miércoles, 9 de abril de 2014

DFevociones: "Porque la ira de Dios se revela desde el cielo...."

"Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombre" (Romanos 1:18).

     La ira de Dios es indignación encendida y castigo retributivo en este tiempo y para la eternidad contra aquellos pecadores que no se arrepienten. A.W. Pink ha señalado correctamente que la ira como tal, es una perfección divina como lo son Su fidelidad, poder y misericordia. No es necesario disculparla.
    Considerando la ira de Dios, hay algunos hechos que debemos tener en mente.
    No hay conflicto entre la ira y el amor de Dios. El verdadero amor castiga el pecado, la rebelión y la desobediencia.
   Cuando los hombres rechazan este amor, ¿qué otra cosa queda sino Su ira? Hay  solamente dos lugares eternos, el cielo y el infierno. Si los Hombres rehúsan ir al cielo, no queda más alternativa que el infierno.
     Dios no creó el infierno para los hombres, sino para el diablo y sus ángeles (Mateo 25:41). El Señor no desea la muerte del impío (Ezequiel 33:11), pero para el que rechaza a Cristo no queda alternativa.
    La Biblia dice que el juicio es una "extraña operación" de Dios (Isaias 28:21). Esto nos sugiere que el Señor prefiere mostrar misericordia (Santiago 2:13b).
    En la ira de Dios no hay rencor o animosidad; es una ira justa sin arrebatos ni mancha de pecado.
    Ya que Dios solamente puede airarse con justicia absoluta, se nos exhorta a que dejemos la ira en Sus manos y no tratemos de imitarla. Por esta razón Pablo escribe a los romanos: "No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad lugar a la ira de Dios; porque  escrito está. Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" (Romanos 12:19). El cristiano es exhortado a mostrar ira justa, pero debe ser justa. No debe convertirse en ira pecaminosa. Y solamente debe ejercitarse cuando está en juego el honor de Dios, nunca en defensa o justificación propia (Efesios 4:26).
   Si realmente creemos en la ira de Dios, compartamos el evangelio con aquellos que están todavia en el camino espacioso que lleva a la perdición. Y cuando predicamos sobre la ira de Dios, hagámoslo con solemnidad, y aun con lágrimas de compasión.   

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