurso que mentir acerca de nuestras vidas. Nuestras obras proclaman que nos hemos comprometido sin reservas con Aquel que nos llamó de tinieblas a su admirable luz. Qué tremendo desafío.

Para pensar:
La santidad es la cara visible de la salvación. C. H. Spurgeon.
        

miércoles, 10 de septiembre de 2014

Devociones: "Aprender sirviendo".

Es mediante el servicio a otros que se aprende a ser líder: Josué 1:1.

       A este versículo, como los primeros versículos de muchos libros de la Biblia, lo podríamos pasar por alto como apenas una introducción al texto principal. En una sola oración, sin embargo, nos presenta el modelo indicado para la formación de un nuevo líder, el proceso por el cual debe atravesar aquella persona que eventualmente ocupará un puesto de responsabilidad dentro del pueblo de Dios.
      El autor correctamente describe a Moisés como el siervo de Jehová, aunque no siempre fue esta la realidad del gran libertador de Israel. Una gran parte de su vida transcurrió sin que Moisés hubiera accedido a este privilegio, no porque Dios no quiera darle posibilidad, sino porque él necesitaba pasar por aquella escuela de formación en la que moriría a sí mismo. Sin esta experiencia de muerte hubiera sido imposible que se le llamara "siervo de Jehová", pues el título presupone que la persona está enteramente a disposición del Altísimo, sin proyectos personales. El texto también describe a Josué, hijo de Nun, como servidor d eMoisés. Es decir, por lo menos durante cuarenta años este hombre había estado al servicio de Moisés. Esto no significa que Josué no haya estado sirviendo al Señor, sino que la manera en que lo hizo fue sirviendo a Moisés. Durante esos años su vida estuvo a disposición del líder. Al igual que su tutor, no poseía un proyecto propio de vida sino que había puesto todos sus recursos y dones a disposición de Moisés. Su meta era serle útil en lo que fuera necesario y, por el testimonio d ela Escritura, todo pareciera indicar que Josué lo hizo con singular alegría y entrega.
      Esta es una buena escuela de formación para un joven, y un líder sabio debe comprometerse a incorporar a su vida personas que tienen esta formación. Por el testimonio del libro de Números varios jóvenes estaban al servicio de Moisés de esta manera (Josué 11:28). Estos jóvenes no solamente se ponían a disposición del líder, sino que él los iniciaba haciéndolos participes de muchos de los proyectos que Dios le encomendaba. En todo, este líder aprovechaba las circunstancias reales de la vida para formar en ellos las capacidades y actitudes que eventualmente les permitiría asumir una mayor responsabilidad en el pueblo de Dios.
  Hoy, este proceso de formación lento y prolongado pareciera que ya es innecesario. Estamos demasiado apurado por extender la obra como para invertir profundamente en la vida de algunos ayudantes. No obstante, estos obreros con una formación pobre acaban haciendo mucho daño al pueblo de Dios, de modo que lo que ganamos en tiempo lo perdemos en calidad de ministerio. El líder sabio sabe que este trabajo lento es una de las mejores inversiones que puede dar para el futuro de la Iglesia. No es poca cosa dejar formado a un Josué o a un Timoteo. Ellos representan la nueva generación de líderes que conducirán los asuntos de Dios cuando hayamos terminado la carrera.
  Para pensar:
    Las lecciones que una persona aprende mientras sirve a otro le proveerán de los mejores principios para que el día de mañana los aplique en el ministerio añl que ha sido llamado. 

Devociones: "Oración".

En el modelo de oración de Jesús, se dedica un buen espacio a los temas que son de interés a Dios y poco a las peticiones: Mateo 6:17-20.

