lunes, 8 de diciembre de 2014

Devociones: "Las divisiones".

La división no mes meramente un tema de diferencias de opinión, sino un verdadero obstáculo. (Mateo 12:22-37).

      Ya lo hemos mencionado en varios devocionales anteriores, pero vale la pena reiterarlo una vez más: no hay absolutamente nada escondido a los ojos de Dios, aunque a veces actuamos como si él no viera las cosas que hacemos o pensamos. Del mismo modo ocurrió con la conclusión a la que habían llegado los fariseos. "Sabiendo Jesús los pensamientos de ellos, les dijo: "Todo reino dividido contra sí mismo es asolado, y ninguna ciudad o casa dividida contra sí misma permanecerá. Si Satanás echa fuera a Satanás, contra sí mismo está dividido; ¿cómo, pues, permanecerá su reino? Y si yo echo fuera los demonios por Beelzebú, ¿por quién los echan vuestros hijos? Por tanto, ellos serán vuestros jueces".
     El Señor podría haber escogido defender su propia persona, utilizando las mismas acaloradas negaciones de las cuales solemos echar mano nosotros cuando otros nos acusan. Este camino lo conocemos bien, no solamente porque lo hemos frecuentado, sino porque sabemos también de su poca eficacia a la hora de convencer a los que se nos oponen. Cristo optó por otro camino, el de tomar el argumento de ellos y partir de la postura que sostenían, en lugar de su propia persona.
     De este modo realizó un impecable análisis que echaba por tierra sus argumentos por el peso de su propia lógica. Es un hecho, avalado no solamente por la experiencia personal sino también por la historia misma de los pueblos, que ninguna situación puede mantenerse en pie si existe una situación de conflicto interno. Este principio es tan aplicable a la familia o a un grupo de amigos como lo es a gobiernos y naciones. Cuando existe división entre aquellos que sostienen la institución, se cae sola, sin necesidad de intervención por parte de terceros.
      Este derrumbe no se refiere necesariamente a la desaparición de la institución. También puede indicar que la institución, como tal, ha dejado de cumplir el propósito para el cual existe, aunque siga en pie. Sencillamente se ha tomado obsoleta. Un matrimonio dividido puede seguir conviviendo bajo un mismo techo, pero no pueden llevar adelante el proyecto de ser familia. La vida toda está afectada por el espíritu de división que reina. Aun el reino de las tinieblas opera bajo este principio, de modo que Satanás no puede estar peleando contra Satanás.
     Quizás esta es una de las razones por las cuales Jesús oró que su Iglesia pudiera ser una (Juan 17:21). La división no es meramente un tema de diferencias de opinión, sino un verdadero obstáculo para el mover soberano de Dios, por tanto en mi vida como en la vida de la persona con la que sostengo el altercado. Sencillamente no es posible estar en pie si no existe unidad de criterio y de propósito. Toda bendición espíritual queda detenida, porque Dios bendice a un pueblo, no a individuos. Aun cuando su mano descansa en manera particular sobre la vida de un individuo, es para el bien de todos.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario