martes, 5 de agosto de 2014

Devociones: "El Espíritu en nosotros".

Jesús nos muestra el camino de su dependencia absoluta del Padre: 
Romanos 8:14.

    No avance en el devocional de este día sin antes tomar un tiempo para disfrutar de la compañía del Padre. Él anhela esos momentos de intimidad y quietud con nosotros cuando no nos distrae nada, ni siquiera la lectura de su palabra.
    El devocional de ayer giraba entorno del dramático testimonio del Nuevo Testamento acerca del lugar del Espíritu en la vida de Jesús. Vemos que la recepción del Espíritu en el bautismo no es un mero símbolo, sino la revelación del medio por el cual Cristo va a avanzar en la obra que se le ha encomendado. No viene con un plan elaborado, ni objetivos trazados. Día a día, sus pasos serán guiados por el Padre, por medio de la acción del Espíritu. Cuando he tenido oportunidad de compartir esta reflexión con pastores, su reacción muchas veces es la incredulidad. Esto no se debe a que duden del mensaje de los textos, ni tampoco del enunciado de que un ministerio exitoso solamente es posible en el poder del Espíritu. Es que la práctica a condicionado profundamente su visión acerca  de cómo se puede llevar adelante la obra de Dios. Tristemente, en la mayoría de los ministerios, nosotros somos los que planificamos, ideamos y proyectamos. El rol del Padre está limitado a bendecir nuestros proyectos, pero claramente son nuestros proyectos. Cuando otros se oponen o cuestionan lo que nosotros queremos hacer, los defendemos "a muerte", precisamente porque son nuestros.
    Jesús nos muestra el camino de su dependencia absoluta del Padre. Cada palabra que habla proviene del Padre, cada enfermo que sana es porque el Padre se lo ha indicado, cada milagro que realiza lo hace siguiendo las instrucciones celestiales. Y así también es la trayectoria de la Iglesia en el libro d elos hechos. Muchos comentaristas señalan que en realidad el libro no se refiere a los hechos de los apóstoles, sino a los del Espíritu. Imagine lo que hubiera sido aquel relato sin la presencia conductora del Espíritu.
    El apóstol Pablo señala en Romanos 8:14 que son hijos de Dios todos aquellos que son guiados por el Espíritu en nuestras vidas.
     ¿Cómo podemos recuperar esta comunión con el Espíritu? ¿Qué disciplinas personales necesitamos practicar para que se haga realidad en nosotros? ¿Cómo lo podemos vivir día a día, hora a hora y minuto a minuto?
   Mañana nos concentraremos en el segundo acontecimiento que acompañó el bautismo de Jesús la declaración de los cielos.  

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