viernes, 28 de marzo de 2014

Devociones: "Para que todos sean uno; como tú oh Padre, en mí, y yo en Tí"

"Para que todos sean uno; como tú oh Padre, en mí, y yo en tí, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste" (Juan 17:21).

        En Su oración como Sumo Sacerdote, nuestro Señor pidió dos veces que Su pueblo fuera uno (Juan 17:21-23). Esta oración por la unidad ha sido aprovechada como apoyo biblíco por el movimiento ecuménico: una gran unión organizada de todas las Iglesias cristianas protestantes. Desafortunadamente, para lograr esta unidad ecuménica ha sido necesario abandonar o reinterpretar las doctrinas cristianas fundamentales. Como Malcolm Muggeridge escribió: "Una de las más grandes ironias de nuestro tiempo es que ecumenismo haya triunfado sin que haya en él nada que sea realmente ecuménico; es muy probable que los diversos cuerpos religiosos encuentren fácil reunirse ahí porque al creer poco, difieren poco".
     ¿Es por esta clase de unidad que el Señor Jesús oró en Juan 17? Creemos que no.Él dijo que la unidad que tenia en mente resultaría en que el mundo creyese que Dios les habia enviado. Es muy cuestionable que cualquier federación hecha por los hombres sea capaz de producir este resultado.
    El Señor definió esta unidad en estos términos: "como tú, oh Padre en mí y yo en tí, que también ellos sean uno en nosotros". También dijo: "yo en ellos, y tú en mí, para que sean perfectos en unidad" ¿Qué clase de unidad poseen el Padre y el Hijo que nosotros podemos compartir también? No se referia a Su deidad ya que ésta no la podemos compartir. Me permito sugerir que el Señor se referia a una unidad basada en una esperanza moral común. Oraba para que los creyentes pudieran ser uno, no en organización, sino axhibiendo  a la vista del mundo el carácter de Dios y de Cristo. Esto significa vidas de justicia, santidad, gracia, amor, pureza, paciencia, dominio propio, humildad, gozo y generosidad. Ronald Sider sugieren su libro Cristianos Ricos en una Hambre que la unidad para la que Cristo oró se manifestó cuando los primeros cristianos compartian libremente entre sí todo lo que necesitaban. Tenian un verdadero espiritu de koinonia o comunidad. "La oración de Jesús en la que pedía que la unidad de Sus seguidores fuera tan sorprendente que convenciera al mundo de que el Padre lo habia enviado fue contestada: al menos una vez. Esto sucedió en la Iglesia de Jerusalén. La incomparable calidad de la vida como comunidad le dio poder a la predicación apostólica" (Hechos 2:45-47; 4:32-35).
      Si en nuestros dias resurgiera una unidad con estas caracteristicas, impresionaríamos al mundo profundamente. Si los cristianos presentaran un testimonio en el que irradiara las vida del Señor Jesús, los inconversos serían convencidos de su pecaminosidad y tendrian sed del agua de vidsa. La tragedia que hoy presencamos es que muchos cristianos dificilmente se distinguen de sus vecinos mundanos. Bajo tales circunstancias, hay poco aliciente para que los inconversos se conviertan.  

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