viernes, 25 de julio de 2014

Devociones: "En el Museo de la fe: Sara".

La risa descontrolada fue el final de una historia llena de tristeza: 
Hebreos 11:11-12.

      Sara, por ser esposa de Abraham, necesariamente se vio involucrada en este alocado proyecto de ser padres de una nueva nación. Cuántas angustias padecen aquellas parejas que desean engendra hijos y no pueden. Con el pasar de los años, sin embargo, algunos logran hacer la paz con la amarga realidad de que son estériles. Por alguna razón el Altísimo no les ha concedido hijos. Pero cuando la pareja lleva más de cincuenta años juntos, la esterilidad ya es parte de su vida, tanto que ya no se perc¡ben siquiera vestigios del deseo de tener un hijo; esa algo que ha quedado descartado por el camino.
     Cuando la esterilidad acompaña a una pareja nadie puede aducir que no se esforzaron lo suficiente para tener un hijo. Las relaciones sexuales son una parte normal de todo matrimonio, pero entre aquellos para quienes la posibilidad de no poder engendrar comienza a ser una realidad, sus esfuerzos pueden teñirse de desesperación. No existe momento en que el cansancio o la falta de motivación sean justificativos suficientes para desistir de un intento más. Experimentan en todos los horarios, con todas las posiciones y opciones a su alcance.
    Es posible que, en un primer momento. Abraham se haya sentido tentado a interpretar "simbólicamente" las palabras del Señor. Sería el "padre" de una nación en sentido figurado. Es la opción de la que echamos mano más rápidamente cuando algo no encuadra dentro d elo lógico y posible. "seguramente. Dios en realidad quiso decir otyra cosa", nos decimos, y ajustamos nuestra interpretación del texto para que se acomode a lo que podemos entender.
   El Señor, sin embargo, removió toda duda al respecto: "Tu heredero....saldrá de tus entrañas...." (Génesis 15:4). El texto nos dice que Abram creyó en el Señor, y Él se lo reconoció por justicia. La que debía quedar embarazada, no obstante, era Sara. Dios también debía convencerla a ella, pero los obstáculos pesaban fuerte: no solamente porque recordaba los años de intentos frustrados, sino que ya no ovulaba, pues había entrado en la menopausia. Cuando el Señor reveló que quedaría embarazada, ella se rió. ¿Acaso no sabía la condición en que estaban estos ancianos?
  La respuesta de Dios, sin embargo, revela por qué es posible avanzar por fe: "¿Hay algo demasiado difícil para el Señor?...."(Génesis 18:14). La fe no se apoya en lo que se puede realizar. La fe solamente entra en acción cuando un proyecto se encuentra enmarcado dentro del plano de lo imposible. A pesar d elos impedimentos, "el SEÑOR cumplió su palabra e hizo con Sara exactamente lo que había prometido" (Génesis 21:1).
   La alegria incontenible de Sara la llevó a decir: "·Dios me hizo reír. Todos los que se enteren de lo que sucedió se reirán conmigo. ¿Quién le hubiera dicho a Abraham que Sara amamantaría a un bebé? Sin embargo, le he dado a Abraham un hijo en su vejez" Y es así. Cuando la fe da frutos, reímos con locura. ¿Qué dirán ahora, los que nos atormentaban con sus bien-intencionados cuestionamioentos?.    

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