martes, 24 de noviembre de 2015

Devociones:"·Que Dios conceda lo que has pedido".

La historia de Ana y Elcaná es una de esas historias de amor realmente demostrado y respaldado con Dios a través de un milagro.
  La Biblia cuenta: "Elcaná tenía dos esposas: Penina y Ana. Penina tenía dos hijos, pero Ana no tenia ninguno" (1 Samuel 1:2) Para el tiempo antiguo ser estéril era como deshonra por eso era muy duro para una mujer no poder dar hijos a su esposo. Sin embargo Escaná amaba de una manera especial a Ana.
      La Biblia dice que: "Cuando Elcana presentaba un animal como afrenda,les daba una parte de la carne a Penina y a sus hijos. Pero a Ana le daba la mejor parte porque la amaba mucho, a pesar de que Dios no le permitia tener hijos" (1 Samuel 1:4-5).
    El amor de esposo de Elcaná era demostrado, y es que el verdadero amor va más allá de las lindas palabras o buenas intenciones, el verdadero amor se traduce en acciones, en comprensión, en tolerancia, en respaldo, en compañia en los momentos más difíciles.
     Penina la otra esposa de Elcaná molestaba y se burlaba de Ana por no poderle dar hijos a su esposo, eso hacía que Ana se sintiera triste a tal punto que lloraba mucho y provocaba que hasta ni siquiera comer. Cada año que iban al santuario a ofrecer sacrificio Penina trataba así de mal a Ana entonces en una ocasión de esas Elcaná le dice lo siguiente a Ana: "En una de esas visitas, Elcaná le preguntó a Ana: "¿Por qué lloras? ¿Por que no comes? ¿Por qué te afliges? Para ti, es mejor tenerme a mí que tener muchos hijos" (1 Samuel 1:8).
    Realmente Ana se sentia triste, anhelaba un milagro de Dios, una respuesta que hiciera terminar todo ese episodio triste que por años había soportado: "Ana dejó de comer, se levantó y se fue a orar al santuario. El sacerdote Elí, sentado junto a la puerta. Ana estaba tan triste que no dejaba de llorar. Por eso oró a Dios y le hizo esta promesa: "Dios todopoderoso, yo soy tu humilde servidora. Mira lo triste que estoy . Date cuenta de lo mucho que sufro; no te olvides de mí. Si me das un hijo, yo te lo entregaré para que te sirva sólo a ti todos los dias de su vida. Como prueba de que te pertenece, nunca se cortará el cabello" 
(1 Samuel 1:9-11).
    La tristeza de Ana y su anhelo de que Dios la escuchara la llevo a hacer una de las oraciones más sinceras y con una promesa especial delante de Dios. Y es que cuando somos sinceros con Dios, cuando realmente disponemos nuestro corazón para encontranos con Él y expresar sinceramente lo que sentimos y lo que anhelamos, Dios nunca sed quedará callado, Dios ha de responder.
     Hay algo que cada uno de nosotros debemos de saber y es que Dios está presente en nuestras necesidades y cuando nosotros creemos a sus promesas, Él honrará nuestra fe.
     Quizá en este momento estés enfrentando una tristeza debido al mal momento que puedas estar pasando, pueda que en tu corazón hay un anhelo muy fuerte de que Dios conteste tu petición, quizá has llorado muchos, quizá la has pasado mal, pero hoy quiero invitarte a creer en lo que Dios quiere y puede hacer en tu vida.
      No importa qué situación te este robando la paz o la sonrisa de tu rostro, lo que si realmente importa es la confianza y la fe que puedas demostrar para recibir lo que tanto esperas.

"VETE TRANQUILO, Y QUE EL DIOS DE ISRAEL TE CONCEDA LO QUE HAS PEDIDO".   

No hay comentarios:

Publicar un comentario