martes, 30 de septiembre de 2014

Devociones: "Perseverancia".

El cumplimiento de las promesas de Dios es un hecho. El saberlo se traduce en una actitud de firmeza: Hebreos 10:35-36.

      El autor llama a sus lectores a una actitud de osada valentía, de confianza inamovible en la persona de Dios. A modo de estímulo, les recuerda que esta actitud tiene gran recompensa.
     La recompensa se construye sobre  la convicción de que Dios no es hombre, para echarse atrás en lo que se ha propuesto lograr. A lo lartgo d ela historia siempre cumpió con sus planes. Prometió darle un hijo a Abraham y Sara, y el hijo llegó. Prometió que ese hijo sería el primero de una multitud, más numerosa que la arena del mar, y el pueblo de Israel llegó a ser una nación grande y poderosa. Anunció a José que un día llegaría a tener autoridad sobre sus hermanos y sus padres. En el momento más bajo de la existencia. Dios lo arrebató del olvido y lo puso como primer ministro de la nación más poderosa de la Tierra.
     Del mismo modo, el Señor prometió a David que su descendencia surgiría. Uno cuyo reino no tendría fin. En la figura de Jesús se cumple esa promesa. Un ángel anunció a Zacarías que tendrían  el hijo por el que tanto tiempo habían orado. Un año más tarde, el padre escribía sobre una tabla el nombre de ese hijo, Juan. Cristo prometió a sus discípulos que en el momento de presentarse ante reyes, el Espíritu les decía las palabras para hablar. En el ministerio de Pablo observamos que, una y otra vez, fue llevado ante los más altos funcionarios de la Tierra, y en cada situación le fueron concedidas sabiduría y lucidez para exponer las verdades del Reino.
     El apóstol Pablo subraya la naturaleza confiable de las promesas de Dios, en 2 Corintios, señalando que esa confiabilidad se tradujo en la osadia a la que nos exhorta el autor de Hebreos. "Pero como Dios es fiel, nuestra palabra a ustedes no es sí y no. Porque el Hijo de Dios. Cristo Jesús, que fue predicado entre ustedes por nosotros, por mí, Silvano y Timoteo, no fue sí y no, sino que ha sido sí en Él. Pues tantas como sean las promesas de Dios, en él todas son sí. Por eso también por medio de Él, es nuestro Amén para la gloría de Dios por medio de nosotros"(2 Corintios 1:18-20).
     Lo único en que debemos tener absoluta certeza es que las promesas de Dios se cumplen en el tiempo de él. Para nosotros, ese tiempo puede resultar muy largo, pero en los planes del Altisimo constituyen un abrir y cerrar de ojos.
     El factor es el que más nos invita a desistir de seguir avanzando. Nos sentimos tentados a desechar nuestra confianza. La actitud de permanecer firmes se llama perseverancia. Es una postura la que nos lleva a seguir insistiendo cuando otros han quedado por el camino. Insistimos porque sabemos que él va a hacer lo que se ha propuesto hacer. No dudamos que sea así, aunque transcurran dos meses, cinco años o una década. Él es fácil.

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