lunes, 10 de febrero de 2014

Devociones: "El fruto del Espiritu es....fe"

                                    "El fruto del Espiritu es.....fe" ( Gálatas 5:22).

      Por lo general, este fruto del Espiritu se entiende como fidelidad. No se refiere a la fe que salva o a la confianza que ejercemos en Dios dia tras dia ( aunque puede estar incluida). Más bien alude a la fidelidad y seriedad en nuestros tratos con el Señor y con los demás. Alguien la ha definido como: 
"ser fiel a sí mismo, a la propia naturaleza, a cualquier promesa dada y a cualquier confianza que se nos dispensa".
    Cuando decimos que la palabra de un hombre es su garantia , queremos decir que tiene palabra, que al tratar con él, no es necesario un contrato escrito. Una vez que se ha comprometido a realizare algo, se puede depender y confiar en que él ciertamente lo llebará a cabo.
     El hombre fiel acude puntualmente a sus citas, paga a tiempo sus cuentas, asiste regularmente a las reuniones de la comunidad local y lleva  a cabo las tareas que le asignan sin tener que recordárselo constantemente. Es inquebrantablemente fiel a sus votos matrimoniales y constante en el cumplimiento de sus responsabilidades familiares. Separa conscientemente dinero para la obra del Señor y es cuidadosop con la mayordomia de su tiempo y talentos.
     Fideliodad significa lealtad a la propia palabra, aun a costa de sí mismo. El hombre fiel es el que:
"aun jurando en daño suyo, no por eso cambia" ( Salmo 15:4c). En otras palabras, no cancela una cita para censar cuando recibe una invitación que promete un mejor menú o una compañia más agradable. No renuncia al trabajo para ir en un viaje de recreo ( a menos que arregle primero un sustituto satisfactorio), vende su casa al precio convenido aunque después alguien le ofrezca 100.000 pesetas más.
     Lo esencial de la fidelidad es estar dispuesto a morir antes que renunciar a la propia lealtad a Cristo. Cuando cierto rey mandó a un cristiano fien que se retractara de su confesión de Cristo, el hombre replicó "El corazón lo pensó; la boca lo habló; la mano lo suscribió y sio fuera necesario, por la gracia de Dios, la sangre lo sellará". Cuando a Policarpo le fue ofrecida la vida a cambio de negar al Señor, escogió que lo quemaran en la hoguera y dijo: "Estos ochenta y seis años he servido a mi Señor y nunca me hizo mal alguno. No puedo negar ahora a mi Señor y Amo".
       Los mártires fueron fieles hasta la muerte y recibirán una corona de vida ( Apocalipsis: 2:10).

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