     Jesús denuncia toda forma de oración que tenga como intención impresionar. Sin decirlo en forma directa. Cristo estaba descartando el "estilo" de oración de la mayoría de las prácticas religiosas que conocemos. Las plegarías pueden venir vestidas de diferentes colores, pero la situación siempre es conseguir algo a cambio de la oración ofrecida. En un comentario adicional, recuerda a la multitud el verdadero propósito de la oración.
      Debemos confesar que nosotros, los evangélicos, también necesitamos de este recordatorio, pues en la mente de muchos la oración existe pura y exclusivamente parta conseguir cosas. Por esta razón nuestras oraciones no pasan más allá de la lista de peticiones que nos acompaña a todos lados.
       Percibiendo esta tendencia universal entre los hambres Jesús advirtió que no era necesario impresionar a Dios con las palabras o la cantidad de repeticiones "porque vuestro Padre sabe de qué tenéis necesidad antes que vosotros le pidáis". Es decir, el objetivo de la oración no es siquiera el informar a nuestro Dios de nuestras necesidades, porque no necesita de nuestra informe para tomar conciencia de lo que necesitamos.
      Jesús no estaba diciendo que no debemos pedir, sino que la petición no debe ocupar mucho de nuestro tiempo porque es un ejército que no tiene mucho sentido cuando se trata de un Dios que ya sabe lo que requerimos. A la luz de esto, nos atrevemos a afirmar que la oración no es tan importante por lo que nosotros decimos , sino por la oportunidad que nos trae de estar con nuestro Padre celestial. Por supuesto que esto presupone que no vamos a construir nuestras oraciones alrededor de nuestro incesante parloteo, sino que vamos a disfrutar del momento de intimidad y recogimiento que ofrece el estar en "secreto con nuestro Padre".
      A manera de modelo Jesús dejó una oración "tipo". Esta oración podía ser usada por los novatos y estudiada por los maduros, como ejemplo de la clase de oración que puede agradar al Padre. Mucho se ha escrito sobre el "Padre nuestro", por lo que no quiero más que compartir alguna observación personal.
     Notamos una maravillosa ausencia de las palabras "yo" y "mío" en esta oración. Está permeada de un sentido de comunidad, captada en frases que son elevadas a favor y en nombre de"nosotros". También vemos que la oración dedica un buen espacio a los temas que son d einterés a Dios, tales como la extensión del reino, la obediencia a su nombre, y la confesión de pecado (tan ausente hoy en nuestras oraciones). Las peticiones en sí son pocas y sencillas: el pan de cada día y la liberación de experiencias que tientan. Todo esto está envuelto en un manto de adoración, en el que se reconoce la cercanía d eDios a nosotros (Padre), la soberanía del altísimo (que estás en los cielos), y su poder eterno (porque tuyo es el Reino, el poder y la gloria, por los siglos).
    En resumen, tenemos aquí un admirable modelo que puede guiar a informar nuestra propía experiencia de oración.
Jesús añadió una aclaración; ¿cuál es? ¿qué conexión tiene con la oración?.     
    

martes, 9 de septiembre de 2014

Devociones: "ojos en la meta".

Como líder, usted necesita tener los ojos puestos en algo más inspirador que las circunstancias en las cuales se encuentra: Hebreos 12:2.

       La competencia de la maratón estaba basada en la odisea del joven soldado griego que corrió una gran distancia, después de la batalla de Maratón, para informar acerca de los resultados de aquel acontecimiento. Tenía gran prestigio ser el ganador de semejante competencia, no solamente porque el atleta demostraba sus extraordinarias aptitudes físicas, sino también porque el campeón era identificado con aquel primer héroe de esta singular historia de Grecia.
     En las carreras modernas, la largada muchas veces está en el mismo lugar de la llegada. Antes de correr, cada corredor echa un vistazo al podío y , por unos segundos, sueña con las sensaciones de estar subido allí, en lo más alto del escenario, aplaudido y elogiado por el público que lo reconoce como el mejor entre sus pares. Tal sueño, aun cuando no es más que un pensamiento fugaz en los minutos previos a la carrera, actúa como poderoso estimulante para cada uno de los deportistas. Aun los menos preparados acarician el sueño placentero de cruzar la meta, para sentir que todo el esfuerzo valió la pena.
     Durante la carrera, habrá muchos momentos difíciles en los cuales el deportista luchará con el deseo de abandonar la persecución de la meta. En estas instancias, los mejores atletas convocan otra vez la imagen del glorioso momento de llegada y buscan recuperar fuerzas con un anticipo de la gloria que vendrá.
    El autor de Hebreos usa como excelente ilustración de esto a Jesús. Su momento de máxima crisis fue el Getsemaní.
     Allí confesó a sus discípulos el fuerte deseo de "abandonar la carrera". "Mi alma está angustiada" les dijo, "hasta el punto de la muerte". (Mateo 26:38). Se apartó y se concentró en la intensa batalla que se había apoderado de su corazón, una batalla entre el deseo de hacer la voluntad del Padre y el deseo de hacer la voluntad propia. Finalmente consiguió hacer lo que hacía falta para seguir en la carrera: quitó los ojos de la cruz y la inminente agonía d ela muerte para fijar su vida en  algo que lo inspiraba plenamente. Esto era el gozo del momento de reconciliación con su Padre celestial.
    Como líder, usted necesita tener los ojos puestos en algo más inspirador que las circunstancias en las cuales se encuentra. Podría ser el cumplimiento de una Palabra que el Señor le dio. Podría ser la realización de una visión que recibió. O bien podría ser la finalización de un proyecto que traerá gloria a Su nombre. Sea cual sea el tema, esto lo inspirará e animará a seguir adelante cuando ya las fuerzas parecen desvanecerse.
Para pensar:
¿En qué cosas tienes los ojos puestos la mayor parte del tiempo? ¿Qué cosas tienden a desanimarlo? ¿Qué cosas lo inspiran? ¿Qué pasos debe tomar para fijar con mayor frecuencia sus ojos en aquello, que lo inspira?.    
    

lunes, 8 de septiembre de 2014

Devociones: "Nuestra fortaleza".

