sábado, 13 de abril de 2019

Devociones: "La humillación de Jesús".

"(Jesucristo) siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres....se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz".
                                        (Filipenses 2:6-8)

   Jesucristo es el Hijo de Dios. Él es Dios en su esencia eterna, y lo sigue siendo, incluso si vino a la tierra como un niño.
   No alcanzamos a comprender lo que él experimentó haciéndose hombre, sometiéndose a las limitaciones de la vida terrenal. ¿Cómo apreciar lo que esto representaba para él?.
    Él conoció las dificultades de la vida humana, el hambre, el cansancio.....Aunque él mismo era sin pecado, compartió los sufrimientos que el pecado ha provocado en la vida de los hombres. Jamás utilizó sus poderes divinos para escapar a las dificultades de la condición humana.
   Jesucristo se puso voluntariamente en la posición de un siervo, siervo de Dios y de los hombres (Lucas 22:27). Se sometió a Dios, e hizo el bien a todos los que le rodeaban. Cada día, mediante la oración, buscaba la voluntad de Dios y la cumplía perfectamente (salmo 5:3; 109:4).
   Ese camino perfecto terminó cuando Jesús fue crucificado entre dos malhechores. Su muerte en la cruz la suprema prueba de su obediencia, ella magnificó la gloría de Dios su Padre. "Por lo cual Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla....y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloría de Dios Padre" (Filipenses 2:9-11).

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