sábado, 12 de julio de 2014

Devociones: "Conocer sus Caminos".

Las obras del Señor nos ofrecen valiosas pistas acerca de quién es él: 
Hebreos 3:9-10.

      En el verso 1 del capítulo 2 el autor nos ha advertido sobre el peligro de extraviarnos del camino. Ahora nos ilustra esta experiencia con el desafortunado ejemplo de la generación que transitó cuarenta años en el desierto.
    Durante esas cuatro décadas vieron las obras de Jehová, pero no arribaron al destino natural que proponía esa experiencia: conocer los caminos de Dios. Al contrario, empleando una cita de Salmos 95, el autor señala lo que el Señor afirma sobre Israel: "Siempre se descarria su corazón, y no han reconocido mis caminos" Hebreos 2:10.
   Quisiera que concentremos la mirada en esta frase "no han reconocido mis caminos" Durante cuarenta años el Señor obró en medio del pueblo. El propósito de estas obras era que ellos pudieran descubrir el corazón del Dios, pues nada revela con tanta nitidez lo que somos como nuestras acciones. Por esto, cuando Dios desea evaluar una vida, sondea el corazón y examina los pensamientos, para darle a cada uno según sus acciones y según el fruto de sus obras (Jeremías 17:10). Del mismo modo Jesús se atrevió a declarar a sus discípulos, frente a las interminables objeciones de los fariseos: "Por sus frutos los conocerán".
    Cuando el Señor declaró que aquella generación no conoció sus caminos no se refería a una ruta geografíca, sino a un estilo de vida. Es decir, no afirma que los israelitas no supieron darle a sus obras la lectura correcta. No lograron descifrar lo que cada una de esas obras reveladas acerca del corazón misericordioso, tierno y compasivo del Dios que los había sacado de Egípto. Cuando los probó en Meriba su desconocimiento del corazón de Dios los condujo, indefectiblemente, hacia el reproche y la recriminación.
     Si intentamos entender a Dios por la forma en que procede, quedaremos perplejos. Cuando Zacarías por ejemplo, dudo de que su esposa quedaría embarazada, el Señor lo disciplinó dejándolo en silencio por un periodo que duró al menos un año. Cuando María le formuló la misma pregunta al ángel, recibió una paciente explicación. Dos casos idénticos con deselaces completamente diferentes. Los caminos del Señor no son los nuestros.
   Las obras del Señor, en cambio, son la ventana de la cual podemos llegar a saber quien es él. Este es el conocimiento que nos salva en tiempos de angustia.
    Es por esto que el autor de Proverbios se atreve a declarar: "El nombre del Señor es torre fuerte, a ella corre el justo y está a salvo". El nombre, en la cultura hebreos, representa la esencia de la identidad de una persona. En tiempos de crisis, los santos enumeran, confiados, los atributos que distinguen a Dios de todos los dioses sobre sobre la tierra. Con este ejercito colman la fe y alejan todo temor y duda que quiera arrebatarles la paz.    

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