jueves, 28 de agosto de 2014

Devociones: "Llamó a los que Él quiso".

Poseer la convicción de que estamos trabajando con las personas que Dios quiere es una de las claves para perseverar en la obra: Marcos 3:13-15.

       Aquellas personas que deseaban asociarse a un maestro, en calidad de aprendices, buscaban a la figura que mejor podía servir sus intereses, Jesús, sin embargo, nunca trabajó con voluntarios. El reino está conformado solamente por aquellos que han sido llamados. A pesar de esto, no hemos abadonado la costumbre de ubicarnos en el centro del testimonio de nuestra conversión, testificando de cómo nosotros "encontramos a Jesús". Qué sano es recordar que él nos halló primero ¿Tiene algún valor para nosotros saber esto?. Creo que es un dato importante. No solamente revela la correcta dimensión de la vida espiritual, una dimensión en la que entendemos que toda iniciativa en nosotros siempre nace en el corazón del Padre. También nos da una clave acerca de la forma eficaz de encarar la tarea de formar nuevos obreros. Esta labor requiere un líder que primeramente identifique las personas idóneas para el proyecto en el que está involucrado. Tengo convicción de que estas personas están presentes en cada congregación, pues Dios, es su bondad, proveer para las necesidades de sus pastores. No obstante, una gran cantidad de líderes se pasan el tiempo lamentándose por al falta de colaboradores a su alrededor. No debemos orar por colaboradores, sino por ojos con los cuales verlos.
     Este elemento es tan fundamental que, según el Evangelio de Lucas, Jesús pasó una noche en oración antes de llamar a los doce. Este período de intensa comunión con el Padre tenía un claro propósito, la de recibir instrucciones en cuanto a los pasos a seguir. En este sentido, es incorrecto decir que Jesús escogió a los doces. Más bien fue la persona encargada de comunicarles de decisión del Padre, pues el Padre ya había apuntado a los que iban  a ser apóstoles. Cristo claraménte provee confirmación de la soberanía de Dios en este proceso cuando ora, diciendo: "He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste; tuyos eran, y me los distes" (Juan 17:6).
      Poseer la convicción de que estamos trabajando con las personas que Dios quiere es una de las claves para perseverar en la obra que se nos ha encomendado. En muchas situaciones estos discípulos nos fallan. Veremos en sus vidas flaquezas y actitudes inmaduras que nos invitarán a desistir de la tarea que estamos realizando. En ocasiones nos invadirán las dudas acerca de sus  aptitudes para el ministerio. Lo único que nos sostendrá en estos momentos es la convicción de que Dios los ha apartado para esta experiencia de formación. Si él los ha escogido, podremos descansar en la certeza de que son las personas idóneas para el camino por delante.
   El texto contiene una de las pocas descripciones de la misión de Cristo. Léalo con detenimiento.
¿Cuáles son los elementos que componen esta misión? ¿Qué principios revela?.

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