miércoles, 16 de mayo de 2018

Devociones: "El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl".

"El Espíritu de Jehová se apartó de Saúl, y le atormentaba un espíritu malo de parte de Jehová".
                                   (1 Samuel 16:14)

    Hay artículos en la Biblia que parecen decir que Dios hace cosas malas. Por ejemplo, en el tercer año del reinado de Abimelec, rey de Israel "Envió Dios un espíritu de discordia entre Abimelec y los hombres  de Siquem" (Jueces 9:23). En otra ocasión el profeta Micaías le dijo al impío rey de Acab: "he aquí Jehová a puesto espíritu de mentira en la boca de todos tus profetas" (1 Reyes 22:23). Job atribuia  sus pérdidas al Señor cuando dijo: "¿Qué? ¿Recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? " (Job 2:10). Y una vez  en (Isaías 45:7) el Señor mismo dice: "......que formo la luz y creo las tinieblas, que hago la paz y creo la adversidad".
     Sin embargo, sabemos que ya que Dios es Santo, no puede originar el mal ni disculparlo. El Señor no es el causante del pecado, la enfermedad, el sufrimiento o la muerte. Dios es luz, y no hay tinieblas en Él (1 Juan 1:5). Es inconcebible que Él sea el origen de algo que se contrapone a su propia moral.
    Las Escrituras afirman que Satanás es el señor de la enfermedad, el sufrimiento, la tragedia y la destrucción. Las pérdidas que Job sufrió y su intenso dolor fueron la obra del Maligno. Jesús dijo que la mujer encorvada había estado atada por Satanás por 18 años (Lucas 13:16). Pablo se quejaba de un aguijón en su carne y se refería a ella como: "un mensajero de Satanás" (2 Corintios 12:7). Satanás es el culpable de todos los problemas que paadece la humanidad.
    Pero ¿Cómo podemos reconciliar todo esto con aquellos versículos que describen a Dios dando origen al mal? La explicación es simplemente ésta. En la Biblia a menudo se dice que Dios hace algo cuando Él permite que suceda. Esta es la diferencia entre Su voluntad directiva y Su voluntad permisiva. Con frecuencia permite que Su pueblo atraviese experiencias que nunca habría deseado para ellos. Permitió que Israel vagara por el desierto 40 años mientras que Su voluntad directiva, si ésta hubiera sido aceptada, les habría llevado a la Tierra Prometida por una ruta más corta.
    Pero aun permitiendo que los demonios o el hombre hagan el mal, Dios siempre tiene la última palabra. Invalida el mal para Su propia gloria y para bendecir a aquellos que por medio de él son ejercitados. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario