domingo, 23 de junio de 2019

Devociones: "Aquí estoy yo".

                              "Aquí estoy yo, enviame a mí".
                                            (Isaías 6:8)

     Creo que todos conocéis el sistema de elección de los jugadores universitarios por parte la NBA. Es lo que se llama el DRAFT: se seleccionan los jugadores de acuerdo a un orden establecido por los equipos, de tal manera que al principio todos los jugadores se hacen con los mejores jugadores (primeros puestos). A veces ocurren muchas sorpresas, y un jugador que nadie a querido, o que está muy bajo en la lista resulta ser un "fuera de serie". Este fue el caso de BILL LAMBIER uno de los mejores pivots actuales en la NBA (incluso campeón con DETROIT) que fue escogido en el DRAFT de 1979, ¡con el número 65!. Teóricamente había ese año 64 jugadores mejores que él ¿?.
    No siempre los que parecen mejores lo son. En todos los lugares existen personas importantísimas que no eran los destinados a su trabajo actual, pero que supieron responder a un llamado y hoy pocos hacen mejor su labor que ellos. Muchas veces la cuestión no es quién está más preparado sino quién se propone hacerlo.
    Desde el principio de la humanidad. Dios está llamando a mujeres y hombres para entrar en su "equipo". Dios llama a personas dispuestas a servirle: no espera que sean los más importantes, ni los más sabios, ni los más preparados....Dios llama a hombres y mujeres dispuestos. Las posibilidades de trabajo son inmensas: llevar el mensaje del evangelio por todo el mundo y así ofrecer la liberación a millones de personas que viven condenadas para siempre. Por cada momento en que nosotros dudamos si obedecer al llamado o no, miles de personas se pierden en todo el mundo. Muchos de ellos quizás a nuestro lado, por nuestra culpa.
    Dios mismo nos dice que el trabajo es inmenso, pero los obreros son pocos. Siempre que escuchamos el llamado de Dios, miramos a nuestro alrededor porque creemos que otro va a responder. Hemos cambiado el texto bíblico y ahora decimos al Señor: "Aquí estoy, envia a mi hermano". Hemos aprendido a mirar y señalar a otros. Encontramos condiciones ideales para servir al Señor en todos nuestros amigos y familiares.....pero no a nosotros. Estamos desobedeciendo la voz de Dios, y por lo tanto estamos pecando contra Él.
    No es cuestión de ser el mejor, ni de estar más preparado. Es cuestión de RESPONDER. Dios sigue llamando de la misma manera cada día: "¿A quién enviaré y quién irá por nosotros? ". Puedes poner muchas excusas, infinidad de excusas. Y puedes creer que tus excusas son buenas. Pero es Dios mismo quien pregunta, y cuando Él habla, sólo es posible una respuesta: "Envíame a mí".

   Nuestra respuesta a cualquier petición de Dios, sólo puede ser la obediencia.

  Señor, sé que me estás llamando. No quiero mirar a otro, sino responder yo mismo. Aquí estoy, utilizame a mí. 

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