martes, 5 de enero de 2016

Devociones: "Sal de la tierra".

Había en la Indía, un comerciante que en su negocío tenía una caja de esas tipo alcancías, para que la gente depositara algún dinero. En ella se podía leer algo así como: "Fondo para la alimentación de las vacas". Es sabído que en la Indía, la vaca es un animal sagrado. El dinero recolectado en esa caja estaba destinado justamente a proveer alimentanción a las vacas.
     Un misionero le preguntó un día al propietarío de aquel negocio, qué se hacía por los niños huérfanos. "--Nada", contestó.---"No tenemos por qué alimentar ni cuidar de esos niños que seguramente están  así porque en su vida anterior deben haber hecho algo terrible". Esto ocurre aún hoy en nuestros días.
    Yendo más atrás en el tiempo, hallamos culturas como la de los romanos, que podían disponer de la vida de sus hijos como si fuera de su propiedad y resolver su muerte si así lo consideraban necesario. Si la niña recién nacida no convenía a los intereses de la familia, simplemente se la podía "desechar". A los niños nacidos con algún grado de discapacidad o malformación también se los "descartaba" abandonándolos a su suerte en medio del campo para que algún animal los devorara.
    La Iglesia a través de los tiempos causó un tremendo impacto en la sociedad, cuando se hizo cargo de niños huérfanos, cuidó de los enfermos y moribundos, llevó alivio y consuelo al sufriente, no tuvo miedo de las pestes y al mismo tiempo presentó en sociedad a un Dios completamente diferente a los dioses conocidos por el mundo.
   Un Dios que en lugar de exigir sacrificios de niños, fue El mismo quien mandó a su hijo a nacer como un niñito en este mundo, para ser sacrificado en nuestro favor.
   
   Vosotros sois [la] sal de la tierra; y si la sal se perdiere su sabor ¿con qué será salada? No vale más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los hombres.
                                      (Mateo 5:13) 

No hay comentarios:

Publicar un comentario