jueves, 28 de diciembre de 2017

Devociones: "Honrar a Dios".

[Jesús dijo:] el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto.....
                                         (Juan 15:5)

    La reunión en la Iglesia estaba en pleno desarrollo. Esa mañana, nos visitaban algunas personas por primera vez. El predicador iba por la mitad del sermón, cuando observé que una de las visitas salía. Sentí curiosidad y preocupación; entonces, salí detrás de ella.
   "¡Qué pronto se está yendo----le dije mientras  me acercaba---. ¿Hay algo en que pueda ayudarla? ". Fue sincera y directa: "Sí, ¡mi problema es ese sermón! No estoy de acuerdo con lo que dice el predicador". Él había dicho que, sea lo que sea que logremos en la vida, el reconocimiento y la alabanza le pertenecen a Dios. Quejándose, la mujer agregó: "Al menos, ¡merezco que se me atribuya algo de reconocimiento por mis logros! ".
    Le expliqué lo que el pastor quería decír: las personas sí merecen reconocimiento y aprecio por lo que hacen. No obstante, nuestros dones y talentos provienen de Dios; por eso, la gloria le pertenece a Él. Aun Jesús, el Hijo de Dios, declaró: "No puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre" (Juan 5:19). Y a sus seguidores, les dijo: "separados de mí nada podéis hacer" (Juan 15:5).
    Reconocemos que el Señor es quien nos ayuda a llevar a cabo todas las cosas.


                                 Hacer la voluntad de Dios lo glorifica. 

miércoles, 27 de diciembre de 2017

Devociones: "Ministerio de Reconciliación".

".....siendo enemigos fuimos reconciliados con Dios por la muerte de su Hijo.....".
                                           (Romanos 5:10)

   Mientra Martín Luther King JR. predicaba un domingo por la mañana en 1957, intentaba resistir la tentación de contraatacar a una sociedad sumergida en el racismo. "¿Cómo puedes amar a tus enemigos?---le preguntó a la congregación---. Comienza por ti mismo. [...]. Cuando se presente la oportunidad de derrotarlos, ese es el momento en que no debes hacerlo".
     King citó las palabras de Jesús: "Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; para que seáis hijos de vuestro padre que está en los cielos" (Mateo 5:44-45).
   Al pensar en quienes nos dañan, es sabio recordar que nosotros también éramos enemigos de Dios (Romanos 5:10). Pero Él "nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación" (2 Corintios 5:18). Ahora tenemos una obligación santa: "nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación" (2 Corintios 5:19). Debemos llevar este mensaje al mundo.
    Las tensiones políticas y raciales no son nada nuevo, pero la tarea de la Iglesia es evitar las divisiones. No debemos atacar a quienes tienen opiniones diferentes o, incluso, buscan destruirnos. Nuestro "ministerio de la reconciliación" imita el corazón de siervo generoso de Cristo.

  "El odio destruye al que odia, al igual que al que es odiado". 

martes, 26 de diciembre de 2017

Devociones: "¡Agárrate Fuerte! ".

                "Ya pronto vengo. Lo que tienes, no lo sueltes....".
                                        (Apocalipsis 3:11)

      Un amigo mio vaquero, creció en un rancho en Texas y tiene muchos dichos interesantes. Uno de los que más me gusta es: "No se necesita mucha agua para hacer buen café. También, cuando alguien abarca más de lo que puede o tiene algún problema, exclama: "¡Agárrate fuerte! ", con lo cual quiere decir: "¡Aguanta! " ¡Ya llega la ayuda! ".
    En apocalipsis, encontramos cartas "a las siete Iglesias que están en Asia" (Apocalipsis 2:3). Esos mensajes de Dios están repletos de ánimo, reprensiones y desafíos, y nos hablan hoy a nosotros tal como lo hicieron a sus receptores en el primer siglo.
    En ellas, aparecen estas frases: "lo que tenéis, retenedlo" y "retén lo que tienes". A la Iglesia de Tiatira, el Señor le dijo que retuviera lo que tenía hasta que Él viniera (Apocalipsis 2:25), y a la Iglesia de Filadelfia, que hiciera lo mismo porque Él vendría pronto y la recompensaría (Apocalipsis 3:11). En medio de grandes pruebas y opiniones, aquellos creyentes se aferraron a las promesas de Dios y perseveraron en la fe.
    Cuando atravesamos circunstancias difíciles y las tristezas superan las alegrías, Jesús exclama: "¡Aguanta! ¡Aférrate a mis promesas! ¡Ya llega la ayuda! ". Y ante tal promesa, puedes agarrarte fuerte por medio de la fe y regocijarte.

