domingo, 23 de noviembre de 2014

Devociones: "Reposo".

La realidad espíritual del ser humano determina el grado de reposo que disfruta:
(Hebreos 4:3).

     A diferencia de la generación  que pereció en el desierto, los receptores de la epístola a los Hebreos aún conservan la promesa de entrar en el reposo del Señor. Esta invitación pertenece abierta a todos aquellos que se animan a creer la propuesta que Dios trae a sus vidas. Para gozar de sus beneficios deben sumarle el ingrediente indispensable que identificamos en la última reflexión: fe.
     La fe es la disposición de declarar confiable el Mensaje de Dios aún cuando las circunstancias nos provean abundantes evidencias que parezcan contradecir esta convicción. Fe es el coraje de mantener firme la certeza de un camino, cuando estamos rodeados de alternativas que resultan por demás atractivas a la hora de decidir hacia dónde vamos a avanzar.
      El autor ha escogido utilizar un término para describir ese Mensaje: Buenas nuevas. Aunque normalmente lo asociamos con el Nuevo Testamento, el mensaje que viene del cielo siempre ha significado buenas noticias. Por medio del profeta Isaías el Señor ordenaba: "Súbete a un alto monte, Oh Sion, portadora de buenas nuevas. Levanta con fuerza tu voz. Oh Jerusalén, portadora de buenas nuevas, levántala, no temas. Dile a las ciudades de Judá: "Aquí está su Dios" (Isaías 40:9). Aún cuando el Señor pueda dirigirnos palabras severas, de corrección, siempre encierran la posibilidad de alivio, restauración, iluminación, sanidad, purificación y plenitud. En este sentido, la palabra que escuchó la generación que pereció en el desierto fue tan buena como la que hemos vuelto a escuchar por boca del Hijo de Dios.
      Es por esto que el apóstol Santiago nos anima a recibir con mansedumbre la Palabra. Si nos resistimos a ese primer impulso de argumentar, la Palabra puede comenzar a realizar esa preciosa obra de transformación en nuestro interior. Y esa obra indefectiblemente nos conduce hacía ese lugar de quietud que resulta de estar en paz con nuestro Creador y nuestros semejantes.
      En el caso de los Israelitas, este lugar de reposo estaba relacionado también con un lugar geográfico. Canaán. No obstante,. el reposo tiene mucho más que ver con una realidad espiritual que con circunstancias favorables. Es posible, en medio de las peores tormentas y las más intensas luchas, experimentar este reposo espíritual, el mismo al que hace alusión David en su inmortal Salmo 23. La Palabra abre el camino para que el Señor pastoree nuestros corazones. El fruto de ese pastoreo es acabar en lugares de delicados pastos, junto a aguas de reposo.
      Jesús se hace participe de esa obra pastoral en todos los que viven bajo el agobio de intentar llevar por sí mismos, insoportables cargas. Si se acercan a él, para compartir con él el motivo de su cansancio, encontrarán que en la intimidad de la comunión comienzan a disfrutar de este mismo reposo, dulce y renovador.

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