"El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama" ( Mateo 12:30).
El Señor Jesús pronunció estas palabras refiriéndose a los fariseos. Acababan de cometer un pecado imperdonable: atribuyeron Sus milagros a Beelzebú, el principe de los demonios, en vez de reconocer en ellos el poder del Espiritu Santo. Desde aquel momento se hizo evidente que no le aceptarian como el Mesías de Israel y el Salvador del mundo. Al no decidirse a Su favor, estuvieron contra Él; en vez de servir a Su lado, actuaron contrta Él.
Cuando se trata de la Persona y la obra de Cristo, no hay neutralidad; estamos por Cristo o estamos contra Él. Todo el que dice que no puede decidir, a tomado ya su decisión.
Cuando se trata d ela verdad respecto a Cristo, no se puede transiguir. En el cristianismo biblíco hay algunas áreas en las que puede haber diferencias de opinión, pero ésta no es una de ellas. Como nos recuerdo A. W. Tozer: "Algunas cosas no son negociables". Debemos adherirnos inquebrantablemente a la deidad absoluta del Señor Jesús. Su nacimiento virginal. Su humanidad verdadera. Su naturaleza sin pecado. Su muerte sustitutiva a favor de los pecadores. Su resurrección corporal. Su ascensión a la diestra de Dios y Su próximo retorno. Cuando los hombres comienzan a poner trabas a estas doctrinas fundamentales, todo lo que les queda es un salvador a medias que a nadie puede salvar.
Como bien ha dicho un poeta:
¿Qué pensáis del Cristo? Es la prueba
Que evidencia tu estado y condición;
No podrás estar bien en lo que resta
A no ser que tengas de ël buena opinión :
¿Cómo es Jesús a tu vista estimado?
¿es amado o despreciado?
Así Dios hacia tí se sentirá movido.
Y misericordia o ira Tu parte será.
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