viernes, 11 de septiembre de 2015

Devociones: "El árbol que da fruto".

No me escogieron ustedes a mí, sino que yo los escogí a ustedes y los comisioné para que vayan y den fruto, un fruto que perdure. Así el Padre les dará todo lo que le pidan en mi nombre.
                                        (Juan 15:16)

     Cuando Dios nos entrega un don, ministerio o talento cumple con su parte de entregárnoslo bendiciéndonos con la oportunidad de desarrollarlo y crecer en ciertas áreas de nuestra vida, pero es responsabilidad únicamente nuestra mantenerlo y cuidarlo como si fuera una plantita que hay que cultivar para que crezca y con el tiempo poder dar fruto.
    Todos fuimos creados con un propósito, y todo lo que recibimos también lo tiene,los que conocemos a Dios sabemos que nada de lo que Él hace es casualidad, nada que te ha sido entregado lo es, Dios siempre tiene planes para ti, aun cuando en lo que tu has pensado tiene un limite, sus planes van mucho más allá de los suyos y lo que nadie puede ver en ti. Él lo ha visto, no ha esperado que seas perfecto para usarte, ha visto tu corazón y todas las cualidades que ni siquiera tu mismo has descubierto, y ha querido reunirlas para hacer de ti un hijo que sabe dar resultados.
   Tal vez en los últimos días, semanas o meses has pasado por cosas que no has logrado comprender en el momento, y a pesar de saber que Dios esta contigo llegas a sentir que la situación es difícil y las fuerzas te faltan, pues ¿sabes? aunque a veces puedas sentir a Dios alejado por que el dolor de lo que vives te impide ver con claridad, eso es solo una muestra de que ha estado trabajando en tu vida, arando el campo, quitando lo que impide que crezcas, para poder hacer de ti el árbol que sabe dar frutos.
    La Biblia menciona la parábola de una higuera que no daba frutos, el problema con la higuera no era estar plantada en un mal lugar, porque donde estaba era una viña, ni que nadie la cuidaba porque su dueño ya había ido 3 años a buscar su fruto y no la encontraba, lo que sucedia era que era estéril y por consecuencia su dueño cansado de no ver sus frutos pensaba emn deshacerse de ella, creo que la mayoría haríamos lo mismo que el dueño de la viña, si sembráramos un árbol del fruto que mas nos gusta, pero vemos que pasa el tiempo y no nos da el fruto que tanto esperamos, lo primero que pensariamos es en querer quitarlo y poner mejor otro en su lugar.
    En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis discípulos.
                                        (Juan 15:8) 

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