miércoles, 3 de abril de 2019

Devociones: "Ochenta años".

"Oh Dios, me enseñaste desde mi juventud, y hasta ahora he manifestado tus maravillas. Aun en la vejez y las canas, oh Dios, no me desampares, hasta que anuncíe....tu potencia a todos los que han de venir".
                                          (Salmo 71:17-18)

      Un golpe de Estado estalló en Jerusalén. El rey David se vio obligado a huir y exiliarse con los que permanecian fieles a él. Barzilai, un hombre anciano, rico y generoso, ayudó al fugitivo dándole provisiones en abundancia 
(2 Samuel 17:27-29). Algún tiempo después del fracaso del golpe de Estado, el rey volvió para retornar su trono. Y para mostrar su agradecimiento a su amigo Barzilai, lo invitó a vivir en la corte.
    Pero este rechazó tal honor: "¿Cuántos años más habrá de vivir, para que yo suba con el rey a Jerusalén? De edad de ochenta años soy este día. ¿Podré distinguir entre lo que es agradable y lo que no lo es? ¿Tomará gusto ahora  tu siervo en lo que como o bebe? " (2 Samuel 19:34-35). Sabía que el final de su vida se acercaba, y que la compañía de David sería mucho más útil e instructiva para alguien más joven. Desinteresado, obraba con amor y generosidad. Le era suficiente haber servido al rey en tiempo oportuno, no necesitaba nada más. Cedió su lugar a alguien más. Cedió su lugar a alguien más joven, para que acompañara a David. Barzilai regresó solo a su casa, prefiriendo permanecer fiel a su rey en sombra, lejos de los honores de la corte.
    Muchos cristianos ancianos, que han consagrados su vida al servicio del Maestro, conservan esta prioridad trasmitir la llama de la fe a los que le siguen, sus hijos, sus nietos, y más ampliamente a todos los jóvenes cristianos. Son felices de pedir al Señor que los guarde junto a él.  

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