jueves, 17 de septiembre de 2015

Devociones: "Fe para un milagro".

A través de la Biblia conocemos historias en las que descubrimos que lo más importante para ser testigo de un milagro es tener FE. Y es que la fe tiene que ser lo más esencial para la vida del cristiano.
    Abraham conocido como el padre de la fe, a una edad avanzada y en donde físicamente su esposa ya no podía darle hijos, decidió creer a la promesa que Dios le dio de que tendría descendencia. Abraham no se puso a ver los obstáculos que tenía enfrente, como su edad, cómo la edad de su esposa Sara y su esterilidad, en cambio tuvo FE y por su fe fue honrado por Dios: "Y asi se cumplió lo que dice las Escrituras: "Abraham le creyó a Dios y Dios lo consideró justo debido a su fe". Incluso lo llamaron "amigo de Dios" (Santiago 2:23).
     Moisés al verse frente al Mar Rojo siendo perseguido por el ejercito egipcio le creyó a Dios quien le dio instrucciones especificas, su fe salvo a su pueblo, pues todos conocemos que el Mar se abrió y los israelitas pasaron en seco al otro lado. Moisés no vio lo profundo del mar o lo ilógico o imposible que el hecho que se abriera fuera, sino que CREYÓ a Dios, tuvo FE y pudo entonces ver un milagro sorprendente que sería contado de generación en generación: "Luego Moisés extendió la mano sobre el mar y el Señor abrió un camino a través de las aguas mediante un fuerte viento oriental. El viento sopló durante toda la noche y transformó el lecho del mar en tierra seca. Entonces el pueblo de Israel cruzó por en medio del mar, caminando sobre tierra seca, con muros de agua a cada lado" 
(Éxodo 14:21-22).
    Josué y el pueblo de Israel tenían que conquistar Jericó cuyas murallas eran imbatibles, impenetrables, puesto que median de ancho aproximadamente unos 7 metros, eran muy fuertes y no había ejercito que pudiera derribarlas, hasta entonces Jericó se jactaba de sus fuertes murallas, sin embargo Dios le dio ordenes especificas de marchar alrededor de la ciudad varios días cantando  y en el último dia un fuerte grito de todo el pueblo bastaria para derribar aquellas murallas impenetrables, un milagro sorprendente de Dios. Josué no se puso a pensar lo ilógico que sería dar vueltas alrededor de Jericó y simplemente gritar para que sus murallas cayeran, sino que tuvo FE: "Entonces los sacerdotes tocaron las trompetas, y la gente gritó a voz de cuello, ante lo cual las murallas de Jericó se derrumbaron. El pueblo avanzó, sin ceder ni un centímetro, y tomó la ciudad" (Josué 6:20).
   Lo único que necesitamos para recibir un milagro es FE,  esa fe que mueve a actuar no pensando en las circunstancias o en los obstáculos que tengo enfrente, sino en el Dios Todopoderoso capaz de hacer que lo imposible sea posible.
  
¡COMIENZA A CREER POR FE QUE DIOS ESTA ACTUANDO DESDE YA!   

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