viernes, 8 de agosto de 2014

Devociones: "Cuidar a los obreros".

Cada uno de los obreros que trabaja a nuestro lado tiene un inmenso valor, muchas veces desestimado: Lucas 9:10.

     En el pasaje vemos como terminó el primer viaje ministerial que hicieron los apóstoles. Volvieron llenos de anécdotas de las aventuras vividas. Traían nuevas inquietudes acerca de las cosas que no habían sabido manejar correctamente. El Maestro se tomó el tiempo para escucharlos y luego los apartó hacia un lugar tranquilo.
    Es en esta decisión que vemos reflejado otro aspecto del corazón pastoral del Mesías. Jesús conocía bien el desgaste que produce el ministerio en la persona que está ministrando. Las demandas insesantes, la intensa concentración, la fuga de energías, la euforia de ver obrar al Señor, todo es  parte del paquete que llamamos ministerio. Y tiene sus efectos sobre los que están sirviendo al  pueblo. Por esta razón los apartó a un lugar tranquilo, para que pudieran recuperarse de la experiencia.
    El obrero que está constantemente ministrando, pero que no posee los mecanismos necesarios para renovar sus fuerzas, va a terminar en un estado de profundo agotamiento. Su ministerio se va a volver pesado y su corazón se va a llenar de frustraciones, porque va a sentir que la tarea es cada vez más difícil de llevar adelante. Necesita de períodos de descanso y recuperación para poder seguir ministrando en el Espíritu, y no en la carne.
    Una de nuestras prioridades, como pastores, es velar por el bienestar de nuestros obreros. Ellos no tienen la trayectoria ni la experiencia que nosotros tenemos. No conocen sus limitaciones y tienden a meterse en más proyectos de lo que es saludable. Pero nosotros sí conocemos estas dimensiones de la vida ministerial, y hemos sido llamados a protegerles a ellos de si mismos.
      Qué triste, entonces, ver que muchos obreros estan completamente desgastados por las implacables demandas de sus pastores. Se les ha enseñado que cualquier señal de fatiga es poco espíritual y que deben  estar incondicionalmente dispuestos a asumir responsabilidad por todo lo que sus líderes le pongan por delante. Y cómo si esto fuera poca cosa. frecuentemente conviven con pocas expresiones de afecto o apreciación por parte de sus pastores.
     No siga este ejemplo. No tome por sentado el trabajo de los que están sirviendo a la par suya. Sus obreros son uno de sus recursos más preciosos. Un obrero feliz se produce en un ministerio pleno y fructifero. Pero un obrero triste solamente contagia a los demás de su tristeza. Sea, entonces, generoso en expresar su gratitud hacia sus obreros. Vale por su salud emocional y espíritual. Tome interés en lo que están haciendo y anímelos a seguir adelante. Apóyelos en todo lo que hacen. Ese obrero le está aliviando la tarea a usted, y eso no es poca casa.
Para pensar:
¿Cuáles son los peligros con las cuales lucha usted en su ministerio? ¿Cómo puede evitar que sus obreros luchen con esos mismos peligros? ¿De que maneras puede usted expresarles su cuidado y afecto? Tómese un tiempo hoy mismo para demostrar su interés por algunos de sus obreros.  

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