En la crisis tenemos la oportunidad de vernos tal cual somos: Proverbios 24:10.

     La situación de crisis que tanto busca evitar nuestra cultura hedonista, tienen un enorme valor para la persona que busca crecer en su vida espiritual. Nos permiten evaluar el verdadero estado de nuestras reservas espirituales. Todos nos sentimos fuertes y espirituales cuando la vida nos trata bien. En estos momentos, proclamamos nuestra lealtad al Señor y afirmamos nuestro compromiso  de vivir conforme a su Palabra. Cuando la tormenta azota, sin embargo, la devoción y el compromiso se esfuman. En su lugar queda la pregunta tan fuerte frecuentemente escuchada en boca d ecristianos en momentos de dificultad: ¿Porqué a mí?
     Para la persona que está interesada en ver transformación en su vida, una condición indispensable paar este proceso es la de tomar conciencia de las áreas que necesitan ser tratadas por el Señor. Mientras no vivamos situaciones que ponen a prueba nuestra vida, probablemente nos hagamos de una idea errada de nuestra verdadera condición espiritual. No solamente nos convenceremos de la existencia de realidades que no son, sino que tampoco seremos conscientes de la verdadera naturaleza de nuestras debilidades. La crisis le pone fin al engaño de nuestras percepciones. En la crisis tenemos la oportunidad de vernos tal cual somos. Nuestras imperfecciones, nuestra poca madurez, nuestra falta de santidad, todo esto quedará admirablemente revelado.
   Para entender este principio, piense un momento en el apóstol Pedro. En la última cena, afectado profundamente por las fuertes emociones del momento, proclamó confiadamente que daría su vida por Cristo. No dudaba de su devoción, ni de su compromiso. Sin embargo, cuando llegó la prueba, no alcanzó siquiera a confesar con su boca su lealtad al Mesías. ¿Cuál de los pedros tenía más potencial para la obra? ¿El primero, o el segundo? El Pedro derrotado había aprendido una valiosísima lección. No podía confiar en su propio entendimiento, ni en su propia evaluación de su pasión espiritual.
      Cómo lideres, esta verdad nos deja dos lecciones importantes. En primer lugar, debemos ser cuidadosos en lo que proclamamos en tiempos de abundancia y bendición. Es fácil sentirse invencible cuando todo está a nuestro favor. En segundo lugar, debemos apreciar más el valor de las situaciones de crisis en nuestras vidas. Nadie disfruta de experimentarlas, pero qué buen fruto pueden dejar en nuestras vidas cuando no intentamos escondernos de ellas.
Para pensar:
Medite en la siguiente observación del reconocido consejero cristiano, Larry Crabb: Nuestra teología cobra valor solamente cuando sobrevive a los embates del dolor. Y la teología que es sana nos lleva a través del dolor a una experiencia más plena de Cristo y , por lo tanto, de la esperanza, el amor y el gozo. 
      

Devociones: "Nuestra perspectiva".

Nuestra actitud y forma de actuar tiene un peso decisivo  ala hora d eanalizar el mundo a nuestro alrededor: Mateo 12:22-37.

