sábado, 22 de marzo de 2014

Devociones: "Pues ya que en la sabiduria de Dios........"

"Pues ya que en sabiduria de Dios, el mundo no conoció a Dios mediante la sabiduria, agradó a Dios salvar a los creyentes por la locura d ela predicación"
( 1 Corintios 1:21).

     En la Iglesia de Corinto algunos trataban de que  el evangelio fuera inteligentemente respetable. Su preocupación con la sabiduria de este mundo les hizo sensibles a aquellos aspectos del mensaje cristiano que resultaban ofensivos a los oídos de los filósofos.
    No tenian la intención de abandonar la fe, sino de redefinirla para que fuera más sabrosa o aceptable a los eruditos.
     Pablo se enfureció por su intento de vincular la sabiduria del mundo con la de Dios. Sabia muy bien que lograr reconocimiento intelectual resultaria en una pérdida de poder espiritual.
      Enfrentémoslo. Hay algo en el mensaje cristiano que es escandaloso a los judios y una locura a los gentiles. Y no sólo eso, los cristianos en su mayoria no son lo que el mundo llamaria sabios, poderosos o nobles. Tarde o temprano tenemos que darnos cuenta de que en lugar de pertenecer a la inteligencia, somos necios, débiles, viles y menospreciados, porque es así como el mundo nos considera.
      Pero lo maravilloso es que Dios utiliza este mensaje, que parece ser una locura, para salvar a los que creen. Dios se vale precisamente de personas como nosotros para realizar Sus propósitos. Al escoger instrumentos tan pocos prometedores, evita toda la pompa y pretensión del mundo, elimina cualquier posibilidad de jactancia, y hace que Él solamente sea alabado.
      Esto no quiere decir que no hay lugar para la erudición. Por supuesto que lo hay. Pero a menos que la erudición se combine con una profunda espiritualidad, ésta nos embotará y llegará a ser un verdadero peligro. Cuando la erupción juzga a la Palabra de Dios , alegando, por ejemplo, que algunos escritores utilizaron fuentes más confiables que otras, esto representa un abandono de la verdad de Dios. Cuando buscamos el reconocimiento de eruditos como éstos, nos hacemos vulnerables a todas sus herejias.
     Pablo no llegó a los corintios con excedencia de palabras o de sabiduria. Determinó no saber nada entre ellos sino a Jesucristo y a éste crucificado. Sabia que el poder estaba en la presentación simple y franca del evangelio, y no en ocuparse con problemas espinosos e intrincados, teorías complejas e infructuosas que a nadie benefician, ni en rendir pleitesía al intelectualismo.
    

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