  La promesa del retorno de Cristo nos incentiva a perseverar en la fe.  

lunes, 25 de diciembre de 2017

Devociones: "Alarmas recordatorias".

Cuando el hombre cayere, no quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano.
                                       (Salmo 37:24)

   El reloj de la torre de Westminster, que contiene la famosa campana conocida como Big Ben, es un ícono de Londres, en Inglaterra. La tradición dice que la melodía se tomó de la sección "yo sé que mi Redentor vive", del Mesías de Handel. Con el tiempo, se le agregaron palabras y las colocaron junto al reloj:

                              Señor en esta hora, sé tú nuestro guía;
                           para que, por tu poder, ningún pie resbale.

  Estas palabras aluden al Salmo 37: "Por el Señor son ordenados los pasos del hombre, y él aprueba su camino. Cuando el hombre cayere, no  quedará postrado, porque el Señor sostiene su mano. (Salmo 37:23-24). Observa la íntima participación de Dios en la vida de sus hijos: "el Señor se deleita en su camino" (v.23). Y agrega: "La ley de su Dios está en su corazón; no vacilan sus pasos" (v.31).
   ¡Qué maravilloso! El Creador del universo no solo nos sostiene y nos ayuda, sino que también se interesa profundamente por cada instante de nuestra vida. Con razón el apóstol Pedro podía invitarnos con confianza a "[echar] toda [nuestra] ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de [nosotros]" (1 Pedro 5:7). Cuando la certeza de su cuidado resuena en nuestro corazón, cobramos ánimo para enfrentar todo lo que se presenta en nuestro camino.

        El lugar más seguro es estar tomado de la mano de Dios. 

sábado, 23 de diciembre de 2017

Devociones: "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás".

                "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás".
                                              (Jonás 3:1)

      Aquí tenemos un mensaje que resplandece con esperanza y promesa: Dios no desecha al hombre que fracasa.
    La Biblia describe los fracasos de David con crudo realismo. Cuando los leemos, nos sentamos en el polvo junto a él y ardemos de vergüenza. Pero David sabía cómo entrar a la presencia del Señor y arrepentirse de todo corazón. Dios tenía todavía planes para David. Le perdonó, y restauró a una vida fructífera.
   Jonás fracasó cuando debió responder al llamado misionero de Dios y acabó en el vientre de un enorme pez. Dentro de aquel animado submarino aprendió a obedecer. Cuando Dios lo llamó por segunda vez, de inmediato se puso en camino a Nínive, predicó el juicio inminente, y vio a toda la ciudad sumergida en el más profundo arrepentimiento.
    Juan Marcos tuvo un brillante comienzo con Pablo y Bernabé, pero después se escabulló y volvió a su casa. Sin embargo, Dios no lo abandonó. Más tarde Marcos volvió a la batalla, recuperó la confianza de Pablo, y fue encomendado para recibir el Evangelio del Siervo Infalible.
   Pedro le falló al Señor, a pesar de que prometió ser fiel hasta la muerte. Cualquiera lo daría por perdido argumentando que un pájaro con el ala rota nunca más podría volar tan alto. Pero Dios no lo descartó y Pedro voló a alturas inesperadas. En Pentecostés abrió las puertas del reino a más de 3.000 personas. Trabajó incansablemente y sufrió una y otra vez a manos de sus perseguidores. Escribió las dos epístolas que llevan su nombre y finalmente coronó con el martirio una vida gloriosa de servicio.
   Así que cuando se trata del servicio, Dios es el Dios de la segunda oportunidad. No nos desecha cuando ve que fracasamos. Siempre que encuentra un corazón contrito y humillado, se inclina para levantar la cabeza de Su soldado caído.
     Sin embargo, esto no debe tomarse como pretexto para aprobar el pecado o el fracaso. La amargura y el remordimiento que resultan  de fallarle al Señor son un freno suficiente.
    Tampoco quiere decir que Dios da al pecador no arrepentido una segunda oportunidad después de esta vida. Con la muerte sobreviene un fin terrible y definitivo. Para el hombre que muere en sus pecados la espantosa sentencia es: "En el lugar que el árbol cayere, alli quedará" (Eclesiatés 11:3). 