        El pasaje de hoy se nos presenta con esta escena: "Entonces le llevaron un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Toda la gente estaba atónita y decía: "¿Será este aquel Hijo de David?" Pero los fariseos, al oírlo, decían: "Este no echa fuera los demonios sino por Beelzebú, príncipe de los demonios. No se nos provee de ningún detalle acerca de esta extraordinaria sanidad, pero vale la pena detenerse a meditar en ella por un momento. La multitud le trajo una persona endemoniada, que estaba ciego y mudo. Imagine el terrible cuadro que presentaba esta persona. No hablaba ni veía, mas daba evidencias de las más extraordinarias manifestaciones diabólicas. Qué cuadro tan patético.
      El evangelio solamente nos dice que Jesús intervino para sanarlo, produciendo en la persona una dramática transformación. La gente no salía del asombro, aunque habían sido testigos de un sin fin de señales, milagros y prodigios. Atónitos, algunos comenzaron a preguntar si no era este el Mesías que tanto tiempo había esperado Israel. Las obras que veían hablaban de una extraordinaria investidura de poder sobre su vida. Los fariseos vieron la misma manifestación de poder. No obstante, su perspectiva no les permitía aceptar, bajo ningún concepto, que esto fuera un mover de Dios. Ellos eran, después de todo, los expertos en explicar y definir cómo se manifestaba la genuina espiritualidad. Jesús definitivamente no encuadraba dentro de estos parámetros
     La escena nos muestra que la diferencia no está en las circunstancias, sino en los ojos que las contemplan. Ambos grupos vieron el mismo suceso, pero arribaron a conclusiones diametralmente opuestas. Esto debe ser, para nosotros, una sería advertencia. Nuestra actitud tiene un peso decisivo a la hora de analizar el mundo a nuestro alrededor. Para quienes ya decidieron en sus corazones que nada bueno puede darse en determinada situación, simplemente queda proveer la explicación necesaria para justijicar la postura.
      Cuanto más sencillo resulta la vida cuando partimos de la base de que nuestra perspectiva está seriamente distorsionada por nuestro entorno. No vemos las cosas como son, sino como queremos verlas. Es bueno estar muñido de una desconfianza "santa" de toda conclusión categórica que podamos efectuar. Las cosas rara vez son como creemos que son y la Palabra está repleta de ilustraciones al respecto.
Cristo utiliza la acusación como trampolín para proveer una importante enseñanza. Lea los versículos 25 al 27.   

Devociones: "No retroceder".

El retroceder es la consecuencia de una decisión de desistir de cometido propuesto: Hebreos 10:37-38.

      El que persevera no considera la posibilidad de volverse atrás, ni de desistir en lo que está haciendo. Posee una convicción que quienes están a su alrededor se sienten tentados a tildar de obstinación. Pero esta insistencia tiene sus raíces firmemente arraigadas en la persuación de que Dios tendrá la última palabra en la situación puntual que afronta.
    El autor de Hebreos nos anima a recordar que el Señor no tardará en responder. En poco tiempo vendrá su intervención, pero debemos recalcar que lo que no es tardanza para el Señor, muchas veces tiene sabor a demorar para nosotros. Cuando Jesús mandó a los discípulos a cruzar al otro lado del mar, él se quedó en un monte orando. Los discípulos tenían el viento de frente y remaron toda la noche. El Señor  bien podría haber llegado para aliviarlos a la primera, segunda o tercera vigilia de la noche. No obstante, llegó a la cuarta (entre las e y las 6 de la madrugada), cuando ya estaban plenamente fatigados. ¿Por qué escogió esta hora? Seguramente porque el tiempo transcurrido les dio amplias oportunidades para ejercitar su confianza en el Señor.
     En realidad, el factor tiempo no es de nuestra incumbencia. Es un asunto que está completamente en las manos de Dios. Solamente él entiende cuál es el momento más propicio para obrar a nuestro favor. Muchos elementos, que nosotros desconocemos, deben primeramente acomodarse antes de que él intervenga en una situación. Nunca lograremos entender bien los parámetros que él emplea, pero sí podemos aferrarnos a la convicción de que el tiempo en el que se manifiesta es el más apropiado. Dios no hace las cosas con mediocridad, ni tampoco improvisa. Si llega a la madrugada, entonces esa es la mejor hora para su arribo.
    Lo que a nosotros nos compete es la perseverancia. Es decir, insistir en que anhelamos su intervención en determinada circunstancia. Nuestro clamor debe continuar. Con súplicas y muchos ruegos prolongamos nuestra petición a favor de la situación que afrontamos. Podemos experimentar momentos de desánimo por el camino, pero lo que es inaceptable es que decidamos volvernos atrás.
    Esta es una clara alusión  ala actitud de los israelitas en el desierto. Ante cada dificultad volteaban la mirada hacia la tierra que habían dejado. Egípto. En algunas ocasiones, hasta intentaros organizar el regreso, aunque ello significara reemplazar la figura de Moisés. Dios no se agradó con esa actitud, y tampoco lo encuentra aceptable en este tiempo. Los que retroceden no pertenecen a ese grupo de intrépidos héroes y heroínas de la fe que han marcado la diferencia a lo largo de la historia del pueblo de Dios. Debemos afianzar en nosotros mismos la firme decisión de no volver atrás, sin importar lo que pueda ocurrir en el camino.
    Con esa actitud, no solamente cosecharemos la recompensa que Dios tiene reservada para nosotros, sino que también agradaremos al Señor. Tal como hiciera con su propio Hijo, también a nosotros nos declarará: "Ustedes son mis hijos, de quienes estoy bien satisfecho". 
          

Devociones; "No siendo ideal".

Nuestras debilidades nos hacen depender enteramente de la gracia del Padre: 
Romanos 4:18-19.

     Siempre resulta difícil para nosotros el percibir la verdadera dimensión de las pruebas que enfrentaron los grandes héroes de la fe. En parte esto se debe a que no poseemos mucha capacidad de captar el sufrimiento de aquellos que están a nuestro alrededor. Pero tampoco nos ayuda el hecho de que sabemos cómo termina la historia, por lo que nos parece que su resolución es más sencilla de lo que en realidad fue. El texto de hoy nos da una buena idea d ela lucha que enfrentaba al patriarca. El Señor había prometido darle un hijo y además que, eventualmente, llegaría a ser padre de muchas naciones. Abraham, sin embargo, habitaba dentro de un cuerpo y ese cuerpo estaba sumamente deteriorado.
     Quienes tenemos ya unos cuantos años de vida no necesitamos que otros nos den testimonio de esto. Basta con que nos miremos un momento en el espejo para encontrar evidencias del paso del tiempo. Como si fuera suficiente, a diario sentimos las limitaciones físicas que vienen con el avance de los años. Nos agitamos con mayor facilidad. Tenemos que cuidarnos al levantar pesos, no sea que tengamos algún tirón en la espalda. Las comidas ya no nos sientan tan bien como en las épocas de nuestra juventud, cuando comíamos sin límite todo lo que se nos antojaba. Cuando intentamos leer la letra chica en el periódico, recordamos que nuestros ojos ya no enfocan con la facilidad de otros tiempos. Es decir, el paso del tiempo no ha sido invisible.
    Por esta razón, cuando Abraham recibió  la promesa de Dios de que iba a engendrar un hijo, no podía evitar mirar sus propias limitaciones para lograr este feliz acontecimiento. Al paso de los años se sumaba una vida de frustrados intentos para que Sara quedara embarazada. Hasta nos puede llegar a parecer que la propuesta de Dios es cruel y burlona. Debemos, sin embargo, recordar que este es el modo con que más frecuentemente obra el Señor. Parece deleitarse en escoger hombres y mujeres que no encuentran en sí mismos absolutamente nada que los inspire a creer que son las personas idóneas para la tarea. Al contrario, todo lo que ven parece indicarles que el Señor ha cometido con ellos un grave error. ¿Cómo, por ejemplo, se puede escoger a un tartamudo para realizar una dedicada tarea diplomática ante una figura tan poderosa como la del faraón?
    No existe ningún error en el llamado, mi hermano. Es por causa de nuestras debilidades que usted y yo hemos sido escogidos para servir a nuestro Dios, para que estemos obligados a depender enteramente de su gracia. El sentirse inadecuado, aunque produce sensaciones de temor y duda en nosotros, es la mejor condición para avanzar exitosamente en los proyectos de Dios. Debemos, entonces, imitar la fe de Abraham. Y le fue contado por justicia.
     

sábado, 6 de septiembre de 2014

Devociones: "No hay claridad".

Solamente el ejercicio de la vida espirítual agudiza nuestros sentidos para percibir a Dios: Mateo 15:1-20.

