lunes, 25 de agosto de 2014

Devociones: "Nuestra perspectiva".

Nuestra actitud y forma de actuar tiene un peso decisivo a la hora de analizar el mundo a nuestro alrededor: Mateo 12:22-37.

     El pasaje de hoy se nos presenta con esta escena: "Entonces le llevaron un endemoniado, ciego y mudo; y lo sanó, de tal manera que el ciego y mudo veía y hablaba. Toda la gente estaba atónita y decía: "¿Será este aquel Hijo de David?" Pero los fariseos, al oírlo, decían: "Este no hecha fuera los demonios sino por Beelzebú, principe de los demonios. No se nos provee de ningún detalle acerca de esta extraordinaria sanidad, pero vale la pena detenerse a meditar en ella por un momento. La multitud le trajo una persona endemoniada, que estaba ciego y mudo. Imagine el terrible cuadro que presentaba esta persona. No hablaba ni veía, mas daba evidencias de las más extraordinarias manifestaciones diabólicas. Qué cuadro tan patético.
     El evangelio solamente nos dice que Jesús intervino para sanarlo, produciendo en la persona una dramática transformación. La gente no salía del asombro, aunque habían sido testigos de un sin fin de señales, milagros y prodigios. Atónitos, algunos comenzaron  a preguntar si no era el Mesías que tanto tiempo había esperado Israel. Las obras que veían hablaban de una extraordinaria investidura de poder sobre su vida. Los fariseos vieron la misma manifestación de poder. No obstante, su perspectivano les permitía aceptar, bajo ningún concepto, que esto fuera un mover de Dios. Ellos eran, después de todo, los expertos en explicar y definir cómo se manifestaba la genuina espíritualidad. Jesús definitivamente no encuadra dentro de estos parámetros.
    La escena nos muestra que la diferencia no está en las circunstancias, sino en los ojos que las contemplan. Ambos grupos vieron el mismo suceso, pero arribaron a conclusiones diametralmente opuestas. Esto debe ser, para nosotros, una sería advertencia. Nuestra actitud tiene un peso decisivo a la hora de analizar el mundo a nuestro alrededor. Para quienes ya decidieron en sus corazones que nada bueno puede darse en determinada situación, simplemente queda proveer la explicación necesaria para justificar la postura.
     Cuanto más sencillo resulta la vida cuando partimos de la base de que nuestra perspectiva está seriamente distorsionada por nuestro entorno. No vemos las cosas como son, sino como queremos verlas. Es bueno estar muñido de una confianza "santa" de toda conclusión categórica que podamos efectuar. Las cosas rara vez son como creemos que son y la Palabra está repleta de ilustraciones al respeto.
    Cristo utiliza la situación como trampolín para proveer una importante enseñanza. Lea los versículos 25 al 27.

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