domingo, 20 de julio de 2014

Devociones: "El Reino primero".

Buscar el reino de Dios no es algo espontáneo en nosotros, sino el resultado de una decisión disciplinada: Mateo 6:19-34.

    Por si ninguno de los argumentos que Jesús ha utilizado hasta este momento ha servido para convencernos de lo inútil que es el estar afanado por las cosas materiales, presenta aun otro más. "No os angustiéis, pues, diciendo: "¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos?", porque los gentiles se angustian por todas estas cosas, pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas ellas".
    Una de las cosas que Cristo ha puesto de relieve en el Sermón del Monte  es que los ciudadanos del reino de los cielos son distintos a los de este mundo. Si no tuviéramos otras directivas para nuestras vidas salvo el conocimiento de los que parámetros de este mundo son diametralmente opuestos a los del reino, poseeríamos suficiente información para vivir otra clase de vida. Por supuesto estas diferencias no se refieren a lo externo, el aspecto de nuestras vidas  en el cual más frecuentemente nos hemos concentrado. La distinción d eusar una corbata o una camisa no es la diferencia a la que nos referimos.
    Como hemos visto en las bienaventuranzas la realidad del reino tiene que ver con la vida interior, las cosas relacionadas al espíritu. El contraste pasa por actitudes espírituales tales como la compasión, la pureza, la humildad, el compromiso con el prójimo y la experiencia cotidiana de una relación de intimidad con Dios.
   En lo que respecta a la relación que tenemos con el mundo material. Cristo señala que esto produce en los gentiles una angustia permanente, la incesante preocupación por cosas como la comida o el vestido. Entre los hijos de Dios no debe ser así. Más bien tienen conviccion de que su Padre celestial ya está al tanto de las necesidades que cada uno tiene. Debido a que su corazón es un corazón de compasión, que desea ardientemente bendecir a los hombres, él no necesita que le convenzamos de que nos conceda estas cosas. Ya existe en él el deseo de conferirlos.
   Jesús propone una alternativa para ocupar la mente y el corazón del pueblo de Dios: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas". Este debe ser el lema que guía nuestra existencia, llevándonos a ocupar nuestro tiempo en algo que verdaderamente es productivo. La palabra buscar (procurar, perseguir, ir al encuentro de) nos da una indicación que el reino no es algo que está a la vista o que se presenta naturalmente a los seres humanos. Más bien el buscar primeramente el reino nos llama a abandonar los impulsos naturales de la carne, para reorientar nuestras vidas según las indicaciones de Dios. No es algo espontáneo en nosotros, sino el resultado de una decisión disciplinada que debe ser reanimada una y otra vez en el contexto cotidiano. Esa decisión. irónicamente, abre el camino para que todas las otras cosas que tanto nos preocupaban anteriormente sean añadidas. Al igual que en la ofrenda, la oración y el ayuno, esta disciplina también tiene recompensa.  

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