      El hecho de que la multitud tampoco entendiera lo que Cristo decía revela cuánto había penetrado en la mente del pueblo la influencia de los fariseos. La gente, sin ser practicantes, tomaba por sentado que las enseñanzas de los fariseos, aunque estrictas, se fundamentaban en alguna verdad incuestionable.
       Al igual que otras ocasiones. Pedro asumió el papel de vocero y dijo: "Explícanos esta parábola" (Mateo 15:15). Jesús inmediatamente respondió: "¿También vosotros estáis faltos de entendimiento?" (Mateo 15:16). Quizás le respondió que algo tan sencillo no le resultara claro a los discípulos o le impactó cuán arraigadas estaban las enseñanzas de los fariseos en la mente del pueblo. El hecho es que hasta las verdades más simples son misterios ocultos para quienes practican un servilismo ciego a las manifestaciones externas de la vida espiritual. Notamos en la pregunta de Cristo la misma frustración que expresaría, años más tarde, el autor de Hebreos: "Acerca de esto tenemos mucho que decir, pero es difícil de explicar, por cuanto os habéis hecho tardos para oír. Debiendo ser ya maestros después de tanto tiempo, tenéis necesidad de que se os vuelva a enseñar cuáles son los primeros rudimentos de las palabras de Dios y habéis llegado a ser tales, que tenéis necesidad de leche y no de alimento sólido" (Hebreos 5:11-12).
      Existe una progresión natural en la vida espiritual por la que las verdades más profundas del reino comienzan a ser comprensibles. Esta condición se logra cuando hemos incorporado a nuestra forma de vivir las verdades elementales de la fe. Si estas han quedado en el plano de la teoría, almacenadas en la mente en lugar de arraigadas en el corazón, se apodera de nosotros una especie de sopor espiritual que no nos permite avanzar hacia las profundidades de Dios. Esta es la razón por la cual encontramos en nuestras congregaciones muchas personas que llevan años en el "camino" pero permanecen en el mismo estado que cuando se convirtieron. Solamente el ejercicio de la vida espiritual agudiza nuestros sentidos para percibir el mover de Dios y entender los principios que sostienen el reino de los cielos.
         No hace falta una inteligencia privilegiada para entender lo que Jesús señalaba a las multitudes: "¿No entendéis que todo lo que entra en la boca va al vientre y es hechado en la letrina?" (Mateo 15:17). La comida pertenece al mundo de la materia inanimada con las mismas características que puede tener arena, la roca o el agua. Por no poseer espíritu no participa del conflicto precipitado por la rebeldía de Satanás y sus huestes de maldad. La comida no es ni buena ni mala, por lo que ninguna persona puede afirmar que no es posible contaminarse por el contacto con algo inanimado. La afirmación es absurda y rervela un profundo grado de ignorancia en cuanto a la realidad del mundo espiritual.
   Es por esto que el trato severo al cuerpo que Pablo denunciaba en Colosenses 2 "no tienen valor alguno contra los apetitos de la carne" (Mateo 15:23). La verdadera espiritualidad se cultiva en otra esfera enteramente diferente. Jesús amplió su enseñanza hablando del corazón. ¿Qué características le atribuyó? ¿Cuál es el camino para lograr la transformación del corazón?.

Devociones: "Nada dificil".

Por el interés que Dios tiene de que vivamos una vida que le agrade, ha puesto la Palabra al alcance de todos: Deuteronomios 30:11-14.

       Si entramos a cualquier librería cristiana nos encontraremos con una abundancia de obras acerca de todos los variados aspectos de la vida espíritual. Muchas de ellas nos ofrecen la receta que promete liberar la bendición del Señor para nuestras vidas. Uno podría pensar, frente a tanta literatura, que es la falta de entendimiento de los hijos de Dios acerca de la vida cristiana la que ha dado lugar a esta increíble proliferación de libros.
       Compare esa montaña de información con lo sencillo del texto que hoy forma parte de nuestro devocional. Qué increible diferencial, ¿verdad? Pareciera que tanta literatura  aveces nos distrae de la verdadera sencillez que encierra el proyecto Divino para nuestras vidas. No me malinterprete. No estoy diciendo que los libros no sirven, ni tampoco que la labor de un autor es en vano. Yo mismo soy amante de los buenos libros y procuro mantener alimentado mi hábito de leer buena literatura. El punto es este: La abundancia de recursos escritos no debe intimidarnos, ni llevarnos a pensar que la vida espíritual es un asunto extremadamente complejo. Más bien, el requisito para vivir en Cristo es un tema sumamente sencillo y puede resumirse en una sola palabra: obediencia.
        Piense en lo que Dios le estaba diciendo al pueblo que terminaba su peregrinaje de cuarenta años en el desierto. La palabra que él traía a sus vidas no era una palabra demasiada complicada, ni muy dificil de practicar. Estaba al alcance de todos aquellos que deseaban vivir una vida agradable para Jehová. La dificultad no radicaba en lo complejo de la Palabra. Al contrario, se tornó enredada por las rebuscadas explicaciones que quisieron darle los supuestos intérpretes de la ley. La dificultad, sin embargo, radicaba en otro lugar totalmente diferente: la obstinada resistencia del espíritu humano a recibir órdenes de los demás.
     A la misma vez, el Señor revelaba al pueblo que la Palabra siempre iba a estar cerca de ellos, en sus bocas y en sus corazones. Es decir, por medio del accionar del Espíritu iban a poder guardar en sus espíritus toda la verdad que necesitaban para vivir vidas santas. Observe que esta afirmación Dios la hace a un pueblo que no poseía ni libros, ni Biblias. Más la ausencia de la palabra escrita no iba a convertirse en un impedimento para una vida de obediencia. Nadie iba a poder aducir ignorancia de los designios del Altísimo, porque el mismo Señor iba a encargarse de que la Palabra estuviera bien cerca de cada uno de ellos.
      El pasaje revela, una vez más, el corazón increiblemente bondadoso de nuestro Dios. El está mucho más interesado que cualquiera de nosotros en que vivamos una vida que le agrada. Para esto ha hecho amplia provisión para nosotros, poniendo la Palabra al alcance de todos los que aman la verdad. Además, a esta generación ha dejado la ayuda del Espíritu, que nos recuerda a cada paso los mandamientos de nuestro Padre celestial. Cómo no vivir una vida de victoria.
Para pensar:
Un acto de obediencia vale mil sermones.   

