miércoles, 21 de mayo de 2014

Devociones: "Porque dos males ha hecho mi pueblo.....".

"Porque dos males han hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua" ( Jeremías 2:13)

     Es un mal negocio cambiar una fuente por cisternas y especialmente por cisternas rotas. Una fuente es un manantial de aguas frescas, pura y refrescante que sale a borbotones de la tierra. Una cisterna es un depósito artificial  para almacenar agua. El agua así contenida puede estancarse y viciarse. Cuando la cisterna se rompe, el agua se fuga y la contaminación se filtra.
    El Señor es una Fuente de aguas vivas. Su pueblo puede encontrar satisfación perdurable en Él. El mundo es una cisterna, una cisterna rota, Ofrece la esperanza de placer y felicidad, pero aquellos que buscan satisfación en él son defraudados inevitablemente.
   María fue educada en una familia cristiana donde la Palabra de Dios se leía y memorizaba. Pero se rebeló contra el estilo de vida de sus padres y abandonó el hogar, determinada a darse la gran vida. El baile vino a ser la pasión de su vida. Tratando de reprimir todo recuerdo de su trasfondo cristiano, su vida discurría entre un baile y otro.
   Una noche, mientras se deslizaba por la pista de baile, fue detenida por un versículo de la Escritura que había aprendido cuando era niña."Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de aguas vivas, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen aguas" A la mitad del baile fue convencida de su pecado. Reconociendo el vacío de su vida, se volvió al Señor y se convirtió. Se excusó por no seguir bailando, dejó el salón y nunca volvió.
     Desde aquel momento podía identificarme con el poeta que escribió: "Señor, he probado la cisternas rotas. / Pero en ellas las aguas escasean / Cuando fui a beber huyeron./  Y de mis quejas se burlaron. / Nadie, sino sólo Cristo satisface./
No hay otro nombre para mí. / Amor, vida y gozo perdurable, / Señor Jesús, encuentro en í".
    María esperimentó la verdad de la palabra del Salvador. "Cualquiera que bebe de esta agua volverá a tener sed; más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna" ( Juan 4:13-14).     

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