jueves, 22 de agosto de 2019

Devociones: "Carros de fuego".

                           "Yo honraré a los que me honran".
                                          (1 Samuel 2:30)

    Seguro que muchos de vosotros habéis visto la película. Recibió cuatro oscars. "a pesar de" ser  una buena película: narraba la historia real de ERIC LIDDELL, campeón de los 400 metros en las pruebas de atletismo de los JJ.OO. de París. Eric iba  acorrer originalmente  los 200 metros pero al saber que se celebraban en domingo las pruebas eliminatorias, decidió no hacerlo. Eric era un buen cristiano y dijo a todos que el día de descanso era precisamente para eso, para descansar. Después de muchas discusiones, el Comité Olímpico ingles dejó que corriese una prueba que no era suya ¡y la ganó! Instantes antes de comenzar la prueba, otro corredor entregó a Eric un papel con el versículo que hemos leído hoy: "Dios dice, yo honro a los que me honran".
    En todas las decisiones de la vida siempre hay una que honra al Señor; ésa es la que debemos escoger. Debemos preferirlo a Él siempre, ante cualquier tentación del mal. Debemos honrarlo a Él siempre, en cualquier momento y sean cual sean las circunstancias.....Y las consecuencias.
    Es fácil honrar a Dios cuando todo va bien, cuando las consecuencias no son importantes. Pero, ¿y si perdemos algo verdaderamente precioso para nosotros a causa de poner a Dios en primer lugar? Eric Liddell estuvo a punto de regresar a su casa sin poder participar en los Juegos Olímpicos cuando tomó la decisión de honrar a Dios....y, sin embargo. lo hizo: para él no había duda en cuanto a su obediencia a Dios. ¿Y para nosotros?.
     La Biblia dice que Dios no es deudor de nadíe. Si nosotros lo honramos, Él nos honrará. A veces, pasan días antes de que llegue la oportunidad, a veces meses, otras veces años, pero Dios siempre honra a los suyos. Las promesas de Dios siempre se cumplen. Él ha comprometido su Palabra para hacernos ver la importancia de obedecerle sólo a Él, de honrarle sólo a Él, quien es el único que lo merece.

                            No honrar a Dios, es una deshonra.

   Padre mío, antes que ningún a otra cosa, quiero agradarte a Tí, obedecerte a Tí, honrarte a Tí.  

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