lunes, 17 de agosto de 2015

Devociones: "¿Qué buscas en una Iglesia? ".

En cierta oportunidad el pastor durante el sermón, bajó desde el púlpito, se metió en medio de la congregación que lo escuchaba atentamente y sin prever lo que habría de sobrevenir, preguntó: "¿Usted, qué viene a buscar a la Iglesia? ".
     Las respuestas que recibió fueron de lo más variadas dentro de lo que era de esperarse. Pero algunas fueron francamente: tan absurdas como increibles. Uno respondió: "Yo vengo a buscar vicios" (¿¡!?). Otro, se despachó con un franco, espontáneo y absolutamente desenfadado: "-Yo vengo a buscar ERRORES EN LOS LÍDERES DE LA IGLESIA" (¡¡!!). ¡A este pastor no le quedaron ganas de dirigirse a su congregación en estos términos y mucho menos de hacer otra vez este tipo de preguntas en público! Pero si hay algo positivo que se pudo recoger de esta desagradable experiencia, es que la respuesta a la ingenua, pero bien intencionada pregunta del pastor sirvió para testeare el verdadero "pulso" espiritual de su Iglesia.
    Philip Yancey en su libro "Gracia Divina vs. condena humana" (Vida--EUA---1997) relata, apenas comienza su libro, el testimonio de un amigo que trabajaba con indigentes y marginales. El hombre, en una ocasión debió atender el drama de una joven prostituta que le confesó aberrantes situaciones, pero cuando le ofreció acudir a una Iglesia en busca de ayuda, ella exclamó: "Una Iglesia; ¿Para qué habria de ir allí? Ya me estaba sintiendo muy mal conmigo misma. Tood lo que harian sería empeorar las cosas". Tal el concepto de la Iglesia que tenia aquella triste y atormentada chica. Tal el concepto de Iglesia que tienen muchas personas hoy.
    En los tiempos de Jesús sobre esta tierra, el desvalido, el miserable, el marginado, el más bajo de todos los pecadores acudía a refugiarse en Él y hallaba gracia, amparo, protección y liberación para su pesada carga. Hoy , personas como éstas, parece que ya no son muy bien vistas ni bienvenidas en las Iglesias. ¿Qué es lo que pasó? Preguntaba Philip Yancey. Hoy muchos piensan en  que primero deben mejorar, antes de estar en condiciones de comenzar a asistir a una Iglesia, cuando en realidad es exactamente al revés.

    Cuando una persona se acerca a una Iglesia, es porque tiene necesidades espirituales. Cuando esa misma persona abandona la Iglesia, lo hace exactamente por las mismas razones por la que vino: porque tiene necesidades espirituales.
  Todos los que habían creído estaban juntos, y tenian en común todas las cosas.
                                        (Hechos 2:44)
    Durante los primeros tiempos de la Iglesia, dice la Escritura que perseveraban juntos y tenían todas las cosas en común.
   Si alguien hoy pregunta: " ¿Usted, qué viene a buscar a una Iglesia? ", tengo una respuesta para darle y se resume en sólo dos palabras: "Gracia" y "contención".
    Sí, eso es exactamente lo que busco en una Iglesia. La gracia Divina que a pesar de mis errores me ayude a sentirme amado, ser perdonado por Dios y a reconstruir mi vida no importa cuán destruida esté. Contención en un sentido integrar, en lo físico, en lo mental y en lo espiritual (1 Tesalonicenses 5:23).

Abstenerse de toda especie de mal. Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espiritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.
                                (1 Tesalonicenses 5:22-23)    

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