miércoles, 10 de septiembre de 2014

Devociones: "Aprender sirviendo".

Es mediante el servicio a otros que se aprende a ser líder: Josué 1:1.

       A este versículo, como los primeros versículos de muchos libros de la Biblia, lo podríamos pasar por alto como apenas una introducción al texto principal. En una sola oración, sin embargo, nos presenta el modelo indicado para la formación de un nuevo líder, el proceso por el cual debe atravesar aquella persona que eventualmente ocupará un puesto de responsabilidad dentro del pueblo de Dios.
      El autor correctamente describe a Moisés como el siervo de Jehová, aunque no siempre fue esta la realidad del gran libertador de Israel. Una gran parte de su vida transcurrió sin que Moisés hubiera accedido a este privilegio, no porque Dios no quiera darle posibilidad, sino porque él necesitaba pasar por aquella escuela de formación en la que moriría a sí mismo. Sin esta experiencia de muerte hubiera sido imposible que se le llamara "siervo de Jehová", pues el título presupone que la persona está enteramente a disposición del Altísimo, sin proyectos personales. El texto también describe a Josué, hijo de Nun, como servidor d eMoisés. Es decir, por lo menos durante cuarenta años este hombre había estado al servicio de Moisés. Esto no significa que Josué no haya estado sirviendo al Señor, sino que la manera en que lo hizo fue sirviendo a Moisés. Durante esos años su vida estuvo a disposición del líder. Al igual que su tutor, no poseía un proyecto propio de vida sino que había puesto todos sus recursos y dones a disposición de Moisés. Su meta era serle útil en lo que fuera necesario y, por el testimonio d ela Escritura, todo pareciera indicar que Josué lo hizo con singular alegría y entrega.
      Esta es una buena escuela de formación para un joven, y un líder sabio debe comprometerse a incorporar a su vida personas que tienen esta formación. Por el testimonio del libro de Números varios jóvenes estaban al servicio de Moisés de esta manera (Josué 11:28). Estos jóvenes no solamente se ponían a disposición del líder, sino que él los iniciaba haciéndolos participes de muchos de los proyectos que Dios le encomendaba. En todo, este líder aprovechaba las circunstancias reales de la vida para formar en ellos las capacidades y actitudes que eventualmente les permitiría asumir una mayor responsabilidad en el pueblo de Dios.
  Hoy, este proceso de formación lento y prolongado pareciera que ya es innecesario. Estamos demasiado apurado por extender la obra como para invertir profundamente en la vida de algunos ayudantes. No obstante, estos obreros con una formación pobre acaban haciendo mucho daño al pueblo de Dios, de modo que lo que ganamos en tiempo lo perdemos en calidad de ministerio. El líder sabio sabe que este trabajo lento es una de las mejores inversiones que puede dar para el futuro de la Iglesia. No es poca cosa dejar formado a un Josué o a un Timoteo. Ellos representan la nueva generación de líderes que conducirán los asuntos de Dios cuando hayamos terminado la carrera.
  Para pensar:
    Las lecciones que una persona aprende mientras sirve a otro le proveerán de los mejores principios para que el día de mañana los aplique en el ministerio añl que ha sido llamado. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario