miércoles, 22 de marzo de 2017

Devociones: "José y sus hermanos".

Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien.
                                        (Génesis 50:20)
Sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.
                                        (Romanos 8:28)

      La Biblia cuenta la vida de José, un joven que vivió 1.700 años antes que Jesucristo. Sus hermanos lo odiaban y eran duros con él. Un día su padre lo envió a ver cómo estaban sus hermanos, los cuales cuidaban su rebaño lejos de allí. Cuando ellos lo vieron llegar, quisieron matarlo. Al final lo vendieron como esclavo a unos mercaderes que se dirigían a Egipto.
       Los años pasaron, José se ganó la confianza del Faraón y llegó a ser "primer ministro". Fue entonces cuando sus hermanos se encontraron con él: llegaron a comprar alimentos, porque el hambre azotaba el país. Pese a su conducta en el pasado. José no había dejado de amarlos. Primero los puso a prueba para que tomasen conciencia de sus faltas pasadas y de su maldad, luego cuidó de ellos haciendo que viviesen en la mejor parte del país. El primer versículo citado es la conclusión de toda esta historia.
     Este pasaje ilustra la vida de Jesucristo, quien descendió del cielo para venir hasta nosotros. ¡Él también fue odiado! Durante su vida, la gente quiso hacerle daño, y al final fue crucificado entre dos malhechores. Pero todo el odío que recibió no cambió en nada su amor por el nombre. El mal que el hombre le hizo, Dios lo cambió en bien para nosotros. Al dar su vida, Jesús llevó sobre sí mismo el juicio que nosotros merecíamos debido a nuestros pecados. Su muerte se convirtió en el medio para salvarnos eternamente. Pero es necesario que cada uno reconozca sus pecados y los confiese a Dios. Su amor está esperando esto para darnos la vida eterna y un lugar junto a él en el paraiso. 

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