martes, 14 de enero de 2014

Devocionario: "....La división del alma y del espiritu"

                            "......La división del alma y del espiritu" ( Hebreos 4:12).

   Cuando la Biblia habla del hombre en su constitución tripartita, el orden siempre es espiritu, alma y cuerpo. Pero cuando los hombres emplean estos terminos, ponen en primer lugar el cuerpo, luego al alma y como último el espiritu. El pecado ha invertido el orden divino.
     Las dos partes no materiales del ser del hombre son el espiritu y el alma. El espiritu habilita al hombre para que pueda comunicarse con Dios; el alma tiene que ver con las pasiones y emociones. Aunque no nos es posible distinguir detalladamente entre el espiritu y el alma, sí podemos y debemos aprender a distinguir entre lo espiritual y lo terrenal.
      ¿En qué consiste lo espiritual? Es la predicación que exalta a Cristo, la oración que elevamos a Dios por medio de Cristo Jesús en el poder del Espiritu Santo. El servicio motivado por el amor a Dios y potenciado por el Espiritu, la adoración en espiritu y en verdad.
     ¿qué es lo del alma? La predicación que dirige la atención al hombre, a su oratoria, a su ingenio y a su presencia dominante. Las oraciones mecánicas que no involucran al corazón sino que están calculadas para crear una impresión en los demás. El servicio por nombramiento propio, realizado por recompensa monetaria o que emplea métodos carnales. La adoración que gira en torno a ayudas materiales y visibles y no depende de las realidades espirituales invisibles.
     ¿Qué tiene que ver la Iglesia de Dios con grandes edificios, vidrieras de colores, vestiduras eclesiasticas, tritulos honoríficos, velas, incienso y toda esa ostentación? O viéndolo más de cerca: ¿qué tiene que ver la verdadera Iglesia con los esfuerzos publicitarios que se hacen por todas partes para levantar fondos, el uso de recursos efectistas, payasos y otros trucos de captura, con el culto a la
 personalidad y espectáculos muxicales, como si así se debiera evangelizar?
    Basta con ojear los anuncios de los campamentos y campañas de verano de los evangélicos para ver qué mundanos hemos llegado  a ser.
    Pablo distingue entre el servicio que es oro, plata y piedras preciosas y aquel que es madera, heno y hogarasca ( 1 Corintios 3:12). Todo lo que es espiritual resistirá al fuego del juicio penetrante 
de Dios, pero todo lo que es carnal y mundano será consumido en llamas. 

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