jueves, 16 de noviembre de 2017

Devociones: "Dirección o enfoque".

"He aquí, como los ojos de los siervos miran a la mano de sus señores....así nuestros ojos miran a Jehová nuestro Dios....".
                                        (Salmo 123:2)

     Este versículo describe una confianza total en Dios. Así como los ojos de un siervo están clavados en su amo, nuestros ojos deberían estar dirigidos a Dios, centrados en Él. Así es como se logra el conocimiento de Su faz y de como Dios se nos revela (véase Isaías 53:1). Cuando dejamos de alzar nuestra mirada a Él, nuestro vigor espiritual comienza a sacarse. Nuestra fuerza se desvanece, no tanto por los problemas externos que nos rodean, sino debido a pensamientos de la mente. Pensamos equivocadamente: "Quizás he intentado superarme demasiado, elevándome excesivamente y tratando de parecerme a Dios, en lugar de ser una persona humilde y ordinaria". Hemos de darnos cuenta de que ningún esfuerzo puede ser excesivo.
     Veamos un ejemplo. Se produjo una crisis en tu vida y ante ella adoptarse una postura en favor de Dios, recibiendo incluso testimonio del Espiritu aprobando tu decisión. Pero ahora, transcurridas semanas o tal vez años, te cuestionas: "¿Quizá lo que hice fue por exceso de orgullo, o fue superficial? ¿No será que adopté una postura por encima de lo que era conveniente? " Tus amigos "razonadores" vienen y te dicen: "No seas tonto. Desde el primer momento que hablaste de este despertar espiritual sabíamos que era un impulso pasajero, que no podrías resistir tanta tensión. De todas formas, Dios no espera que persistas". Y tú respondes: "Bueno, imagino que me había fijado cotas excesivamente altas". Suena a humilde, pero implica que tu confianza en Dios ha  desaparecido y que te estás apoyando en opiniones terrenales. El peligro surge cuando, abandonando tu confianza en Dios, apartas tus ojos de Él. Y únicamente si te provoca un paro repentino te das cuenta de lo que has salido perdiendo. Si hay una "fuga" espiritual en tu vida, corrígela inmediatamente. Date cuenta de que algo se interpone entre tú y Dios, y cámbialo, o elimínalo en el acto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario