lunes, 25 de agosto de 2014

Devociones: "Los Dones".

Cada líder deberá agregar al don recibido del Espíritu Santo el esfuerzo, la disciplina y la práctica: Romanos 12:6-8.

      Durante la última etapa de su ministro terrenal el Señor compartió con los discípulos la parábola de los talentos. En esta parábola (Mateo 25:14-30). Jesús dejó bien en claro para los discípulos que aún estando él ausente físicamente esperaba de ellos que hicieran buen uso de los talentos que recibían de parte de Dios.
      El retorno que buscaba de los diferentes siervos no era igual para cada uno de ellos, sino proporcional a lo que habían recibido. Todos ellos, sin embargo, recibirían su premio por la buena administración de los bienes del rey. Pablo, en el texto de hoy, apunta a una idea similar. Cada una de las personas que conformamos el cuerpo de Cristo hemos recibido dones. Ninguno de nosotros tuvo algo que ver en el don que nos fue engendrado, sino que Dios reparte a cada uno en particular según su propia sabiduría y las necesidades de la Iglesia (1 Corintios 12:11). En esto el Padre, que conoce aún los aspectos de nuestra vida que nosotros desconocemos, entrega dones que completarán a la perfección las particularidades de nuestra personalidad e historia personal.
     El apóstol desea que los hermanos en la Iglesia de Roma tomen consciencia de que ellos tienen responsabilidad de añadir algo de esos dones que han recibido, que es el compromiso personal de usarlos en una forma que agrada a Dios. Es decir, el don alcanza su mejor nivel de efectividad cuando va acompañada de la actitud que le corresponde: la profecía debe ser acompañada por la fe, el servicio por actos de asistencia, la administración por un espíritu compasivo y generoso, etc.
     La razón por la cual es importante resaltar este principio es porque resulta fácil, para un líder, llevar adelante su ministerio solamente en la fuerza del don que le ha sido concedido. Un buen ejemplo de esto es Salomón, quien había solicitado a Dios que le diera sabiduría para gobernar al pueblo. Jehová oyó su petición y le concedió lo que había pedido (1 Reyes 3:10-15). No obstante, el rey rápidamente se desvió del camino de su padre David. Tomó para sí mujeres de otras naciones, en abierta contraposición a lo establecido por la ley. Invirtió una enorme cantidad de recursos en construir un palacio lujoso para sí mismo. La sabiduría que había recibido dejó de ser útil y terminó escribiendo el libro de Eclesiastés, una obra pesimista que da testimonio de la "vanidad" del camino recorrido por Salomón.
Cada líder tiene la responsabilidad de usar bien los dones que ha recibido. Esto significa que deberá agregar al don el esfuerzo, la disciplina y la práctica que garantizan que ese don alcanzará su máximo potencial. De este modo el líder se asegurará de todo el respaldo y la bendición d eDios en el ministerio que le ha sido confiado.
Para comentar:
-¿Cuál es el don que ha recibido usted de Dios?
-¿Qué pasos ha tomado para cultivar su uso?
-¿Qué cosas puede hacer para continuar el desarrollo de la misma?. 

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