viernes, 13 de octubre de 2017

Devociones: "El Santo Espiritualmente Perezoso".

"Considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos.....".
                                      (Hebreos 10:24-25)

    Todos tenemos tendencia a la pereza espiritual. Queremos mantenernos alejados de los caminos escabrosos de la vida, y nuestro objetivo principal es asegurarnos un lugar pacifico apartado del mundo. Las ideas expresadas en estos versículos de (Hebreos 10) son las de estimularse el uno al otro y permanecer unidos. Ambas cosas exigen iniciativa común---nuestra buena disposición a dar el primer paso hacia una realización de Cristo, no hacia nuestra propia realización. Vivir una vida distante y retirada es lo diametralmente opuesto a la espiritualidad tal como Jesucristo la enseñó.
     La verdadera demostración de nuestra espiritualidad tiene lugar cuando nos enfrentamos a la injusticia, la degradación, la ingratitud y el alboroto, lo cual tiende a volvernos espiritualmente perezosos. Mientras nos encontramos sometidos a prueba, queremos utilizar la oración y la lectura de la Biblia como excusa para hallar un retiro tranquilo. Empleamos a Dios sólo para conseguir paz y gozo. Buscamos sólo nuestro disfrute de Jesucristo, no una verdadera realización de Él. Éste es el primer paso en una dirección equivocada. Todas estas cosas que buscamos son simplemente efectos, y sin embargo tratamos de convertirlos en causas.
    "Pues tengo por justo, en tanto que estoy en el cuerpo, el estimularos con este recuerdo", dijo Pedro (2 Pedro 1:13). Resulta desagradable sentirnos golpeados directamente en el estómago por alguien a quien Dios utiliza para estimularnos----alguien que está lleno de actividad espiritual. Un trabajo activo y actividad espiritual no son la misma cosa. El trabajo activo puede llegar a ser la falsificación de la actividad espiritual. El verdadero peligro en la pereza espiritual es que no queremos ser estimulados---nos satisface más la idea de retirarnos del mundo: "Id, dad las nuevas a mis hermanos". (Mateo 28:10).
   

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