Devociones: "No jugar con fuego".

Dios espera que la inversión que ha realizado en nuestras vidas produzca fruto: Hebreos 6:3-6.

       La respuesta esperada del autor es que sus lectores regresen  a la Palabra y avancen, con firmeza, hacia ese estado de perfección que alcanzó Jesús. Según el testimonio de la epístola, el Hijo no escapó de la necesidad de aprender a escoger lo que agrada al Padre, aún cuando no debía lidiar con las complicaciones que produce en nosotros el pecado.
      Los destiantarios de la epístola no solamente estaban afectados por el engaño de la carne, sino que se habían vuelto torpes a la hora de entender las verdades más profundas del Reino. El resultado es que permanecían estancados en un estado infantil, alimentándose con la leche de los  recién nacidos. La progresión, sin embargo, es el movimiento natural de todo ser viviente. Avanza de una etapa a la próxima, y en cada paso deja atrás aquellos elementos que ya no le sirven para los desafíos del nuevo nivel en el que se encuentra.
    El autor se muestra esperanzado de que todos respondan adecuadamente a este llamado. No obstante, se siente en la obligación de dejarles una advertencia al. Si bien la decisión  recae sobre cada individuo, deben saber que hay un tiempo apropiado para el crecimiento y este no debe ser desaprovechado. Nadie siembra semillas en otoño para que germinen en invierno, porque esta estación es aquella en que la tierra descansa. La intención puede ser buena, pero por no haber aprovechado el tiempo propicio los resultados serán malos.
     Del mismo modo, existen oportunidades en la vida espíritual que no pueden ser desaprovechadas. En ocasiones, si se pierden, será para siempre.
    Ha sido motivo de gran debate intentar identificar a qué situación se refería el autor. Podemos leer la opinión de diferentes eruditos pero, la verdad, es que no lo sabemos con certeza. Nos basta con recordar que existen situaciones en las que todas las buenas intenciones del mundo no nos permitirán recuperar una oportunidad desperdiciada. En un momento de locura. Esaú decidió vender su primogenitura. Luego, aunque procuró que todos los medios recuperar la bendición, no lo logró. Los israelitas, en su paso por el desierto, gozaron de abundantes oportunidades para demostrar su confianza en el Señor. Eventualmente, sin embargo, les fue quitada esa opción y fueron condenados a morir allí. Del mismo modo, el rey Saúl tuvo varias oportunidades de enderezar su espíritu rebelde, pero no supo aprovecharlas. Le fue quitado el reino y el Señor se apartó de él. Judas tampoco pudo echarse atrás del camino que había escogido, aunque vemos que demostró remordimiento.
     Nuestra tendencia es querer saber exactamente cuál es el pecado que debemos evitar. Creo que la falta de claridad del autor es deliberada. Nos basta entender que existen decisiones de las cuales no se pueden regresar. Que semejante riesgo sirva para estimularnos a elegir lo mejor, sabiendo que de esa manera siempre gozaremos de la aprobación de nuestro buen Padre celestial. 

viernes, 5 de septiembre de 2014

Devociones: "Lo que marca la diferencia".

Nuestro ministerio impactará la vida de quienes ministramos si vivimos en permanente relación con el Padre: 1 Samuel 17:34-35.

