sábado, 7 de julio de 2018

Devociones: "Porque no ofreceré a Jehová mi Dios....".

"Porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no cuesten nada".
                                          (2 Samuel 24:24)

     Cuando a David se lo indicó que ofreciera holocaustos donde el Señor había detenido la peste. Arana presentó de inmediato un regalo que consistia en terreno, bueyes y leña para el fuego. Pero David insistió en comprar estas cosas. No ofrecería al Señor algo que no le costara.
    Sabemos que llegar a ser cristiano no cuesta nada, pero también debiéramos saber que una vida de discipulado genuino cuesta mucho. La religión que no cuesta nada no vale nada.
    Muy a menudo el grado de nuestro compromiso está determinado por consideraciones de conveniencia, costo y comodidad. Si, iremos a la reunión de oración sino estamos cansados o no tenemos dolor de cabeza. Sí, enseñaremos en la clase bíblica siempre y cuando ésta no interrumpa un fin de semana en la montaña.
    Nos pone nerviosos orar en público, dar un testimonio o predicar el evangelio, por lo tanto, permanecemos en silencio. No tenemos deseos de trabajar predicando entre los marginados y los de clase baja, por temor a los piojos o las moscas. Desechamos cualquier deseo de ir al campo de misión bpor el horror a las viboras o las arañas.
    A menudo ofrendamos solamente propinas en lugar de sacrificios. Ofrendamos lo que nos sobra, a diferencia de aquella viuda que lo dio todo. Nuestra hospitalidad depende del importe de los gastos, las incomodidades y el desorden en nuestras casas a diferencia del ganador de almas que decía que cada alfombra de su casa estaba manchada por el vómito de los borrachos que recibia. La disponibilidad hacía la gente necesitada llega a su fin cuando nos metemos en nuestra cama de agua, a diferencia del pastor que estaba dispuesto a levantarse en cualquier momento para dar asistencia espiritual o material.
     Con mucha frecuencia cuando Cristo nos llama, nos preguntamos; "¿Cómo me beneficia esto? " o "¿Valdrá la pena? " La  pregunta debería ser "¿Es ésta una ofrenda que realmente cuesta? " Bien se ha dicho: "En la vida espiritual es mejor dar que recibir".
     Cuando pensamos en lo que le costó nuestra redención al Salvador, es bien pobre el retroceder ante el coste y sacrificio por Él.  

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