"No es vuestra la guerra, sino de Diosa" ( 2 Corintios 20:15).
Si un hombre es un soldado de la Cruz, puede esperar ser atacado tarde o temprano. Cuanto más valientemente declare la verdad de Dios y más certeramente ejemplifique la verdad en su propia vida, mucho más se verá sujeto al ataque. Un viejo puritano decia : "El que está cerca de su Capitán es blanco seguro de los arqueros.
Será acusado de agravios que no cometió. Será atacado violentamente con chismes, calumnias y murmuracion. Será condenado al ostracismo y ridiculizado. Este trato vendrá del mundo a veces, pero es triste decir que muchas veces viene de otros que se llaman creyentes.
En tales acusaciones, es importante recordar que la batalla no es nuestra sino de Dios. Y debemos apropiarnos de la promesa de Éxodo 14:14 "Jehová peleará por vosotros , y vosotros estaréis tranquilos" Esto significa que no tenemos que defendernos a nosotros mismos o devolver el ataque. el Señor nos vindicará en el tiempo oportuno.
F.B. Meyer escribió: "Cuánto se pierde con una palabra. Estad quietos; permaneced en calma; al que te hiera en una mejilla, vuélvele también la otra. Nunca devolveremos el insulto. No importa tu reputación o carácter, ellos están en Sus manos, y tú los echarás a perder si intentas retenerlos".
José sobresale como ejemplo de uno que no trató de vindicarse a sí mismo cuando fue acusado falsamente. Encomendó su causa a Dios y Dios limpió su nombre y le promovió a un lugar de gran honor.
Un siervo de Cristo ya entrado en años testificaba que habia sido difamado muchas veces a través de los años. Pero oraba con las palabras de Agustín: "Señor, líbrame del del deseo de vindicarme siempre a mí mismo" Decia que el Señor jamás habia fallado en justificarle y de exhibir a sus acusadores.
El Señor Jesús, por supuesto, es el Ejemplo supremo: "....quien cuando le maldecian, no respondía con maldición; cuando padecía, no amenazaba, sino encomendaba la causa al que juzga justamente" ( 1 Pedro 2:23).
Este es el mensaje para hoy . No tenemos que defendernos a nosotros mismos cuando somos acusados falsamente. La batalla es del Señor. Él peleará por nosotros. Debemos estar tranquilos.
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