lunes, 21 de septiembre de 2015

Devociones: "La prisa, el nudo gordiano de la fe".

"todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora"                                     (Eclesiastés 3:1)

     Una persona que aprecio mucho, me hizo llegar, hace unos días, el siguiente pensamiento por vía Internet: "Si te parece que todo va muy despacio, probablemente sea porque vas muy de prisa". La frase no venía con un nombre rimbombante debajo, no era de ninguna celebridad de la ciencia, la política, o de un archiconocido predicador. Era solo un adagio, de esos que oralmente se propagan, y que su fuerza reside en la verdad que encierra. Su mensaje me ha calado tan adentro, que no he podido evitar un necesario autoexamen. He recorrido en mi mente episodios de mi vida y he traído a cuentas, reminiscencias casi olvidadas. Quizás quieras hacer lo mismo.
     "Una de las grandes desventajas de la prisa---escribió Gilbert Keith Chesterton--es que lleva demasiado tiempo". John Weskey, el fundador del metodismo, tenía un pensar parecido, él decía: "No tengo tiempo para andar apurado". Y es que "la prisa se tropieza con sus propios pies" (anónimo) y lo que se quiso lograr  con rauda maña, se pierde por el ímpetu humano descontrolado.
    Vivimos en la era de los emails, los trenes súper veloces, los aviones supersónicos, la comunicación vía satélite, y donde todo el mundo va a una marcha trepilante, a veces sin caer en cuenta del porqué de tanta agitación. La mentalidad de "aquí y ahora" va permeando todos los estratos sociales y las mentalidades se van conformando a un estilo de vida que sofoca la paz y el sosigo del hombre. La enfermedad de la prisa, el estrés, cobra cientos de vidas todos los años y algunos llegan a tener obsesión y dependencia del estrés como una droga que les ayuda a realizar el trabajo diario.
    Equipos de investigación de distintos centros médicos del mundo, han llegado a la conclusión de que el estrés produce un serío envejecimiento celular que ha sido llamado, estrés axidativo, y que puede quitarnos de 9 a 15 años de vida. Lo que significa que las prisas en lugar de redimir el tiempo, en realidad lo acortan considerablemente. Además, el estrés de las prisas puede llegar a desembocar en enfermedades mentales como la neurosis, la ansiedad, las fobias y las depresiones. Estudios muestran que el 43% de las personas adultas sufren efectos adversos en su salud ocasionados por el estrés. Las cifras son tan escandalosas que des 75 al 90% de las visitas a un facultativo de la salud, se deben a enfermedades relacionadas con el estrés. Incluso, el estrés está relacionado con las principales causas de muerte del mundo: enfermedades cardiacas, el cáncer, las enfermedades del aparato respiratorio, accidentes, cirrosis hepática y suicidio.
    De Dios es el tiempo y de los hombres las prisas. La solicitud, la diligencia, el compromiso y la disciplina son mejores sustitutos para el apuro potmoderno que amenaza la integridad física y espiritual de las personas. La Iglesia ha de ser ícono de ello y vivir en este mundo "sobría, justa y piadosamente" 
(Tito 2:12). No troquemos el camino, no falseemos los principios bíblicos, no nos afanemos si todo dependiera de nosotros. 

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