viernes, 14 de agosto de 2015

Devociones: "No te adelantes a Dios".

"También dijo: Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo a su padre; Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes".
                                           (Lucas 15:11-12)

        Todos tenemos al menos una necesidad que hemos puesto en manos de Dios, una petición especial que deseariamos ver cumplida hoy en día y de la cual no sabemos cuándo es que la veremos hecha realidad.
     No ver cumplido el deseo de nuestro corazón no quiere decír que Dios lo olvida, lo ignora, o lo tiene en una gran lista de espera. Dios tiene ese plan perfecto trazado para nosotros con sus tiempos para cada acontecimiento.
     En la parábola del hijo prodigo vemos como el menor de los hijos pide a su padre la parte de bienes que le corresponde, pero la pregunta es ¿para qué quería ya la parte de sus bienes?, su padre todavía tenía vida, él vivia en su casa, no tenía necesidad de pedír su parte de la herencia, no era momento todavía de disfrutar de ello, pero él deseaba hacerlo ya, así que: "No muchos días después, juntándolo todo el hijo menos, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente", (Lucas 15:13). El hijo pródigo quiso su herencia y disfrutar gastando sus bienes antes de tiempo. No era el momento no la forma de hacerlo, pero esa decisión precipitada tuvo consecuencias, malgastó todo, se quedó sin nada y tuvo que volver a su padre con las manos vacías.
     Tener una petición delante de Dios es lo mejor que podemos hacer porque sabemos con seguridad que en Su tiempo será cumplida, pero querer adelantarnos a su provisión puede tener serías consecuencias, cualquier área de tu vida que necesite de una respuesta y estés desesperado por solucionar va a producir algo, el fruto de la paciencia, o  una precipitada decisión errónea de querer hacer tú cosas para que no sea tan tardado, querer darle esa "ayudadita" a Dios no es buena idea, podemos terminar estorbando sus planes por querer vivir las cosas sin dejar que tome su tiempo.
    Es difícil esperar. Claro que le es, duele hacerlo, pero duele aún más sufrír las consecuencias de haber tomado una decisión desesperada, y no es que estemos por ahí sin hacer nada esperando que todo caiga del cielo como el maná en el desierto, se trata de trabajar la tierra como el hermano del hijo prodigo, para disfrutar de lo suyo en el tiempo correcto.
    La respuesta para el hermano del hijo prodigo fue: ".....Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas" (Lucas 11:31), como una respuesta tan sencilla fue suficiente para comprender que  mientras Él estaba cerca de su padre lo tenía todo, eso es precisamente lo que necesitamos, sencillamente permanecer cerca de Dios y esperar a que nos bendiga, porque aunque por momentos parece que se ha olvidado, la verdad es que todo el tiempo está haciendo algo por nosotros.
     No te adelantes a los planes que Dios tiene para tu vida. Él conoce mejor que nadie tus necesidades, y nunca actúa con tardanza, sólo confía, espera, demuéstrale a Dios que estas consciente que Él sabe lo que hace y como cuando lo hace, desarrolla paciencia, dominio, fidelidad, fe, tantas cosas que hay que hacer, entonces tu bendición llegará como una merecida recompensa.

"Espera en Jehová, y guarda su camino, y Él te exaltará para heredar la tierra; Cuando sean destruidos los pecadores.     

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