domingo, 1 de septiembre de 2019

Devociones: "Dios y sus ayudantes".

                      "El que a vosotros escucha a mí escucha".
                                            (Lucas 10:16)

    Casi todos conocen a EMIL ZATOPECK, único hombre capaz de ganar las medallas de oro de 5.000 y 10.000 metros y Marathón en la misma Olímpiada (Helsinki 1952). Lo que muy pocos saben es la razón por la que Emil se dedicó al atletismo; trabajaba en una fábrica de calzado y no le gustaba mucho correr. Sin embargo, su jefe le obligó a participar en una carrera de 1.500 metros y quedó segundo. Desde ese momento, empezó a correr y a entrenarse en serio. Sin ninguna duda, parte de sus medallas las debe a ese jefe de sus primeros años.
    Muchas veces vivimos "despistados". No sabemos cuál ha de ser nuestro trabajo, es entonces cuando tienen tanta importancia las personas que saben ayudarnos. Muchos de nosotros no seríamos nada si no hubiese sido por algún personaje desconocido que nos "empujó" con su ánimo a seguir y no desmayar.
    Es un tipo de gente muy especial son literalmente imprescindibles. Sin ellos el mundo no sería como es: son capaces de ayudar a otros a encontrar su sitio en la vida, su don espiritual, incluso su relación con Dios. Hoy hemos leído un buen ejemplo de ello; aquellos cuatro amigos que bajaron al paralítico desde el techo para que Jesús pudiese sanarlo. La Biblia dice que el Señor vio la fe de ellos y por lo tanto sanó a aquel paralítico. Aquellos cuatro eran los ayudantes de Dios.
      ¿Qué se necesita para ser un ayudante de Dios? Muy sencillo: en primer lugar, un amor desinteresado por los demás. Sentir en nuestro interior la necesidad de que los demás sean respetados, admirados, queridos......incluso más que nosotros mismos. Además, necesitamos aprender a ayudar a los demás con nuestro ánimo, con nuestra corrección, con nuestro apoyo, con nuestra comprensión.
    La Biblia dice que Dios nos utiliza a nosotros para enseñar y ayudar a otros. ¡Es maravilloso! Dios nos dejó en la tierra para ser sus ayudantes.....para hacer aquello que Él mismo hubiese hecho en cada momento. Él nos ha nombrado embajadores suyos en esta tierra, y como tales debemos ser de ayuda para los demás.
     No hay una aspiración mayor: ser un ayudante de Dios. Ser un vaso limpio donde otros puedan saciar su sed de Dios.....El que nos escucha a nosotros, a Dios escucha.

                                              ¡Sé un ayudador!

    Señor, limpia mi vida para que otros puedan recibir de mí tu Palabra. Enséñame a ser un ayudador. 

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