viernes, 22 de diciembre de 2017

Devociones: "Corramos con paciencia la carrera......".

        "Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante".
                                            (Hebreos 12:1b)

    Son muchos los que tienen una idea excesivamente idealista de la vida cristiana. Suponen que ésta debe ser una serie ininterrumpida de experiencias sublimes. Leen libros y revistas cristianas, escuchan testimonios de sucesos dramáticos y sacan en conclusión que éste es el todo en la vida. En el mundo de sus sueños, no hay problemas, angustias, pruebas y perplejidades. No hay que trabajar duro, no hay rutina ni monotonía. Se trata del "séptimo cielo". Cuando se dan cuenta de que su vida no encaja en este modelo, se sienten desanimados, desilusionados y en desventaja.
    Sin embargo, estos son los factores verdaderos. La mayor parte de la vida cristiana es lo que G. Campbell Morgan llama: "el camino de la perseverancia laboriosa haciendo cosas aparentemente pequeñas". Así es como lo veo: Después de entregarse a muchas tareas insignificantes, a largas horas de estudio disciplinado y al servicio diligente sin resultados aparentes, nos preguntamos desconcertados, "¿Realmente se está logrando algo? " Es entonces cuando el Señor nos hace llegar alguna señal de estímulo, alguna respuesta maravillosa a la oración, alguna palabra clara que nos indica el camino. Nos sentimos fortalecidos y reanudamos la marcha para llegar un poco más allá.
     La vida cristiana es una carrera de larga distancia, no de 100 metros lisos, y necesitamos resistencia para correrla. Es importante comenzar bien, pero lo que realmente cuenta es la resistencia que nos capacita para terminarla cubiertos de gloria.
     Enoc siempre tendrá un lugar de honor en los anales de la paciencia. Caminó con Dios----pensemos en esto----por 300 años (Génesis 5:22). Pero no pensemos que aquellos fueron años de puro brillo o de emoción ininterrumpida. En un mundo como el nuestro, resultó inevitable tener su porción de padecimientos, perplejidades y hasta persecuciones. Pero Enoc no se cansó de hacer el bien. Resistió hasta el fin.
     Si alguna vez te sientes tentado a retroceder, recuerda las palabras de (Hebreos 10:36) que dice: "porque os es necesaria la paciencia, para que habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa".
                                   Una vida noble no es un resplandor 
                                      De gloria repentina ya ganada
                                       Sino el sumar de dia en dia
                              En los que la voluntad de Dios es efectuada.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

Devociones: "No con ejército, ni con fuerza, sinoi ocn mi Espíritu".