       No hay duda que David demostró singular valentía frente al desafío que presentaba el gigante de Cat. Todo un ejército acobardado había experimentado día tras día la humillación de escuchar el reto del Filisteo. proferida con abundantes insultos contra los israelitas y su Dios. Solamente el joven pastor se había animado a responderle.
      Sin perder de vista esta tremenda demostración de coraje. miremos por un momento la explicación que David ofrece al rey Saúl. Esta no era la primera vez que se enfrentaba a situaciones adversas. Muchas veces, mientras pastoreaba las ovejas de su padre, había tenido que defenderlas del ataque de un oso o un león. De modo que hacerle frente a situaciones de extremo peligro no era algo desconocido para David.
    Es precisamente en este detalle que encontramos un importante principio de liderazgo. David ahora saldría a pelear frente a todo un ejército que observaría con suma atención la hazaña del joven pastor. Era su primer combate en público. La preparación para este momento, sin embargo, había transcurrido en completa soledad, solamente en presencia de sus ovejas. David se proponía ahora hacer lo que muchas veces había hecho en privado, a solas. El líder que aspira a ser efectivo en público, debe cultivar las cualidades que necesita para ministrar eficazmente cuando está a solas. Lo que somos en público solamente impactará la vida de las personas que nos observan cuando esté respaldado por una vida secreta de devoción y compromiso lejos de la mirada de las multitudes.
    Esa por esta razón que muchos líderes no logran más que hacer pasar un buen momento al pueblo de Dios. Su forma de ministrar puede ser muy llamativa, pero carece de impacto porque su vida no posee ese grado de santidad y compromiso que solamente se puede cultivar fuera del ámbito público. El Espíritu, quien toma realmente nuestro esfuerzo y lo usa para tocar la vida de otros, solamente fluye a través de esas personas que viven una vida de comunión permanente con Dios, y no de aquellos que solamente practican la santidad cuando están en el ojo público.
Para pensar:
¿Como en su vida cuando está a solas y nadie lo está mirando? ¿Hace las mismas cosas que hace cuando otros le están observando? El verdadero usted no es el que ven los demás, sino lo que usted es en su vida secreta. ¿Qué pasos puede tomar para cerrar la brecha entre lo que es en público y lo que es en privado?. 

jueves, 4 de septiembre de 2014

Devociones: "Lo valioso del dominio propio".

Todo líder debe tener dominio propio para saber tomar las medidas necesarias: Proverbios 25:28.

      La defensa de una ciudad no era un asunto que simplemente le agregaba una cuota adicional de seguridad a sus habitantes. En los tiempos del rey Salomón, era una cuestión de vida o muerte pues, según la práctica de la época, las batallas y guerras entre los pueblos frecuentemente incluían el subyugar a las poblaciones mediante el saqueo de sus ciudades. En las ciudades se encontraban los centros de administración, comercio y distribución de alimentos. Los pobladores sabían también que podían encontrar en las ciudades el socorro y la protección que necesitaban frente a avances de un enemigo. Típicamente un aciudad estaba rodeada de un muro. Los muros muchas veces tenían hasta siete metros de ancho y diez metros de altura. En la base del muro, se colocaban terraplenes inclinados, rellenos con pedregullo para dificultar los intentos de escalarlos. El terraplén, en algunos casos, terminaba en una fosa que imposibilitaba el cruce de los ejércitos que buscaban acercarse hasta los muros. Las ciudades tenían pocas entradas y estas estaban construidas con elaborados diseños que impedian el paso de grandes cantidades de personas  ala misma vez. Sobre los muros existían aberturas desde la cual el ejercito defensor podía herir  a los atacantes con flechas y otros mísiles. A la misma vez, los muros contenían torres donde se concentraban mayor cantidad de soldados para la defensa de puntos estratégicos. Algunos historiadores afirman que una ciudad construida de esta manera podía, en ocasiones, resistirse durante años a un estado de sitio. ¿Cuál era el propósito de esta defensa? Evitar que el ejército atacante entrara en la ciudad y arrasara con todo lo que encontrara en el camino. Una vez tomada una ciudad, sus edificios eran destruidos, sus habitantes eran tomados prisioneros y sus pertenencias pasaban a ser parte del botín de guerra del ejército conquistador: Como ciudad dejaba de tener utilidad alguna. Así, dice el autor de proverbios, es el hombre que carece de dominio propio. Piense en la persona que no sabe callarse. Vive rodeado de pleitos y controversias, y se enreda en todo tipo de dificultades, porque no sabe guardar silencio en el momento oportuno. Piense en la persona que no sabe decirle que no a los pedidos que otros le hacen. Pierde control de su propia vida y se pasa el tiempo tratando de satisfacer las demandas de todos los que se le cruzan por el camino. Piense en la persona que no sabe disciplinarse en la comida. Pierde su buen estado de salud y comienza a adquirir un peso en desproporción  asu estatura, adquiriendo todas las complicaciones propias del obeso. Piense en la persona que no puede resistirse a las seductoras invitaciones del pecado. Pierde su santidad y se hunde en todo tipo de práctica que debilitan profundamente en su vida espíritual.
Para pensar:
Tener dominio propio es saber tomar medidas necesarias para cuidar y proteger los recursos que hemos recibido del Señor. Es poseer la disciplina para resistirse a los impulsos naturales de la carne. Es una decisión que, en el momento parece innecesaria, pero que produce un fruto precioso en el futuro. Todo líder debe ser ejercitado en el dominio propio.