viernes, 4 de diciembre de 2015

Devociones: "Mene Mene Tekel Uparsin".

Y tú, su hijo Belsasar, no has humillado tu corazón, sabiendo todo esto; y contra el Señor del cielo te has ensorberbecido, e hiciste traer delante de ti los vasos de su Casa, y tú y tus príncipes, tus mujeres y tus concubinas, bebísteis vino en ellos: además de esto, a dioses de plata y de oro, de bronce, de hierro, de madera, y de piedra, que ni ven, ni oyen, ni saben, diste alabanza; y al Dios en cuya mano está tu alma, y cuyos son todos tus caminos, nunca honraste. Entonces de su presencia fue enviada la palma de la mano que esculpió esta escritura. Y la escritura que esculpió [es] MENE, MENE, TEKEL. UPARSIN. La declaración es: MENE: Contó Dios tu reino, y lo ha rematado. TEKEL: Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto. PERES: Tu reino ha sido roto, y es dado a [los] medos y [a los] persias. Entonces, mandándolo Belsasar, vistieron a Daniel de púrpura, y en su cuello fue puesto un collar de oro, y pregonaron de él que fuese el tercer señor en el reino. La misma noche fue muerto Belsasar, rey de los caldeos.
                                          (Daniel 5:22-30)
  La mano de Dios escribió, como dice la Escritura, "delante del candelero sobre lo encalado de la pared del palacio real" (Daniel 5:5) es decir, en un lugar de privilegio donde podía ser visto por todo el mundo. Justo donde los reyes mandaban inscribir "titulos, victorias y hazañas, para recordar al espectador a cada paso la grandeza real. Es significativo, que en la misma pared donde el rey solia leer las leyendas lisonjeras de su propia magnificencia, contemple él (mismo) la inscripción misteriosa que predice su (propia) caida".
     Confiado en la falsa seguridad de sus fortalezas y la abundancia de provisiones, Belsasar desprecia las acciones del ejército de Ciro y convoca un caprichoso banquete para mil de sus principes. Como la cosa parece que "pintaba" bien, manda traer mujeres y los vasos dedicados a la adoración de Dios.
    Con nuestra propias vidas en el presente, ocurre algo bastante parecido. Muchas veces la mano de Dios irrumpe en nuestras vidas en pleno banquete. Tiempos de bonanza, cuando todo parece ir "bien", cuando los negocios prosperan, los ascensos en el trabajo s¡mplemente "vienen uno tras otro", la vida nos "sonríe". Rara vez, en  medio de tales circunsdtancias nos damos cuenta de que nuestro pequeño y--por cierto--frágil mundito se halla sitiado por las huestes del mal al asecho (Efesios 6:12). Como el rey Belsasar, tenemos en alguna parte del pequeño palacio de nuestro corazón, de la casa, o de ambos; un lugar "delante del candelero y sobre lo encalado de la pared" donde se hallan representadas las lisonjas de nuestras propias hazañas, triunfos y grandezas para que tanto a nosotros mismos como a los que nos rodean no se les puedan pasar  desapercibidas por ninguna razón. Absolutamente confiados en que Dios está de nuestra parte, sin importar el camino qwue estamos tomando, bebiendo del vino de la vida en los vasos que Dios nos ha dado para su adoración.
    
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habíendo acabado todo, estar firmes.
                                        (Efesios 6:13)
             Así que, el que piensa estar firme, mire que no caíga.
                                       (1 Corintios 10:12)    
    

No hay comentarios:

Publicar un comentario