miércoles, 26 de marzo de 2014

Devociones: "Y nadie echa vino nuevo en odres viejos;...."

"Y nadie echa vino nuevo en odres viejos; de otra manera el vino nuevo romperá los odres, y se derramará y los odres se perderán. Más el vino nuevo en odres nuevos se ha de echar; y lo uno y lo otro se conservan" (Lucas 5:37-38).

      Los odres a los que aquí se refiere eran recipientes para vino hechos de cueros de animales. Cuando los odres son nuevos, son flexibles y elásticos. Pero cuando se hacen viejos, se vuelven rígidos. Si se coloca vino nuevo en odres viejos, la acción fermentadora del vino genera tanta presión que el odre viejo no resiste y estalla.
   Aquí en Lucas 5, el Señor Jesús se vale de esto para ilustrar el enfrentamiento entre el Judaísmo y el Cristianismo. Lo que nos dice es que "las formas anticuadas, las ordenanzas, las tradiciones y los rituales del judaismo eran demasiado rígidos para retener el gozo, la exuberancia y la energia de la nueva dispensación".
     Este capitulo contiene ilustraciones dramáticas. En los versículos 18-21, vemos a cuatro hombres haciendo pedazos el techo de una casa para poner frente a Jesús a un paralítico que queria ser sanado. Sus métodos inovadores y no convencionales ilustran el vino nuevo. En el versiculo 21, los escribas y fariseos comenzaron a criticar a Jesús; todos esos religiosos son los odres viejos. Una vez más, en los versiculos 27-29 tenemos la entusiasta respuesta de Leví al llamado de Cristo, y el banquete que hizo para que sus amigos le conocieran; éste es el vino nuevo. En el versiculo 30, los escribas y fariseos se quejan una vez más.Éstos son los viejos.
    Vemos esto a través de toda la vida. La gente se acomoda a los modos tradicionales de hacer las cosas y encuentra muy dificil ajustarse al cambio. El ama de casa tiene su manera de lavar los platos y en ocasiones se irrita cuando alguien busca algo a tientas y a ciegas en su fregadero. El esposo tiene sus propias ideas acerca de cómo debe conducirse un automóvil, y casi pierde el sentido cuando la esposa o los hijos conducen.
     Pero la gran lección para todos nosotros está en el ámbito espiritual. Debemos ser lo suficientemente flexibles para permitir el gozo, la efervescencia y el entusiasmo de la fe cristiana, aun si ésta manifiesta en forma no convencionales. Ni deseamos, ni necesitamos la pesadez y el frío formalismo de los fariseos que se sentaban a la orilla del camino a criticar mientras Dios seguia trabajando. 

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