lunes, 19 de mayo de 2014

Devociones: "No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al principe de tu pueblo".

"No injuriarás a los jueces, ni maldecirás al príncipe de tu pueblo" (Éxodo 22:28)

             Cuando Dios le dio la ley a Moisés, incluyó una prohibición especifica en contra de hablar reprochando o faltando al respecto de aquellos que ocupan posiciones de autoridad. La razón es clara: estos gobernantes y líderes son representantes de Dios. "No hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas" ( Romanos 13:1). El gobernante es; "servidor de Dios para tu bien" ( Romanos 13:4). Aun cuando este gobernante no conozca al Señor personalmente, sin embargo es el hombre del Señor oficialmente.
    El vínculo entre Dios y los gobernantes humanos es tan cercano que la Escritura se refiere algunas veces a ellos como dioses. Por esta razón, leemos en otra versión: "No injuriarás a los dioses", lo que puede significar autoridades gubernamentales. Y en el Salmo 82:1, 6 el Señor se refiere a los jueces como dioses, no significando que sean deidades sino que simplemente son agentes de Dios.
   A pesar de los ataques asesinos del rey contra David, este último no permitió a sus hombres que hicieran daño al rey en forma alguna, porque era el ungido del Señor ( 1 Samuel 24:6).
    Cuando el apóstol Pablo sin darse cuenta reprochó al sumo sacerdote, presuroso se arrepintió y disculpó, diciendo: "No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote, pues escrito está: no maldecirás a un principe de tu pueblo"
 ( Hechos 23:5).
    El respeto por las autoridades tiene vigencia también en el reino espíritual. Esto explica porqué el arcángel Miguel no se atravió a proferir juicio de la maldición contra Satanás, sino que sencillamente le dijo: "El Señor te reprenda" ( Judas 9).
    Una de las marcas de los apóstatas de los últimos días es que desprecian el señorío, y no temen decir mal de las potestades superiores( 2 Pedro 2:10).
     La lección para nosotros es evidente. Debemos respetar a nuestros gobernantes como siervos oficiales de Dios aunque no estemos de acuerdo con su política o no aprobemos su carácter personal. Bajo ninguna circunstancia debemos decir jamás lo que dijo un cristiano al calor de una  compañía política: "El presidente es vil y sinvergüenza".
   Además debemos orar así: "por los reyes y por todos los que están en eminencia, para que vivamos quieta y reposadamente en toda piedad y honestidad" ( 1 Tito 2:2). 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario