martes, 29 de abril de 2014

Devociones: "Bendeciré a los que te bendijeren"

"Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré" 
(Génesis 12.3).

      Cuando Dios llamó a Abraham para que fuera la cabeza de Su pueblo escogido, prometió bendecir a los amigos de esa nación y maldecir a sus enemigos. En los siglos que siguieron el pueblo judío ha sufrido indecible hostilidad y discriminación, pero Dios no ha suprimido la maldición contra el antisemitismo.
    Amán tramó la destrucción del pueblo judio en Persia Embaucó al rey que firmara un decreto irrevocable. Por un momento todo pareció moverse, a su favor, pero pronto comenzaron a surgir escollos. Elarchiconspirador se precipitó de fracaso en fracaso hasta que finalmente  fue colgado de la horca que habia construido para Maldoqueo el judio.
    Adolfo Hitler no aprendió de la historia y fue condenado a repetirla. Inaguró un atroz programa para barrer a los judíos en campos de concentración, cámaras de gas, hornos crematorios y ejecuciones masivas. Parecia que nada podia detenerle. Pero entonces la marca cambió y murió ignominiosamente con su amante en un bunker de Berlín.
     El antisemitismo alcanza su más horrendo climax durante la Gran Tribulación. Los judíos serán entregados para ser afligidos y asesinados, las naciones gentiles les aborrecerán. Grandes multitudes serán masacradas. Pero se interrumpirá con la venida personal del Señor Jesucristo. Aquellos que persiguieron a Su pueblo serán destruidos y los que ofrecieron su amistad a los hermanos judíos de Cristo entrarán en el Reino.
       Ningún creyente verdadero debe permitir jamás que su alma se  contamine con rastro alguno de antisemitismo. Su Señor, su Salvador, su mejor y verdadero Amigo fue y es un judío. Dios comisionó al pueblo judío para  que escribiera y preservara las Escrituras. Aunque Dios ha puesto a un lado temporalmente a la nación judía  por rechazar al Mesias, todavia ama a Israel por causa de los Padres. Nadie que odia a los judíos puede esperar la bendición de Dios en su vida y servicio.
   "Pedíd por al paz de Jerusalén : sean prosperados los que te aman"
( Salmo 122:6). Todos los que aman al pueblo judío prosperarán.

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