"No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos".
                                          (Zacarías 4:6)

    Este versículo contiene la importante verdad de que la obra del Señor no se lleva a cabo por medio de la fuerza y el ingenio humano sino por el Espíritu Santo.
     Lo vemos en la caída de Jericó. No fue el ejército de Israel el que hizo que las murallas cayeran. Fue el señor quien entregó la ciudad en sus manos cuando los sacerdotes tocaron las trompetas siete veces.
     Si hubiera despedido de un enorme ejército, Gedeón nunca habría derrotado a los madianitas, ya que su ejército había sido reducido a tan sólo 300 hombres. Y su armamento poco convencional consistía en cántaros de barro con antorchas en su interior. Sólo el Señor pudo haberles dado la victoria.
   Elías eliminó deliberadamente cualquier posibilidad de que la fuerza o el poder humano pudieran prender fuego al altar, derramando sobre él doce cántaros de agua. Cuando el fuego descendió, no hubo lugar a duda en cuanto a su origen divino.
    Abandonados a su propio ingenio, los discípulos no pudieron pescar nada durante toda la noche. Esto dio oportunidad para que el Señor les mostrara que debían buscarle si querían ser verdaderamente eficaces en el servicio.
   Es fácil que pensemos que el dinero es la necesidad más grande en el servicio cristiano. En realidad, esto no es así, y nunca lo será. Hudson Taylo tenía razón cuando decía que no debemos temer a la falta de dinero, sino a la abundancia no consagrada del mismo.
      O recurrimos a pilitiquería, a programas proporcionales muy dinámicos, a la manipulación psicológica de la gente o a una astuta oratoria. Nos entregamos a vastos programas de construcción y a edificar un imperio de organización, pensando vanamente que éstas son las claves del éxito.
    Pero la obra de Dios no avanza con el poder, ni con la fuerza, ni con cualquiera de estas cosas. Es con el Espíritu del Señor.
    Mucha de las llamada "obra cristiana" en nuestros días podría continuar sin el Espiritu Santo. Pero la verdadera obra cristiana es la que hace que Él sea lo indíspensable cuando se libra la batalla espiritual, no con armas carnales sino con oración, fe y la Palabra de Dios.    

sábado, 16 de diciembre de 2017

Devociones: "Conversión Continua".

".....si no os volvéis y os hacéis como niños, de ningún modo entraréis en el reino de los cielos".
                                          (Mateo 18:3)

     Estas palabras de nuestro Señor se refieren a nuestra conversión inicial, pero deberíamos seguir acudiendo a Dios como niños, convirtiéndonos continuamente cada día de nuestras vidas. Si confiamos en nuestras propias capacidades, en lugar de en las de Dios, produciremos consecuencias por las cuales Dios nos tendrá como responsables. Cuando Dios por Su soberanía, nos introduce en situaciones nuevas, deberíamos de inmediato cerciorarnos de que nuestra vida natural se somete a la espiritual, obedeciendo las órdenes del Espíritu de Dios. Sólo porque hayamos respondido positivamente en el pasado no hay garantía de que volvamos a actuar así. La respuesta de lo natural a lo espiritual debería ser una conversión continua, pero ahí es precisamente donde tantas veces rehusamos obedecer. No importa cuál sea nuestra situación, el Espíritu de Dios permanece inmutable y Su salvación, inalterada. Pero debemos "vestirnos del hombre nuevo....." (Véase Efesios 4:24). Dios nos considera responsables cada vez que rehusamos convertimos a nosotros mismos, y ve nuestro rechazo como una desobediencia voluntariosa. Nuestra vida natural no debe controlarnos: Dios ha de regir en nosotros.
    Rehusar convertirse continuamente pone una piedra de tropiezo en el crecimiento de nuestra vida espiritual. Hay áreas de voluntariosidad en nuestras vidas  en las que  nuestro orgullo derrama menosprecio sobre el trono de Dios y dice: "No pienso someterme". Deificamos nuestra independencia y voluntad y llamamos a ambas cosas por nombres equívocos. Lo que Dios califica como una terca debilidad nosotros lo llamamos fortaleza. Hay áreas enteras de nuestras vidas que no han sido llevadas aún al sometimiento, y esto sólo puede conseguirse a través de esta conversión continua. Con ella, de forma lenta pero segura, podemos reclamar todo el territorio para el Espíritu de Dios.