jueves, 19 de marzo de 2015

Devociones: "Malabares".

Días atrás obsevalos a un malabarista callejero, hacer sus destrezas en una esquina, mientras duraba el corte del semáforo. Más allá de su extraordinaria habilidad, lo realmente sorprendente es que favorecido por la oscuridad de la noche ¡hacía su improvisado número con unas antorchas encendidas! Las teas volaban alto y con una precisión y sincronización admirable eran recibidas abajo y vueltas a lanzar hacia arriba en una exhibición de habilidad y destreza verdaderamente increíble que se podía ver desde varías cuadras de distancia.
     Si el extraordinario espectáculo que se ofrecía en aquella esquina de mi ciudad a cambio de unas pocas monedas, que acaparaba todas las miradas, ya era de por si interesante, no eran menos dignas de observar las caras de transeúntes y automovilistas, con una expresión mezcla de estupor, sorpresa, admiración......¡y terror! Imagínese el desastre que podría provocar no sólo para el propio malabarista, sino también para automovilistas y traúsentes un mínimo error o desincronización, la caída de una antorcha encendida sobre un auto, o aterrizar sin más ni más sobre la cabeza de alguien.
     Mi hija en una oportunidad intentó hacerlo con pelotitas de plástico. Y esto último, porque decidimos intervenir y confiscarle las naranjas, manzanas, peras y cuanta fruta a Ud. amado lector se le ocurra, susceptible de ser lanzada por los seres y destrozarse en el piso o estrellarse en su cabeza. Una semana estuvo con eso, hasta que por fin, para alivio no sólo de sus padres, sino también de las mascotas de la casa el fox terrier, que aún vive y hace de las suyas, y una gatita desistió y optó por ponerle toda la energía de su dedicación a otra cosa menos agresiva para su medio ambiente.
     Años son los que les llevan a estas personas aprender la coordinación y destreza para sorprendernos con sus malabares. Muchos de ellos comienzan desde muy pequeñitos. Mientras más alto sobre la pelotita, o cuanto más pesado es el objeto lanzado hacia arriba, con más fuerza y velocidad cae y es cuando hay que tener suma precisión y cuidado en cada lanzamiento. Un mínimo error hará que la pelotita se estrelle en tu cabeza, rompa algo o caiga en la cabeza de alguien más. Ni hablar de malabares con antorchas escondidas. Te puedes quemar muy gravemente o tal vez ocasionar un terrible incidente.
     
                            Enséñanos de tal modo a contar nuestros días,
                    
                              Que traigamos al corazón sabiduría

                                          (Salmo 90:12)

    No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
                                       (Gálatas 6:7).    

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