jueves, 19 de diciembre de 2013

Devociones: "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás"

                        "Vino palabra de Jehová por segunda vez a Jonás" ( Jonás 3:1)

         Aquí tenemos un mensaje que resplandece con esperanza y promesa: Dios no desecha al hombre que fracasa.
        La Biblia describe los fracasos de David con crudo realismo. Cuando los leemos, nos sentamos en el polvo junto a él y ardemos de vergüenza. Pero David sabia cómo entrar a la presencia del Señor y arrepentirse de todo corazón. Dios tenia todavia planes para David. Le perdonó, y le restauró a una vida fructífera.
       Jonás fracasó cuando debió responder al llamado misionero de Dios y acabó en el vientre de un enorme pez. Dentro de aquel animado submarino aprendió a obedecer. Cuando Dios lo llamó por segunda vez, de inmediato se puso en camino a Nínive, predicó el juicio inminente, y vio a toda la ciudad sumerguida en el más profundo arrepentimiento.
       Juan Marcos tuvo un brillante comienzo con Pablo y Bernabé, pero después se escabulló y volvió a su casa. Sin embargo, Dios no lo abandonó. Más tarde Marcos vovió a la batalla, recuperó la confianza de Pablo, y fue encomendado para escribir el Evangelio del Siervo Infalible.
       Pedro le falló al Señor, a pesar de que prometió ser fiel hasta la muerte. Cualquiera lo daria por perdido argumentando que un pájaro con el ala rota nunca más podria volar tan alto. Pero Dios no lo descartó y Pedro voló a alturas inesperadas.En Pentecostés abrió las puertas del reino a más de tres mil personas. Trabajó incansablemente y sufrió una y otra vez a manos de sus perseguidores. Escribió las dos epístolas que llevan su nombre y finalmente coronó con el martirio una vida gloriosa de servicio.
      Así que cuando se trata del servicio, Dios es el Dios de la segunda oportunidad.No nos desecha cuando ve que fracasamos. Siempre que encuentra un corazón contrito y humillado, se inclina para levantar la cabeza de Su soldado caido.
      Sin embargo, esto no debe tomarse como pretexto para aprovar el pecado o fracaso. La amargura y el remordimiento que resultan de fallarle al Señor son un freno suficiente.
     Tampoco quiere decir que Dios da al pecador no arrepentido una segunda oportunidad después de esta vida. Con la muerte sobreviene un fin terrible y definitivo. Para el hombre que muere en sus pecados la espantosa sentencia es: "En el lugar que el árbol cayere, allí quedará" (Eclesiastes 11:3)

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