miércoles, 14 de mayo de 2014

Devociones: "Porque si estamos locos, es para Dios",

              "Porque si estamos locos es para Dios" ( 2 Corintios 5:13).

    Dios tiene algunos soldados irregulares en Su ejercito, y a veces son éstos los que obtienen las más grandes victorias. En su celo por el Señor parecen excéntricos. Emplean métodos originales en lugar de apegarse a los tradicionales. Siempre están diciendo y haciendo lo inesperado. Pueden dar patadas al diccionario de cualquier idioma, y violar toda regla conocida de predicación y enseñanza, sin embargo obtienen grandes ganancias para el reino de Dios. Con frecuencia son dramáticos y hasta electrizantes. La gente se escandaliza de ellos, pero nunca los olvida.
   Estos irregulares son una fuente constante de desconcierto para los que aman las formalidades y los convencionalismos y que se estremecen con la solo idea de violar las normas culturales. Otros cristianos tratan de cambiarlos para hacerlos más normales, para extinguir el fuego. Pero afortunadamente para la Iglesia, sus esfuerzos son generalmente en vano.
    Nos es difícil creer que nuestro Señor parecía extraño a Sus contemporaneos. "Era tan celoso en su obra que a menudo no tenía tiempo siquiera para comer, y su madre y sus hermanos querían llevarlo a casa porque pensaban que "no estaba en sus cabales". Decían: "está fuera de sí" Pero el cuerdo era Jesús y no sus hermanos".
    Es evidente que la gente acusaba al apóstol Pablo de ser raro Su respuesta a esta acusación era: "Porque si estamos locos, es para Dios" ( 2 Corintios 5.13).
   Hemos oído de uno de los irregulares de Dios que llevaba un cartelón  escrito por el frente y por detrás. En el frente decía: "Estoy loco por causa de Cristo". Y detrás se leía: "¿De qué locos eres tú?".
   El problema con la mayoría de nosotros es que somos demasiado normales para crear alguna agitación en la sociedad a favor de Dios. Como alguien ha dicho: "Somos parecidos al promedio de la gente, como Pedro, que estaba afuera del tribunal donde Cristo era juzgado, tan sólo "calentándose".
    Roland Hill, el gran predicador londinense era un escéntrico. Así también lo fueron C. T. Studd, Billy Bray y W. P. Nicholson, el gran evangelista irlandés. ¿Nos hubiese gustado que fueran algo diferentes? No, cuando consideramos cómo los usó, sólo deseamos ser más como ellos. "Es mil veces mejor ser una rareza eficaz que una mediocrídad ineficaz. En algunas ocasiones el primer amor puede ser extraño pero, gracias a Dios, es eficaz; y algunos de nosotros lo hemos perdido".

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